(Prensa: MinMujer).- Con apenas 9 años, María Teresa Gertrudis de Jesús Carreño García, más conocida como Teresa Carreño y quien había comenzado su formación musical a muy temprana edad, debutó como pianista aquel 25 de noviembre del año 1862 en el Irving Hall de Nueva York, uno de los espacios musicales más importantes para la época y durante el cual habría dejado asombrados al público asistente.
Esta Venezolana, cantante y compositora nacida en caracas aquel 22 de diciembre del año 1853, fue catalogada como la pianista más prolífica de América Latina durante los siglos XIX y XX, pero además una de las pianistas y compositoras más importantes del mundo, principalmente porque para su tiempo no existían roles como estos ejecutados por el sexo femenino.
Su destacada trayectoria fue disfrutada por el público más exigente de París, Madrid, Edimburgo, Londres, América, Australia, Nueva Zelanda y África del Sur, quienes durante sus participaciones aclamaban con gran fervor a la niña prodigio.
Su último brillante concierto, como fue reseñado por innumerables medios de la época, lo realizó en la ciudad de La Habana a pesar de las advertencias de sus médicos sobre el riesgo que corría en la vista para ese entonces.
Esta mujer que demostró ser uno de los ejemplos a seguir por su importante trayectoria, falleció finalmente en Nueva York el 12 de junio de 1917. Más tarde, en 1938, sus cenizas fueron trasladadas desde Nueva York a Venezuela y desde ese entonces reposan en el Panteón Nacional.
Dentro de sus composiciones se encuentran: “Himno a Bolívar”, “Saludo a Caracas”, “Vals a Teresita”, dedicado a su hija; “Cuarteto para cuerdas en si bemol”, entre otras.
Se puede afirmar que Teresa Carreño desempeñó una importante labor como pianista, cantante de ópera, empresaria artística y gran consejera y maestra de generaciones.
En lo personal el culto a su propia naturaleza formativa, era una de sus características principales. Profesaba que la cultura general de un artista era indispensable para la proyección específica de su arte particular.
Como homenaje a la niña prodigio, el mayor complejo cultural venezolano lleva su nombre: Teatro Teresa Carreño, en Caracas.
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