Rafael Enciso.
La esencia de los sistemas capitalista y socialista es radicalmente contrapuesta. La del sistema capitalista es la explotación del trabajo,
la apropiación privada de su resultado, de sus productos: bienes,
servicios y conocimientos, por parte de aquellos que no han contribuido a
generarlos pero que controlan el capital, los medios de producción, los
procesos productivos y las condiciones de su realización; su
transformación en ganancia y medio de acumulación de riqueza,
privilegios y poder de elites minoritarias a costa de la expropiación de
todo medio de producción a los trabajadores y los pueblos; de la
transformación de la fuerza de trabajo en mercancía; de los trabajadores
en apéndices de la producción y el capital; de su alienación y
enajenación crecientes; de su pobreza y miseria; de la privatización de
la naturaleza y su conversión en mera fuente de materias primas para la
producción de mercancías y en espacios o mercados para su realización o
compra-venta. En el sistema capitalista todo es convertido en mercancía y
todos los procesos tienen como objetivo final la ganancia y la
acumulación de capital, por medio de la explotación y la competencia de
todos contra todos y en la anarquía de la producción y los mercados.
Para lograr este objetivo los capitalistas utilizan siempre, en diversas
proporciones, la violencia militar, física, psicológico-mental,
económica, política, cultural. El Estado es el principal instrumento de
la clase capitalista para realizar y desarrollar la esencia del capital.
La esencia del sistema socialista es la búsqueda de la felicidad
de todos los seres humanos considerados colectiva e individualmente,
para lo cual se promueve su desarrollo integral: el desenvolvimiento y
realización de sus capacidades y potencialidades, para satisfacer de
manera colectiva sus necesidades crecientes, materiales, espirituales y
culturales, por medio del trabajo, el conocimiento, el pensamiento
crítico y el amor: libres y creadores, eficaces y eficientes; basados en
los valores de igualdad compleja, equidad, solidaridad y justicia
social; en la distribución de la riqueza social y los excedentes
generados por el trabajo social con base en estos valores y en las
necesidades reales de cada ser humano, tanto materiales como culturales y
espirituales; en la participación social en las decisiones que afectan
su vida; en la propiedad social de los medios de producción
fundamentales y estratégicos; en la planificación participativa
centralizada y desconcentrada al mismo tiempo; en una relación armónica,
sostenible y complementaria entre los grupos y sujetos sociales que
generan la riqueza social; y en una relación armónica, dinámica y
sostenible con la naturaleza, de la cual ha surgido la especie y
sociedad humana y de la cual somos parte integrante. Se considera a la
naturaleza como la madre tierra, la “pacha mama”; la fuente de vida que hay que amar, cuidar, proteger y disfrutar de manera responsable.
La
transformación del Estado burgués en Estado Revolucionario al servicio
de los trabajadores y el pueblo, por medio de su lucha organizada y
consciente, es la clave principal para superar el capitalismo, afianzar
la soberanía e independencia nacional y construir el socialismo.
El autor es: Economista Investigador
rafaenciso2055@yahoo.es
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