Maryclen Stelling.
El día a día, la lucha por la sobrevivencia y la propia convivencia, se
expresa en un deterioro del cuerpo social, drásticamente mutilado y
desprovisto de una serie de dimensiones humanas – la capacidad de soñar,
de jugar, de imaginar, de fantasear, de crear y de vibrar. Se exacerba
la exclusión del otro causante del mal y se impone una estrategia de
asepsia social en manos de un cuerpo de higienistas encargado de "la
limpieza", la descontaminación y de la revancha en todas sus
expresiones. Impera el temor generalizado, la indiferencia social y la
desconfianza al otro, a la autoridad, normas y la ley…
"El individuo anómico... vive en la delgada frontera de la sensación entre ningún futuro y ningún pasado".
Convertidos en una sociedad anómica profundamente fragmentada e incapacitada para asumir responsabilidad por los actos cometidos, se añora una figura fuerte -"una autoridad"- que convoque, que haga vibrar, soñar y recupere el sentido de pertenencia y de arraigo.
Una serie de conductas observables configuran un conjunto social anómico donde impera el irrespeto a las normas como norma de vida que desdibuja las fronteras entre legalidad e ilegalidad. El uso y abuso de los espacios públicos y la evasión de las responsabilidades públicas; la baja eficiencia y productividad, la corrupción e impunidad. El factor anómico se expresa en el tránsito ("anomia en ruedas"), el bachaqueo y en el "como vayan viniendo, vamos viendo"; en la falta de mantenimiento y la cultura del rescate en tanto comportamiento "normal" y festejado. La actual coyuntura ha exacerbado el individualismo en la interpretación de las norma de acuerdo a los intereses propios: funciona para mí.
La radicalización post 6-D entre gobierno y oposición y el choque de poderes, ha dado pie a otro tipo de ilegalidad, que impulsa a los bandos políticos a desconocer "la legitimidad de la autoridad" que dictan las normas en cuestión. Irrumpe la "anomia boba". Suerte de "ilegalidad boba" en la que la no observancia la norma en uno de los dos bandos políticos en conflicto, parece beneficiarle, pero resulta perjudicial para la sociedad en su totalidad.
Entre la hiperanomia y la anomia boba, ¿Cómo se recoge el agua derramada?
"El individuo anómico... vive en la delgada frontera de la sensación entre ningún futuro y ningún pasado".
Convertidos en una sociedad anómica profundamente fragmentada e incapacitada para asumir responsabilidad por los actos cometidos, se añora una figura fuerte -"una autoridad"- que convoque, que haga vibrar, soñar y recupere el sentido de pertenencia y de arraigo.
Una serie de conductas observables configuran un conjunto social anómico donde impera el irrespeto a las normas como norma de vida que desdibuja las fronteras entre legalidad e ilegalidad. El uso y abuso de los espacios públicos y la evasión de las responsabilidades públicas; la baja eficiencia y productividad, la corrupción e impunidad. El factor anómico se expresa en el tránsito ("anomia en ruedas"), el bachaqueo y en el "como vayan viniendo, vamos viendo"; en la falta de mantenimiento y la cultura del rescate en tanto comportamiento "normal" y festejado. La actual coyuntura ha exacerbado el individualismo en la interpretación de las norma de acuerdo a los intereses propios: funciona para mí.
La radicalización post 6-D entre gobierno y oposición y el choque de poderes, ha dado pie a otro tipo de ilegalidad, que impulsa a los bandos políticos a desconocer "la legitimidad de la autoridad" que dictan las normas en cuestión. Irrumpe la "anomia boba". Suerte de "ilegalidad boba" en la que la no observancia la norma en uno de los dos bandos políticos en conflicto, parece beneficiarle, pero resulta perjudicial para la sociedad en su totalidad.
Entre la hiperanomia y la anomia boba, ¿Cómo se recoge el agua derramada?
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