*JUAN MARTORANO y MARÍA
ALEJANDRA DÍAZ.
Para continuar
con la serie que hemos iniciado, en este escrito como continuación de la saga,
así como para entender la actuación del Presidente de la Corporación de los
EEUU, o mejor expresado, del gobierno de EEUU respecto a la Venezuela
Bolivariana, y las razones verdaderas de la extensión del famoso Decreto,
debemos remontarnos en principio, al año
1992.
Hacia
estos años, específicamente en el año 1992, un grupo de thinks thanks (tanques de pensamiento
contratados para desarrollar estrategias y planes para la defensa y protección
del sistema de vida y gobiernos norteamericanos pagados y sostenidos por el
status quo) liderados por Paul Wolfowitz, entonces Subsecretario de
Política del Pentágono y el Departamento de Defensa de los EEUU, redactaron un
documento denominado “Defense Planing
Guidance” o lo que es lo mismo el “Plan Estratégico para el nuevo siglo
americano”. Este documento es una declaración política de la administración
interna que se distribuye a los líderes militares y civiles del departamento de
defensa y se dirige a instruirlos sobre cómo debe preparar a sus fuerzas, los
presupuestos y la estrategia para el resto de la década. 1992- 2002. También se
analizan las situaciones presentadas en las relaciones internacionales después
de la Segunda Guerra Mundial y se describen los objetivos de la estrategia
militar norteamericana hacia el resto del mundo.
Entre
sus objetivos principales podemos citar el uso de la fuerza militar, si es
necesario para evitar la proliferación de armas nucleares y otras armas de
destrucción masiva: suena bien hasta aquí pero este objetivo no es para
proteger al mundo sino para evitar que cualquier país pueda competir con ellos
y su supremacía nuclear y militar.
Otro
de sus objetivos consiste en utilizar la acción colectiva a través de las
Naciones Unidas para proporcionar cuando se requiera el mandato necesario para
enfrentar los conflictos mundiales. Considerando que “las coaliciones tienen
una considerable promesa para la promoción de la acción colectiva” (Caso
Libia). Sin embargo, indica el documento que “Estados Unidos debe ponerse a
disposición de actuar de manera independiente cuando la acción colectiva no
pueda ser orquestada o en una crisis que amerite respuesta rápida”, véase caso
Siria e Irak. En dicho documento se prevé que trabajar en el marco de las
Naciones Unidas, es lo deseable, pero declaran abiertamente reservarse el
derecho de actuar unilateralmente o a
través de coaliciones selectivas, si es necesario, para proteger los intereses
vitales estadounidenses.
Este
proyecto esboza que en el mundo hay un poder militar, financiero y económico
dominante, cuyos dirigentes deben “mantener los mecanismos para disuadir a
competidores potenciales incluso a aquellos que aspiren un papel regional o
global más grande”.
La
política desarrollada en la guía ya preveía la posibilidad de que Rusia
reaccionara en forma nacionalista y tratara de recuperar e incorporar las
nuevas repúblicas independientes de Ucrania. Bielorrusia y posiblemente otros y
lo que ello significaría para los intereses de EEUU en la zona y que por ello
había que evitarlo”. Recordemos el conflicto ucraniano, y las alianzas desarrolladas por Rusia más
recientemente con la firma de acuerdos con Bielorrusia y Kasajistán para
crear una Unión Económica Euroasiática que reforzará la integración de Moscú
con estas naciones. El propio documento reconoce que “Rusia es el único país en
el mundo con la capacidad de destruir a los Estados Unidos”.
Reconoce
el documento que las alianzas estratégicas en América y Europa son vitales para
continuar la cohesión. Igualmente prevé que debe evitarse las medidas de
seguridad europea que socaven la OTAN. En el caso de Asia Oriental debe EEUU
mantener el estatus como potencia militar y económica de primer orden en la
zona, permitiendo que “EEUU siga contribuyendo a la seguridad y la estabilidad
regionales, actuando como fuerza de equilibrios y prevenir la aparición de un
vacío o de alguna potencia hegemónica regional”.
Los
objetivos de este plan se muestran claramente en el documento: Prevenir el
resurgimiento de un nuevo rival ya sea en el antiguo territorio de la Unión
Soviética, o en cualquier otro lugar –entiéndase Suramérica, Asia o inclusive
Europa-, pues ello afectaría el orden mundial-. Para ello deben utilizarse los
recursos económicos, financieros, militares, biológicos e industriales
necesarios para asegurar la hegemonía de EEUU en el mundo que viene
desarrollándose sin oposición desde hace 70 años.
Todos
estos objetivos buscan “asegurar el acceso a las materias primas vitales
–entiéndase petróleo y sus derivados, oro, bauxita, uranio, coltán, agua y
biodiversidad-, evitar la proliferación de armas de destrucción masiva que
amenacen su hegemonía nuclear y militar, las amenazas a los ciudadanos
estadounidenses de terrorismo o conflictos regionales o locales y las amenazas
a la sociedad de EEUU del tráfico de estupefacientes”. Entendiendo este
contexto y la visión dominante y hegemónica del mayor imperio militar,
financiero, económico, industrial, farmacéutico, biológico y comunicacional del
mundo. ¿Es posible no pensar que nos encontramos en guerra y que la extensión del Decreto de
Obama que busca abiertamente BLOQUEARNOS no es uno de sus principales
objetivos?
Venezuela
es la mayor reserva petrolera del mundo, además de contar con todos los
minerales existentes en la tabla periódica química, así como agua, energía
hidroeléctrica y una de las mayores reservas de biodiversidad del mundo que
comparte con Brasil y otros países. De
allí que el “falso positivo” que se quiere imponer con el caso Tumeremo, más la
infiltración del Mossad, el MI6 y la CIA en el estado Bolívar y en la zona del
Esequibo no es mera coincidencia.
Todo este
panorama externo se complementa con el panorama interno: Una rama del poder
público nacional en manos de una
oposición que se ha caracterizado por ser antipatriota, antinacionalista,
golpista, y que desprecia el modelo constitucional. Que prevé
“consolidar a Venezuela como potencia” además de “coadyuvar en la consolidación
de un sistema multipolar, así como a un sistema que enfrente las amenazas de un
modelo capitalista destructor e inhumano”. Y eso señores no lo puede
permitir el Imperio y sus lacayos internos.
Esta
declaración de principios prevista en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y considerados a la luz de la política
estadounidense de seguridad y defensa nacional de “sus intereses”, son una
amenaza directa contra el estilo de vida y los intereses globales del modelo
hegemónico norteamericano y se presenta como una seria amenaza a su papel
dominante mundial, sumado a ello, las alianzas China- Rusia pone en riesgo su
papel dominante y totalitario de la política internacional en lo militar,
económico, financiero, farmacéutico e industrial por parte de nuestros países
–a la cabeza Venezuela, verdadera impulsora de estos cambios.
Por eso es
vital para ese visión imperial ACABAR
con la ESPERANZA venezolana, ya sea mediante ahogar nuestra economía, BLOQUEAR cualquier posibilidad de
desahogo en materia de medicinas, ropa o alimentos, CERCAR A LA CONSTITUCIÓN, para acabar con el MODELO en ella
previsto. No sólo es la revolución es la CONSTITUCIÓN el verdadero problema
para esta oposición y para el Imperio Global.
Por
ello intentan demostrar que en Venezuela
existe una situación humanitaria grave respecto a medicinas alimentos,
seguridad y demás derechos humanos. Es la vieja tesis del Estado Fallido, aquel
que no puede o no quiere socorrer a la población civil para garantizarle sus
derechos humanos porque es ineficaz, corrupto o simplemente ilegítimo. Y allí
en esa ecuación entra la famosa teoría de la “responsabilidad de proteger”, propuesta llevada a la ONU, que
lleva consigo un mensaje de intervención
en socorro de víctimas o posibles víctimas de serias violaciones de derechos
humanos. La misma puede ser considerada como un nuevo intento de consolidar la
doctrina del “bellum
iustum o
guerra justa”
y, a la vez, de asegurar a la ONU un área más de acción en el mantenimiento de
la paz en el siglo XXI.
“La responsabilidad de proteger”
acuñada por la Comisión Internacional sobre Intervención y Soberanía de los
Estados; informe que fue iniciado, convocado y patrocinado por el gobierno de
Canadá, para dar una respuesta a las preocupaciones del Secretario General en
encontrar una vía de socorro a poblaciones en estado de emergencia humanitaria.
¿Ahora entendemos que intentan
hacer? Obama con su extensión del decreto, que inicia la etapa del BLOQUEO
formal a Venezuela, da el banderillazo en la escalada intervencionista y la justificación
de la guerra o intervención humanitaria en Venezuela con la complacencia de los
truhanes opositores que están en la Asamblea Nacional.
Por ello mi alerta: NO LLAMEN AL
DIABLO A SU PATRIA, porque luego de que esté instalado cómodamente en sus casas
del Este del Este y las familias diezmadas, exiliadas, desaparecidas, la tierra
arrasada y peor millones de muertos sobre la tierra venezolana no valdrá DE
NADA llorar
Decían nuestras abuelas: “Después de
ojo sacao, no vale Santa Lucía”.
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