miércoles, 11 de mayo de 2016

Insoportable corrupción roja

Carola Chávez

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El joven, ayer guarimbero manos blancas, luego concejal, hoy diputado en La Asamblea Nacional, muchacho sin mayor trayecto, sin tiempo para amasar fortuna, se baja del Audi carísmo que gentilmente le “prestó” una empresa -segurito, por puro altruismo- y sube a un avión, first class y brinca de un continente a otro, todo cinco estrellas, todo estrellas Michelin. Miles y miles de dólares se esfuman de uno no sabe dónde para que el joven diputado, como la sortija, vaya y venga, sin que nadie lo detenga, sin que nadie sepa para qué, sin que alguien en la oposición -algún periodista, alguna señora de esas que vociferan en la panadería- ponga en grito en el cielo. Pero, ¡Ay si fuera un chavista!
(Por cierto, este mes de mayo, mes del trabajador, los trabajadores de la Asamblea Nacional, por primera vez en 17 años, no han cobrado sus salarios porque el dinero se esfumó.)
La pareja de otro joven diputado adeco ofrece a sus amiguis en las redes Cherys bachaqueados a diez veces su precio original. ¡Clic! Un mensajito después, se declara enemiga jurada de “este gobierno de enchufados”. Sus amigos la aplauden y su adorado diputado también. El corrupto es el “enchufado” que le pasa los carros a la impoluta revendedora.
Un señor que acaba de firmar en contra el gobierno, negocia electrodomésticos Haier que consigue con “un contacto que tiene adentro”. Sus amigos co-firmantes, se anotan alegres en el despojo. ¿Adivinen quién es el corrupto?
Dos viejos amigos se reencuentran y uno, al enterarse de que el otro es chavista, le dice: “La única manera de que acepte esa vaina es que me digas que te estás forrando”.
Antiguos amigos que ya no me tratan porque soy chavista, festejan la proeza de otro pana, un furibundo opositor, que sí supo salir de abajo gracias a unos turbios negocios con algún ministerio. “Ese carajo coronó”, comentan deseosos de un cambio que quizá les permita coronar a ellos también.
Y Rosales fueron todos, mientras criticaban el reloj de algún rojo. Mezerhane es un héroe perseguido y los empresarios cadiveros, “el aparato productivo del país”.
Y es que la corrupción parece ser insoportable, siempre que el corrupto no sea uno de ellos.
Y no niego que haya despreciables corruptos vestidos de rojo, pero ¿Alguien vio una marcha chavista corear “Con mi gorgojo no te metas”?

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