“Estamos en la mira del sicariato jurídico y
armado. Nuestras vidas penden de un hilo”. Suenan dramáticas y
premonitorias las palabras pronunciadas por Berta Cáceres en esta
entrevista para el Manifesto. Berta, feminista y coordinadora del
Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras
(Copinh), que ha contribuido a fundar en 1993, ha sido asesinada el
miércoles 02 de marzo por dos hombres armados. En esta conversación
emerge el entorno de un delito anunciado. Un crimen de estado.
Cuál es la actividad del Copinh?
La nuestra organización es indígena, de lucha
territorial que busca construir un proceso de emancipación forjado a
desmontar las múltiples formas de la dominación: el capitalismo, el
patriarcado, el racismo. Después del golpe contra Zelaya, hemos tenido
que afrontar grandes riesgos y dificultades, hemos perdido muchas vidas,
pero de todas las desgracias que han golpeado y que golpean al pueblo
hondureño hemos sacado diversas lecciones y tratado de obtener fuerza.
Hoy nos sentimos diversos y diversas, más unidos y organizados, capaces
de mayor articulación. Hemos capitalizado el trabajo de más de 21 años.
Hoy el Copinh reagrupa 200 comunidades Lenca, poblaciones nativas que
están organizando la resistencia por la defensa de sus territorios
ancestrales.
Somos un enclave del Colonialismo
Somos un enclave del colonialismo desde hace 500
años y la situación empeora siempre más. Somos víctimas de un modelo
energético totalmente depredador, que pisotea los derechos colectivos y
viola constantemente los derechos humanos. El 30% del territorio, en
Honduras, ha sido entregado a las multinacionales mineras o
hidroeléctricas. Son más de 300 empresas ilegales, que prosperan en la
corrupción imperante y sin el consentimiento de las poblaciones. La
conflictividad es alta. En Honduras está la más grande base militar
gringa de la región, y la militarización ha crecido todavía después del
golpe de estado del 2009: sobre todo en la región mosquipa, una zona
inmensamente rica de Honduras, territorio que comprende cuatro pueblos
originarios. Un lugar que custodia muchas riquezas hídricas, petróleo y
de biodiversidad. Nos han dicho que en Honduras no hay petróleo, pero sí
hay. Y por esto ha sido entregada en concesión gran parte de la
plataforma marítima y territorial de la mosquipa a la transnacional
British Gas Group.
La ley de pesca y acuicultura permitirá además la
concesión del mar a las grandes empresas. Honduras es un caso de escuela
en cuanto a concesión de la soberanía a las multinacionales y a las
bases militares gringas. Y se ha entregado el país a un fenómeno inédito
hasta hace pocos años y poco conocido: el de las Zonas Especiales de
Desarrollo Económico: Zonas francas, un especie de ciudad modelo para el
capitalismo. Un megaproyecto decidido por decreto legislativo y
ejecutivo no obstante la fuerte oposición en el territorio y a un nivel
jurídico. Pero también el poder jurídico ha cedido, dando vida a un
proceso de transnacionalización único en su género, que implica el
gobierno autónomo y sin control de estas zonas que también se encuentran
dentro del país.
El capitalismo tiene la desfachatez de llamarla
“autonomía de la ciudad libertaria”: en verdad un estado en el estado en
el que rige la tercerización de la justicia, un ejército casi privado,
leyes propias para reprimir la inmigración, a la explotación del trabajo
sin derechos. Por esto se roban los territorios. Hay 12 de estas
“ciudades modelos”, de carácter minero energético. Una gran inversión
financiera y un paraíso fiscal para lavar el dinero sucio del
narcotráfico. En estos últimos tiempos asistimos a una ola de violencia
sin precedentes: una violencia estructural, planificada para sembrar el
terror y militarizar la sociedad. Honduras tiene el más alto índice de
homicidios en el mundo, 89 cada 100.000 habitantes, más que en los
países donde hay conflictos armados. Una carnicería humana sobretodo de
jóvenes. A causa del hambre y de la miseria, se van del país
aproximadamente 60.000 personas al año. Las políticas migratorias son
inhumanas, sobre todo para las mujeres que emprenden viajes de la muerte
o hacia un destino de discriminación y violencia.
Los movimientos sociales e indígenas se han
organizado tambien como el partido libre, que cosa a cambiado después
de las últimas elecciones?
Haber constituido un partido de izquierda es sin duda
positivo, Libre ha llevado al Congreso 30 diputados, a pesar de los
fraudes y de las violencias que hemos sufrido. Sin embargo, esto ha
quitado energía a la resistencia en los territorios. Y de todas maneras,
la oligarquía, el poder real en Honduras y los hilos que los mueven
desde afuera, son tan agresivos que no toleran ningún signo de cambio
verdadero. La máquina electoral está completamente bajo su control.
En este panorama, nosotros continuamos la resistencia
territorial, cultural, autónoma, a partir de la visión de los pueblos
indígenas. Llevamos adelante propuestas refundadoras, no por decreto
sino en el desafío cotidiano para humanizar a la sociedad hondureña,
para organizar la revuelta, para defender nuestra identidad libertaria.
Un desafío difícil, hay mucha resistencia pero también un panorama
general desolador que no deja ver un cambio a corto plazo. Unimos
nuestra lucha a la de los otros pueblos de América Latina, dentro del
ALBA, la Alianza para los pueblos de nuestra América ha puesto en el
campo una nueva fuerza propositiva y solidaria que ha alimentado la
reflexión internacional de los movimientos. La perspectiva del Copinh no
es solamente nacional, sino global y se alimenta de la solidaridad y de
la lucha de los otros pueblos de nuestra América: el de Venezuela, de
Cuba, el boliviano, ecuatoriano, nicaragüense. Les sentimos cercanos y
esto nos da mucha fuerza para resistir a la criminalización y a la
brutalidad que debemos afrontar. Estamos bajo ataque sea del sicariato
jurídico que nos persigue con procesos injustos así como de los matones
de la oligarquía y de las multinacionales. Hay muchos prisioneros
políticos y muchos investigados. Pero acabar en la cárcel es el mal
menor que te pueda ocurrir. Recientemente nos han saboteado el auto en
el que viajábamos, han amenazado a mi familia. En Honduras no existe
estado de derecho, cada día es una apuesta.
El copinh a participado en los encuentros organizados por el papa Bergoglio. con cual expectativa?
Las invitaciones de Papa Francisco han sido un hecho
histórico, un gran paso de apertura que ha fastidiado también a las
altas jerarquías eclesiásticas. Los movimientos han dado apoyo a la
parte más avanzada de la Iglesia y Papa Francisco nos ha ayudado a ir
más lejos. Pero, es necesario no olvidar la función nefasta que la
iglesia ha tenido en la opresión colonial. En Honduras no olvidamos al
cardinal que ha apoyado el golpe de estado, los que han apoyado a la
dictadura. Si la iglesia hace un compromiso, debe ser consecuente,
apoyar verdaderamente las luchas sociales y aquellas por la justicia,
los derechos de la mujer contra el patriarcado y los fundamentalismos y
por la defensa de la diversidad. No queremos ir a remolque de la
iglesia.
(Traducido por Gabriela Pereira)
Publicado en italiano IL MANIFESTO, Edición del 04-03-2016
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