Mariadela Villanueva
Julio Borges es cómplice de Maduro - No se imaginan cuantos venezolanos
están presos en China por ladrones– Los comunistas están acabando con el
mundo - Panamá vale la pena, el que va para allá se hace rico. - Los
chavistas esconden los alimentos para que uno se desespere y se vaya –
Le estamos pidiendo a Colombia agua, luz y alimentos - Son tan brutos
que creen que van a recoger más impuestos, será que no saben que el
petróleo bajó - ¿Crisis en España? otra mentira del gobierno…
Estos y comentarios menos "gentiles" escuchados al azar ilustran la falta de sindéresis (diría mi abuela) de ciudadanos comunes y corrientes decididos a cambiar a Venezuela. Ciudadanos imbuidos de antichavismo y de la superficialidad propia de la cultura basura globalizada por las industrias de la comunicación y del entretenimiento al servicio del capitalismo corporativo global.
Industrias que invaden los hogares venezolanos a través de la TV por cable, utilizando programas de "acción", concursos, espectáculos en vivo, noticieros y documentales como armas de embobamiento masivo. Los primeros, basados en la confrontación del bien y mal, naturalizan la violencia e inculcan todo tipo de sentimientos negativos hacia los "otros", incluyéndonos a nosotros mismos: los hispanos. Los espectáculos en vivo y los concursos banalizan los temas que tratan, ridiculizan a quienes participan y avivan, según el caso, el morbo o el espíritu de competencia entre los espectadores. Los noticieros y documentales, más peligrosos por la supuesta objetividad y credibilidad de productores y presentadores, sirven para manipular sutilmente las consciencias individuales y en el inconsciente colectivo.
Ejemplo de esto último: el programa La Humanidad Descifrada, dedicado al aporte de las máquinas a la "civilización" donde el narrador, al referirse a las protestas de los Ludistas en Inglaterra contra el uso de los telares, indica así no más de pasadita que "movimientos anti capitalistas surgen de vez en cuando pero siempre gana la modernidad y el progreso".
Ante la imposibilidad de aislarnos del mundo o de darle a corto plazo un vuelco total a todas nuestras actividades formativas, propongo dos vías para enfrentar de inmediato este incesante bombardeo ideológico: una coercitiva y una participativa. La primera: revisar la programación de las cableras y exigir al menos el retiro de programas soeces, discriminatorios y degradantes. La segunda, promover foros semanales en comunidades, centros educativos y plazas públicas para aprender a descubrir entre todos los mensajes que encierran series, películas, documentales, vídeos, cuñas, etc.
A ver si así se le abren, aunque sea un poco los ojos a los pelabolas amigos del "cambio", inconscientes del daño que le están haciendo a Venezuela y por ende, a ellos mismos.
Estos y comentarios menos "gentiles" escuchados al azar ilustran la falta de sindéresis (diría mi abuela) de ciudadanos comunes y corrientes decididos a cambiar a Venezuela. Ciudadanos imbuidos de antichavismo y de la superficialidad propia de la cultura basura globalizada por las industrias de la comunicación y del entretenimiento al servicio del capitalismo corporativo global.
Industrias que invaden los hogares venezolanos a través de la TV por cable, utilizando programas de "acción", concursos, espectáculos en vivo, noticieros y documentales como armas de embobamiento masivo. Los primeros, basados en la confrontación del bien y mal, naturalizan la violencia e inculcan todo tipo de sentimientos negativos hacia los "otros", incluyéndonos a nosotros mismos: los hispanos. Los espectáculos en vivo y los concursos banalizan los temas que tratan, ridiculizan a quienes participan y avivan, según el caso, el morbo o el espíritu de competencia entre los espectadores. Los noticieros y documentales, más peligrosos por la supuesta objetividad y credibilidad de productores y presentadores, sirven para manipular sutilmente las consciencias individuales y en el inconsciente colectivo.
Ejemplo de esto último: el programa La Humanidad Descifrada, dedicado al aporte de las máquinas a la "civilización" donde el narrador, al referirse a las protestas de los Ludistas en Inglaterra contra el uso de los telares, indica así no más de pasadita que "movimientos anti capitalistas surgen de vez en cuando pero siempre gana la modernidad y el progreso".
Ante la imposibilidad de aislarnos del mundo o de darle a corto plazo un vuelco total a todas nuestras actividades formativas, propongo dos vías para enfrentar de inmediato este incesante bombardeo ideológico: una coercitiva y una participativa. La primera: revisar la programación de las cableras y exigir al menos el retiro de programas soeces, discriminatorios y degradantes. La segunda, promover foros semanales en comunidades, centros educativos y plazas públicas para aprender a descubrir entre todos los mensajes que encierran series, películas, documentales, vídeos, cuñas, etc.
A ver si así se le abren, aunque sea un poco los ojos a los pelabolas amigos del "cambio", inconscientes del daño que le están haciendo a Venezuela y por ende, a ellos mismos.
Analista y comunicadora. Socialista y chavista. Firme creyente del poder popular
mariadelav@gmail.com @mariadvillanuev
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