jueves, 10 de marzo de 2016

Mi amigo Chávez.

José Vicente Rangel
José Vicente Rangel
El Espejo
1.- Lo conocí en el Teatro de la Academia Militar el año 1973, cuando con Anita visitábamos a nuestro hijo, para la fecha cadete del primer año, cuyo jefe de pelotón era el Brigadier del tercer año, Hugo Chávez Frías, quien solía acercarse a nosotros para conversar y hacer preguntas sobre la situación del país. Cuando Pepe fue expulsado de la Academia porque, supuestamente, era un golpista en potencia, le perdí el rastro. Luego volví a saber de él en la madrugada del 4 de febrero de 1992. El cineasta Carlos Azpúrua me llamó por teléfono a casa para decirme que había una “plomazón” en los alrededores de La Casona y por la tarde vi su imagen -ya cautivo- en la televisión dirigiéndose al país en un lacónico e impactante mensaje de rendición en el que asumía plenamente su responsabilidad en el levantamiento de la joven oficialidad del Ejército.
2.- Estando preso en la cárcel de Yare, lo entrevisté dos veces rompiendo las medidas de seguridad. Los programas fueron censurados y el gobierno abrió una averiguación ante la justicia militar. En esas entrevistas definió su proyecto como patriótico y revolucionario, inspirado en el ideario de Simón Bolivar, y anunció su decisión de continuar la lucha una vez que saliera en libertad. Cuando esta se produjo, un periodista le preguntó, en medio de la multitud que lo acompañaba en el paseo Los Próceres, a dónde se dirigía y le respondió de manera tajante: “¡A tomar el poder!”.
3.- Mi relación con él siempre fue cordial, con rasgos de calidez humana. Me hizo la distinción de designarme canciller de la Republica, ministro de Defensa y vicepresidente ejecutivo. Diferimos y coincidimos muchas veces. Nuestra amistad se fundamentó en una lealtad que resumía la crítica y la autocrítica. Ese era Hugo Chávez, mi amigo, de cuya muerte se cumplieron el sábado pasado tres años. Poseía una pasmosa intuición política. Un coraje ilimitado. Una inmensa voluntad de trabajo. Y sabía combinar, magistralmente, idealismo y pragmatismo. Estuve muy cerca de él en situaciones extremadamente difíciles que supo resolver con audacia temeraria y calculado sentido de la realidad.
4.- Su capacidad para comunicar no tiene precedentes en Venezuela. Su palabra se alimentaba de lecturas, vivencias populares y capacidad para traducir en lenguaje llano los temas más complejos. Sabía cómo llegarle al pueblo con la verdad por delante y la transparencia de sus planteamientos. Su identificación con el común no tenía parangón. Lo entrevisté para la televisión, a lo largo de 20 años, en 17 oportunidades, en momentos de agudas tensiones, y en esos diálogos destaca la coherencia de su pensamiento, la continuidad de su accionar político y la lealtad a los principios. En una de esas entrevistas, en los jardines del Palacio de Miraflores, con el Cuartel de la Montaña al fondo, donde estuvo su puesto de mando el 4 de febrero y ahora descansan sus restos -rodeados del fervor popular-, me dijo: “Todas las mañanas tomo el primer café del día y reflexiono mirando el Cuartel de la Montaña”. Y agregó: “Siempre se debe tener una referencia constante, que lo ate a un compromiso superior, en la que converjan pasado y presente, para saber si realmente uno es consecuente con lo que promete”.
5.- Su imagen crece día tras día. No como culto, sino como sincera devoción por alguien que se entregó sin descanso a la tarea de redimir a un pueblo. Pasa el tiempo y él sigue viviendo en el corazón de millones de compatriotas. No es mito: es una corriente vital que emana de lo profundo de la nación. Chávez es multitud. Es presencia cotidiana, y no simple recuerdo. Los carroñeros de la política que se esforzaron por destruirlo en vida, persisten en su empeño y tratan, inútilmente, de acabar con su memoria. A tres años de su partida está más presente y activo que nunca. ¡Chávez siempre!
Laberinto
¿Cuál es la fórmula mágica para sacar a Nicolás Maduro de Miraflores? En los laboratorios de la MUD en Venezuela y en los de Washington y la Unión Europea, se especula con varias. Pero la única que se ajusta a lo establecido en la Constitución Bolivariana -y se adopte sin objeciones- es el referéndum revocatorio. Las demás son puro fuego fatuo. Especulaciones que no soportan un análisis serio. Ejemplo, la enmienda, la Constituyente, la renuncia, el abandono del cargo. La pregunta que se hace la gente es: ¿por qué si el revocatorio reúne las condiciones la MUD no se acuerda en torno a esa figura? Si el aspecto relativo a su pertinencia, y con base en la elección del 6-D, existen los votos, ¿qué provoca vacilaciones? Sin duda que el problema estriba en que la dirección opositora no tiene la seguridad de cumplir con el procedimiento pautado en la Constitución y, sobre todo, de contar con el caudal de votos necesario para revocar el mandato…
Finalmente, ¿qué hará el cogollo de la MUD? El tiempo corre y no hay claridad al respecto. Por el contrario, la tendencia es que con cada día que pase se enrede más el papagayo, ya que las otras propuestas son vulnerables…
Al mismo tiempo, el mar de confusión, contradicciones y aspiraciones en que navegan los altos mandos de la MUD paraliza la toma de una decisión. Cada sector se ha embanderado con una propuesta, que en resumidas cuentas no es otra cosa que la expresión de ambiciones personales. La candidatura que toma cuerpo internamente, debido al cálculo que se hace en ese medio de que fatalmente, por cualquier vía -constitucional o extraconstitucional- Maduro saldrá de la Presidencia. Hay varios aspirantes anotados que no dan puntada sin dedal: Ramos Allup, Capriles Radonski, Leopoldo López, Henry Falcón, Julio Borges, entre otros…
Pero la fórmula con mayor opción, la que cuenta con más adeptos (abiertos o emboscados), es el golpe, blando o duro. La modalidad -tal es el grado de desesperación por salir de Maduro- no importa. Puede ser un movimiento de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, hipótesis de imposible realización en el actual contexto, pero que manejan como estímulo para sembrar esperanzas en el éxito; o la combinación que sugieren algunos ilusos: el estallido popular en las calles por la situación económica, con apoyo de alguna unidad militar. Todo es posible en la viña del Señor…
Pero como siempre pasa con este tema, se deslizan llamados subversivos, se habla sobre la urgencia de derrocar al Presidente, pero nadie asume responsabilidades y a la hora de la verdad todo se niega o se recurre al discurso convencional de respeto a las instituciones: que la salida será “cívica, pacífica, democrática y constitucional”…
Los pasos que está dando el gobierno en el desarrollo del plan de los distintos motorespara la reactivación económica, son positivos y han impactado a la opinión pública: petróleo, minería, pesca, agricultura y otros. Revela que el gobierno agarró el toro por los cachos y salió del inmovilismo y el burocratismo. Falta ver el resultado en los estantes de los mercados de los alimentos, las medicinas y artículos de primera necesidad. Mientras eso no ocurra, el malestar seguirá presente en la población…
El titular del El País de Madrid, al día siguiente de la visita del derechista presidente argentino Mauricio Macri al Papa, es elocuente: “El Papa recibe a Macri solo 22 minutos y con gesto frío” (la foto de ambos personajes es patética)…
Santiago Uribe, hermano del ex presidente Álvaro Uribe, está preso por el asesinato de campesinos, concierto para delinquir y creador de grupos paramilitares, pero ya el uribismo -al igual que aquí- dice que es preso político.

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