Juan Martorano
"El velo se ha rasgado, hemos visto la luz y se nos quiere
volver a las tiniebla; se han roto las cadenas, hemos sido libres y
nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos" Simón Bolívar, Carta de Jamaica 06 de septiembre de 1815.
Para el momento que esto escribo, muchos disfrutarán del asueto de la Semana Mayor y de un merecido descanso. Tal vez muchos no leerán este artículo, pero pretendo dejarlo como un testimonio para la posteridad a quienes puedan interesar.
Lo escribo en medio del dolor, la rabia y la ternura, como el que está de duelo ante la pérdida de un ser amado. Estas letras no vienen a ser un frío análisis de coyuntura, sino abrir mi corazón a varios compañeros y compañeras y a un pueblo todo, que pese a todos los amores y a todos los dolores, sigue habiendo esperanza.
Se trata de que sigue habiendo muchas razones sagradas para dar la lucha, para no renunciar, para no claudicar. Debemos seguir adelante, pase lo que pase y cueste lo que cueste, porque Chávez sigue con nosotros siempre, vive con y en nosotros, lucha en y con nosotros y sigue venciendo con y en nosotros para seguir haciendo realidad el sueño del socialismo y la Revolución Bolivariana. Algunos seguimos creyendo en la utopía.
Ayer, en medio de algunas cuitas que me embargaban, pude encontrarme con un hermano de clase, de combate y de caminos, que en lo que lea estas líneas sabrá a quien me refiero. Fueron 4 horas de una conversación muy amena, franca, fluida. Fue una conversa de compromisos, fue una conversa de encuentro, fue una conversa que más que hablar de lo político, fue un encuentro de los rostros, de los corazones y de las almas y de sellar un pacto de hermandad indisoluble.
En estos momentos en que densos nubarrones amenazan la estabilidad de la Patria, la principal amenaza no son los bachaqueros, la Guerra Económica, la criminalidad o los paramilitares. No señor, estamos bien equivocados si pensamos que ellos son causa, cuando en realidad ellos son la consecuencia de males que yacen en el espíritu humano: del individualismo, de la filosofía del "sálvese quien pueda"; del egoísmo, de la pérdida de los valores: de la solidaridad, de la transparencia del espíritu, de la bondad, de la capacidad de ponerse en el lugar del otro o de la otra, de que vas a la calle y la gente te mira como si quisiera matarte; en el perjuicio, descalificación y maltrato de algunos individuos hacia nuestras hermosas mujeres . En fin, el mundo está verdaderamente amenazado y solo el amor es el que lo podrá salvar.
Hoy en día, en el mundo, le decía a este hermano, hay tres grandes potencias: China, por su gran poderío económico y financiero; Rusia, por su gran poderío militar, y la tercera más importante, Venezuela, porque a pesar de no tener el poderío económico y financiero de los chinos, ni la superioridad tecnológica y militar de los rusos, aunque si nos lo aportan esos países, Venezuela lidera una gran Revolución espiritual, que los poderosos del mundo buscan aplastar y aniquilar con la desmoralización, la desmovilización y con la oscuridad del espíritu. Hasta ahora no han podido, porque los ideales son inmortales, y por ende, eso es lo que nos hace invencibles si creemos que esto es posible.
Y es por ello, luego de estas consideraciones que hago a manera de introducción, me expreso ante este pueblo, y quiero transmitir este mensaje, escrito de mi mano pero guiado por razones y fuerzas tan poderosas que no son explicables desde el punto de vista humano. Ya lo he expresado, una Revolución espiritual guiada por ideales que nos hacen invencibles.
Creo en nuestro cantor del pueblo, Alí Primera, quien sigue empujando esta lucha, sigue instando a esa canción necesaria con contenido, que sigue llamando a la gente de su tierra a seguir librando batallas, creo en ese Alí Primera quien al ver gente sin ropa no dudaba en quitarse la que tenia puesta y ayudar al otro o a la otra. Creo en su ejemplo, creo en su canción que ahora es más necesaria en estos tiempos de borrasca y tempestades.
Creo en el ser humano, creo en los compañeros que dieron su vida por esto. Creo en los compañeros que le cantaron hace poco a Don Pío Alvarado, en la lucha de nuestros cantores y nuestras cantoras. Creo profundamente en Dios, pero no en el dios de las iglesias ni de los templos, sino el que es carne y sangre, verbo y no sustantivo, y no el de las imágenes.
Creo en Alcedo Mora, en su lucha, creo en la lucha cuando se hace con la verdad, con la justicia, con dignidad.
Creo profundamente en el pueblo, más allá de los partidos políticos o las siglas.
Sin duda que hay compañeros confundidos y compañeras confundidas y a veces sin darnos cuenta lo que hacemos es atacarlos. Creo que diferencias de enfoque o de criterios puede haber entre nosotros, pero lo que si creo que no puede haber es la pérdida del respeto del otro o de la otra.
Creo que debemos estar en capacidad de ponernos en el lugar del otro y de la otra. Que los dirigentes acompañen las luchas populares y sean los primeros en cumplir con las tareas y no dirigir desde la comodidad de la oficina y del aire acondicionado y alejados del pueblo que sufre y espera. Cuando hay incoherencias, es cuando algunos hablamos, y a algunos no les gusta escuchar el mensaje.
Sin embargo, creo en la Revolución Socialista, Comunista, roja, de inclusión y con una llama profundamente bolivariana y chavista.
Creo en la capacidad de nuestros jóvenes, de los carajitos y carajitas. Creo que en estas luchas debemos involucrar a todos y a todas los y las que ya pasaron por esta tierra. Por los y las que ya se fueron sin ver esta Patria materializada, pero que gracias a ellos y a ellas tenemos la fortuna de llamarnos venezolanos y venezolanas, bolivarianos y bolivarianas, aliprimeristas y pos siempre chavistas.
Creo en los poderes creadores del pueblo y creo que saldremos triunfante de estas difíciles circunstancias.
"Pase lo que pase siempre resultarás victorioso" Hugo Chávez 05 de julio de 1999 en el Congreso.
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
Para el momento que esto escribo, muchos disfrutarán del asueto de la Semana Mayor y de un merecido descanso. Tal vez muchos no leerán este artículo, pero pretendo dejarlo como un testimonio para la posteridad a quienes puedan interesar.
Lo escribo en medio del dolor, la rabia y la ternura, como el que está de duelo ante la pérdida de un ser amado. Estas letras no vienen a ser un frío análisis de coyuntura, sino abrir mi corazón a varios compañeros y compañeras y a un pueblo todo, que pese a todos los amores y a todos los dolores, sigue habiendo esperanza.
Se trata de que sigue habiendo muchas razones sagradas para dar la lucha, para no renunciar, para no claudicar. Debemos seguir adelante, pase lo que pase y cueste lo que cueste, porque Chávez sigue con nosotros siempre, vive con y en nosotros, lucha en y con nosotros y sigue venciendo con y en nosotros para seguir haciendo realidad el sueño del socialismo y la Revolución Bolivariana. Algunos seguimos creyendo en la utopía.
Ayer, en medio de algunas cuitas que me embargaban, pude encontrarme con un hermano de clase, de combate y de caminos, que en lo que lea estas líneas sabrá a quien me refiero. Fueron 4 horas de una conversación muy amena, franca, fluida. Fue una conversa de compromisos, fue una conversa de encuentro, fue una conversa que más que hablar de lo político, fue un encuentro de los rostros, de los corazones y de las almas y de sellar un pacto de hermandad indisoluble.
En estos momentos en que densos nubarrones amenazan la estabilidad de la Patria, la principal amenaza no son los bachaqueros, la Guerra Económica, la criminalidad o los paramilitares. No señor, estamos bien equivocados si pensamos que ellos son causa, cuando en realidad ellos son la consecuencia de males que yacen en el espíritu humano: del individualismo, de la filosofía del "sálvese quien pueda"; del egoísmo, de la pérdida de los valores: de la solidaridad, de la transparencia del espíritu, de la bondad, de la capacidad de ponerse en el lugar del otro o de la otra, de que vas a la calle y la gente te mira como si quisiera matarte; en el perjuicio, descalificación y maltrato de algunos individuos hacia nuestras hermosas mujeres . En fin, el mundo está verdaderamente amenazado y solo el amor es el que lo podrá salvar.
Hoy en día, en el mundo, le decía a este hermano, hay tres grandes potencias: China, por su gran poderío económico y financiero; Rusia, por su gran poderío militar, y la tercera más importante, Venezuela, porque a pesar de no tener el poderío económico y financiero de los chinos, ni la superioridad tecnológica y militar de los rusos, aunque si nos lo aportan esos países, Venezuela lidera una gran Revolución espiritual, que los poderosos del mundo buscan aplastar y aniquilar con la desmoralización, la desmovilización y con la oscuridad del espíritu. Hasta ahora no han podido, porque los ideales son inmortales, y por ende, eso es lo que nos hace invencibles si creemos que esto es posible.
Y es por ello, luego de estas consideraciones que hago a manera de introducción, me expreso ante este pueblo, y quiero transmitir este mensaje, escrito de mi mano pero guiado por razones y fuerzas tan poderosas que no son explicables desde el punto de vista humano. Ya lo he expresado, una Revolución espiritual guiada por ideales que nos hacen invencibles.
Creo en nuestro cantor del pueblo, Alí Primera, quien sigue empujando esta lucha, sigue instando a esa canción necesaria con contenido, que sigue llamando a la gente de su tierra a seguir librando batallas, creo en ese Alí Primera quien al ver gente sin ropa no dudaba en quitarse la que tenia puesta y ayudar al otro o a la otra. Creo en su ejemplo, creo en su canción que ahora es más necesaria en estos tiempos de borrasca y tempestades.
Creo en el ser humano, creo en los compañeros que dieron su vida por esto. Creo en los compañeros que le cantaron hace poco a Don Pío Alvarado, en la lucha de nuestros cantores y nuestras cantoras. Creo profundamente en Dios, pero no en el dios de las iglesias ni de los templos, sino el que es carne y sangre, verbo y no sustantivo, y no el de las imágenes.
Creo en Alcedo Mora, en su lucha, creo en la lucha cuando se hace con la verdad, con la justicia, con dignidad.
Creo profundamente en el pueblo, más allá de los partidos políticos o las siglas.
Sin duda que hay compañeros confundidos y compañeras confundidas y a veces sin darnos cuenta lo que hacemos es atacarlos. Creo que diferencias de enfoque o de criterios puede haber entre nosotros, pero lo que si creo que no puede haber es la pérdida del respeto del otro o de la otra.
Creo que debemos estar en capacidad de ponernos en el lugar del otro y de la otra. Que los dirigentes acompañen las luchas populares y sean los primeros en cumplir con las tareas y no dirigir desde la comodidad de la oficina y del aire acondicionado y alejados del pueblo que sufre y espera. Cuando hay incoherencias, es cuando algunos hablamos, y a algunos no les gusta escuchar el mensaje.
Sin embargo, creo en la Revolución Socialista, Comunista, roja, de inclusión y con una llama profundamente bolivariana y chavista.
Creo en la capacidad de nuestros jóvenes, de los carajitos y carajitas. Creo que en estas luchas debemos involucrar a todos y a todas los y las que ya pasaron por esta tierra. Por los y las que ya se fueron sin ver esta Patria materializada, pero que gracias a ellos y a ellas tenemos la fortuna de llamarnos venezolanos y venezolanas, bolivarianos y bolivarianas, aliprimeristas y pos siempre chavistas.
Creo en los poderes creadores del pueblo y creo que saldremos triunfante de estas difíciles circunstancias.
"Pase lo que pase siempre resultarás victorioso" Hugo Chávez 05 de julio de 1999 en el Congreso.
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
Abogado, Activista por los Derechos Humanos, Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas (RENTSOC).
jmartoranoster@gmail.com @juanmartorano
jmartoranoster@gmail.com @juanmartorano
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