Carmen Cecilia Lara
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La lucha de clases será conducida por la clase obrera de una manera
consciente no para sacar a Maduro sino para cumplir objetivos de clase,
recuperar definitivamente las EPS de la gerencia corrupta y burocrática
con la autogestión obrera, enfrentar los planes de las trasnacionales,
no sólo con fines reivindicativos, sino en defensa de la producción
nacional, el ambiente y la soberanía. Así como contrarrestar la acción
bachaquera de gerentes corruptos de la empresa privada y pública.
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Cada quien asumirá su responsabilidad, fortaleciendo la organización del
pueblo y la clase obrera para seguir profundizando la revolución. Ya no
se buscará como solución a los males del país eso de "quítate tú para
ponerme yo", esos cambios de gobierno que tanto gustan al imperio por
aquello de revolución pero no tanto. Sino que se buscará transformar
desde adentro las instituciones y las empresas para que sean sus
trabajadores quienes las dirijan y realicen los cambios que hayan que
hacerse en ellas.
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Confinaremos a los opositores a la Asamblea Nacional para que en una
especie de Plaza Altamira se cocinen en su propia salsa y sigan con su
agenda de creerse Poder Ejecutivo sin serlo, de usurpar los demás
poderes y de pretender robarle al pueblo sus logros, sin alcanzarlo.
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La Fuerza Armada continuará al lado del pueblo, depurándose,
incorporándose a los planes de hacer a Venezuela un país productivo,
socialista, soberano, conociendo su verdadera función que muy bien
nuestro Chávez les mostró en el Plan de la Patria.
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Cada quien se tragará sus aspiraciones personales, las metabolizaría
para entender que separados no somos nada. El pueblo asumirá cada vez
más su protagonismo a pesar de quienes en el PSUV y en el gobierno aún
no entienden que esta debe ser la prioridad de nuestra revolución.
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Ahora ya no será ni un Por Ahora, ni un Mientras Tanto sino un Para
Siempre, en el sentido que Nicolás Maduro, con todos sus defectos y
contradicciones, y teniendo que responder al pueblo sus demandas no sólo
económicas y sociales, sino políticas y de participación protagónica,
continuará hasta el 2019 dirigiendo las transformaciones planteadas.
Nuestro Precursor Francisco de Miranda descansará en paz.
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Bolivia, Ecuador, Nicaragua, El Salvador y demás pueblos en lucha
seguirán el ejemplo que Caracas dio y continuarán con sus procesos de
cambios sociales, políticos, económicos, culturales con una mayor
participación protagónica del pueblo.
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Los caimanes tendrán que coger pal río pues nuestro pueblo se empoderará
aún más para exigirle al poder ejecutivo, legislativo, judicial y moral
que cumplan con el Plan de la Patria y la Constitución de 1999.
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A dónde llegará nuestra moneda nacional, las colas, el bachaqueo, no se
sabe. Dependiendo de la correlación del fuerzas que logremos en esta
lucha por recuperar el rumbo de la Revolución Bolivariana y nuestra
mayoría en la Asamblea Nacional. Pero lo que sí es seguro que el pueblo,
a través de sus organizaciones, tendrá más canales para proponer y
actuar que de ganar la derecha con la salida de Maduro.
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La Fuerza Armada, el Sebin, el CICPC, el Sundde seguirá saneándose desde
adentro y encontrando con eficacia no sólo las madrigueras del
acaparamiento, controlando la especulación, sino dándole jaque mate a
las cabezas de este saqueo nacional desatado, no importa dónde estén.
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La sabiduría que todos llevamos dentro iluminará la conciencia de
nuestro gentilicio y los venezolanos definitivamente aprenderemos que
los cambios se logran yendo de lo interno a lo externo. Entonces cada
quien junto a un colectivo acometerá la tarea que le fue encomendada,
asumiendo su responsabilidad y superando la tentación de siempre buscar
el culpable en el otro y no vernos en ese espejo. Ejercer la autocrítica
para cambiar nosotros y contribuir a transformar la realidad que nos
rodea.
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Bolívar y Chávez no habrán arado en el mar. Tampoco Fidel, ni Martí, ni
Marx, ni Engels, ni Lenin. Ninguno de nuestros mártires. Ya no habrán
arquetipos para admirar, sino hombres y mujeres, jóvenes y niños,
ancianos de carne y hueso que saben sembrar y recoger su cosecha.
Venezuela entonces se prepara para cumplir su misión y se logrará el
cambio verdadero. La gloria de antaño se reencontrará con nosotros.
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