¿Acaso la MUD de ganar importaría menos productos? FALSO: porque el negocio gringo es que nosotros siempre importemos más.
¿Acaso de ganar la MUD ellos producirían más? FALSO: el negocio gringo es que nosotros dependamos cada vez más de ellos.
¿Acaso con la MUD mandando tendríamos menos violencia y más seguridad? FALSO: la madre de la violencia y de la inseguridad es la desigualdad social y ella vendría solamente a incrementarla.
¿Acaso en el pasado estábamos tan bien que por eso tuvo que aparecer Chávez y provocar una rebelión? ¿Acaso los gringos nos ayudaban tanto que por eso tuvimos un Caracazo? ¿Acaso estábamos tan felices que vino Chávez y les ganó quince elecciones a la oposición? ¿Acaso todo antes era tan bello y bueno que sufrimos a dos horribles barraganas, el petróleo llegó a $7 el barril, padecimos un espantoso Viernes Negro, sufrimos aquel espantoso método de RECADI, mataban estudiantes cada semana, teníamos permanentes huelgas de viejitos pidiendo sus pensiones, …? Éramos un país profundamente arruinado y sometidos a los gringos. Nada hicieron a nuestro favor entonces los yanquis para que ahora quieran venir a prometernos el paraíso si gana un arrastrado de la MUD.
Esa fue “edad dorada” de Venezuela sostenida por los gringos durante casi dos siglos, en los que Washington se mantuvo encantado con las formas democráticas de nuestros gobiernos. Un modelo controlado por los consorcios nacionales y multinacionales, con un férreo fascismo en los altos niveles de las fuerzas armadas, de los partidos poderosos, de los organismos policiales y de los medios de comunicación. La estructura del estado que acabó desangrada en manos de los ricos, de Fedecámaras y la putrefacta CTV.
Venezuela llegó a convertirse en una democracia modélica para el continente según el patrón del Tío Sam: Nada hostil a los intereses de EE UU primeramente, nada que le provocase irritaciones al Comando Sur.
Claro, que para Washington ningún país posee ese toque bendito y supremo que lo pueda hacer inmune “al maligno azote de seres diabólicos, terroristas y comunistas”, porque este virus según ellos está incrustado en la sangre de los demoníacos negros, indígenas y pobres. No obstante, pudo mantenerse este virus controlado mediante programas “democráticos y civilizadores” en Venezuela por muchas décadas: entrenando oficiales en La Escuela de Las Américas, educando la élite profesional en sus universidades en la perversidad del capitalismo e imbecilizando con la ilusión de la prosperidad o del sueño americano a través de propaganda, música, películas, el desaforado consumo, y el modelo bestial del egoísmo, de la violencia, del crimen y del robo.
El quiste de la maldición agusanada de Cuba concentrado en Miami, se ha engrosado demencialmente con miles de apátridas venezolanos que busca canjear su progenitura por el bíblico plato de lentejas. Un cóctel de patológicos enemigos de la soberanía de nuestros pueblos latinoamericanos tomó los principales centros mundiales del terrorismo internacional, que según Noam Chomsky, se encuentra en Miami y Nueva York.
Autor:
José Sant Roz
¿Acaso de ganar la MUD ellos producirían más? FALSO: el negocio gringo es que nosotros dependamos cada vez más de ellos.
¿Acaso con la MUD mandando tendríamos menos violencia y más seguridad? FALSO: la madre de la violencia y de la inseguridad es la desigualdad social y ella vendría solamente a incrementarla.
¿Acaso en el pasado estábamos tan bien que por eso tuvo que aparecer Chávez y provocar una rebelión? ¿Acaso los gringos nos ayudaban tanto que por eso tuvimos un Caracazo? ¿Acaso estábamos tan felices que vino Chávez y les ganó quince elecciones a la oposición? ¿Acaso todo antes era tan bello y bueno que sufrimos a dos horribles barraganas, el petróleo llegó a $7 el barril, padecimos un espantoso Viernes Negro, sufrimos aquel espantoso método de RECADI, mataban estudiantes cada semana, teníamos permanentes huelgas de viejitos pidiendo sus pensiones, …? Éramos un país profundamente arruinado y sometidos a los gringos. Nada hicieron a nuestro favor entonces los yanquis para que ahora quieran venir a prometernos el paraíso si gana un arrastrado de la MUD.
Esa fue “edad dorada” de Venezuela sostenida por los gringos durante casi dos siglos, en los que Washington se mantuvo encantado con las formas democráticas de nuestros gobiernos. Un modelo controlado por los consorcios nacionales y multinacionales, con un férreo fascismo en los altos niveles de las fuerzas armadas, de los partidos poderosos, de los organismos policiales y de los medios de comunicación. La estructura del estado que acabó desangrada en manos de los ricos, de Fedecámaras y la putrefacta CTV.
Venezuela llegó a convertirse en una democracia modélica para el continente según el patrón del Tío Sam: Nada hostil a los intereses de EE UU primeramente, nada que le provocase irritaciones al Comando Sur.
Claro, que para Washington ningún país posee ese toque bendito y supremo que lo pueda hacer inmune “al maligno azote de seres diabólicos, terroristas y comunistas”, porque este virus según ellos está incrustado en la sangre de los demoníacos negros, indígenas y pobres. No obstante, pudo mantenerse este virus controlado mediante programas “democráticos y civilizadores” en Venezuela por muchas décadas: entrenando oficiales en La Escuela de Las Américas, educando la élite profesional en sus universidades en la perversidad del capitalismo e imbecilizando con la ilusión de la prosperidad o del sueño americano a través de propaganda, música, películas, el desaforado consumo, y el modelo bestial del egoísmo, de la violencia, del crimen y del robo.
El quiste de la maldición agusanada de Cuba concentrado en Miami, se ha engrosado demencialmente con miles de apátridas venezolanos que busca canjear su progenitura por el bíblico plato de lentejas. Un cóctel de patológicos enemigos de la soberanía de nuestros pueblos latinoamericanos tomó los principales centros mundiales del terrorismo internacional, que según Noam Chomsky, se encuentra en Miami y Nueva York.
Autor:
José Sant Roz
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