María Ramírez Cabello
mramirez@correodelcaroni.com
Foto Archivo
Las continuas pugnas en las empresas básicas han salpicado las relaciones políticas a lo interno del chavismo en Guayana. Quienes analizan el tema ven más allá de meras pugnas; la génesis de los roces está en la forma de manejar a las empresas básicas y la ambición de control por parte de algunos grupos de poder.
En la medida que surgen las contradicciones, el inevitable quiebre ha retrasado procesos y ha complicado la aplicación efectiva de políticas como el Plan Guayana Socialista.
Sólo algunos grupos pasan por el ojal de la revisión, la rectificación y el reimpulso. Otros, del otro lado de la baranda, ven las críticas y poco hacen para concertar y limar asperezas, alertan.
El secretario regional para el Movimiento Obrero y Sindical del Partido Comunista de Venezuela (PCV), Edgar Meléndez, señaló que las relaciones de las direcciones nacionales del PCV y el PSUV son, en términos generales, “muy buenas”.
“En el estado Bolívar se han venido dando algunas diferencias, por problemas de enfoque en cuanto al proceso y tratamiento de las empresas básicas, y hemos hecho esfuerzos para que se pueda debatir con profundidad esas diferencias y no ha sido posible”.
A juicio de Meléndez, las mayores diferencias están en el ámbito laboral entre corrientes como la Fuerza Bolivariana de Trabajadores (FBT) y la Unión Nacional de Trabajadores (Unete). “La FBT se ha dado a la tarea de atacar al control obrero y aunque reconocemos que en el Plan Guayana Socialista hay deficiencias, es lo que consideramos debe ser la dirección de las empresas compartida con los trabajadores organizados”.
Meléndez indicó que los aliados al proceso revolucionario se mantienen en revisión, “pero en las empresas básicas ha estado el punto de quiebre, el PCV continúa haciendo esfuerzos para que entre todas las fuerzas revolucionarias haya un encuentro y un debate profundo en torno a los problemas de las empresas básicas”.
El dirigente manifestó que en el socialismo las empresas deben ser más eficientes y productivas, bajo un modelo de gestión compartido.
“Guayana está llamada a ser el polo no petrolero con una generación de riquezas monetaria y material. Acá confluyen muchos intereses y las confrontaciones políticas tienden a ser mucho mayores y no es una diferencia entre PCV y PSUV, sino que dentro del PSUV hay corrientes que tienen diferencias frente a la posición de su dirigencia”.
Tensa paz laboral
La integrante del Plan Guayana Socialista, Angriett Acosta, sostuvo que en el marco de la política nacional es necesario aplicar permanentemente la revisión, rectificación y reimpulso. “En el caso del Plan Guayana Socialista, se solicita el reconocimiento de la política de Estado, que comencemos realmente a transitar por ese camino”, dijo.
La participación de los trabajadores y la articulación en términos productivos son vitales. “Si no logramos emprender el camino a la transformación, no sólo la situación va a ser delicada para las empresas, sino para el país”, agregó.
En el caso de Guayana, destacó, hay un problema de poder que ha obstaculizado el proceso. “Hay un sector que prefiere mantener el poder de la forma cómo lo ha mantenido hasta ahora, no ha entendido que hay que mandar obedeciendo y no ha entendido que la participación es de todos y todas y eso obliga a hacer llamados de reflexión, todos tenemos que asumir el hecho de la transformación”.
Remitidos nacionales
Los mejores ejemplos de divergencias ocurren en las industrias de Guayana: paros intempestivos, falta de articulación pese al discurso de conciliación, roces entre funcionarios del ala oficialista.
Un punto de inflexión fue la remoción del trabajador-presidente de Alcasa, Elio Sayago, juramentado por el presidente de la República, Hugo Chávez.
Diversos colectivos y movimientos sociales, agrupados en “Colectivos Patrióticos de Resistencia Popular Revolucionaria de Guayana” publicaron dos remitidos nacionales -el 2 y el 7 de marzo de 2012- en los que advirtieron las contradicciones y el desgaste revolucionario en Guayana, con el auspicio de dos entes: Gobernación del estado Bolívar y Corporación Venezolana de Guayana.
El 12 de junio, marcharon junto a organizaciones provivienda. A través de un manifiesto señalaron que “una élite dentro de la CVG lidera el saboteo dentro de nuestras empresas básicas y las lleva a la peor crisis”, promueve la persecución y defiende despidos injustificados, en lo que califican un intento por generar un movimiento contrarrevolucionario.
La dirigencia regional del PSUV pasa la página con facilidad. El foco ahora es el 7 de octubre y, a decir de los propios afectados por el retraso “revolucionario”, el trabajo unitario de cara a la reelección del presidente Hugo Chávez no está en riesgo.
El “trabajo unitario” con miras a la recuperación de las empresas básicas sigue pendiente.
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mramirez@correodelcaroni.com
Foto Archivo
Las continuas pugnas en las empresas básicas han salpicado las relaciones políticas a lo interno del chavismo en Guayana. Quienes analizan el tema ven más allá de meras pugnas; la génesis de los roces está en la forma de manejar a las empresas básicas y la ambición de control por parte de algunos grupos de poder.
En la medida que surgen las contradicciones, el inevitable quiebre ha retrasado procesos y ha complicado la aplicación efectiva de políticas como el Plan Guayana Socialista.
Sólo algunos grupos pasan por el ojal de la revisión, la rectificación y el reimpulso. Otros, del otro lado de la baranda, ven las críticas y poco hacen para concertar y limar asperezas, alertan.
El secretario regional para el Movimiento Obrero y Sindical del Partido Comunista de Venezuela (PCV), Edgar Meléndez, señaló que las relaciones de las direcciones nacionales del PCV y el PSUV son, en términos generales, “muy buenas”.
“En el estado Bolívar se han venido dando algunas diferencias, por problemas de enfoque en cuanto al proceso y tratamiento de las empresas básicas, y hemos hecho esfuerzos para que se pueda debatir con profundidad esas diferencias y no ha sido posible”.
A juicio de Meléndez, las mayores diferencias están en el ámbito laboral entre corrientes como la Fuerza Bolivariana de Trabajadores (FBT) y la Unión Nacional de Trabajadores (Unete). “La FBT se ha dado a la tarea de atacar al control obrero y aunque reconocemos que en el Plan Guayana Socialista hay deficiencias, es lo que consideramos debe ser la dirección de las empresas compartida con los trabajadores organizados”.
Meléndez indicó que los aliados al proceso revolucionario se mantienen en revisión, “pero en las empresas básicas ha estado el punto de quiebre, el PCV continúa haciendo esfuerzos para que entre todas las fuerzas revolucionarias haya un encuentro y un debate profundo en torno a los problemas de las empresas básicas”.
El dirigente manifestó que en el socialismo las empresas deben ser más eficientes y productivas, bajo un modelo de gestión compartido.
“Guayana está llamada a ser el polo no petrolero con una generación de riquezas monetaria y material. Acá confluyen muchos intereses y las confrontaciones políticas tienden a ser mucho mayores y no es una diferencia entre PCV y PSUV, sino que dentro del PSUV hay corrientes que tienen diferencias frente a la posición de su dirigencia”.
Tensa paz laboral
La integrante del Plan Guayana Socialista, Angriett Acosta, sostuvo que en el marco de la política nacional es necesario aplicar permanentemente la revisión, rectificación y reimpulso. “En el caso del Plan Guayana Socialista, se solicita el reconocimiento de la política de Estado, que comencemos realmente a transitar por ese camino”, dijo.
La participación de los trabajadores y la articulación en términos productivos son vitales. “Si no logramos emprender el camino a la transformación, no sólo la situación va a ser delicada para las empresas, sino para el país”, agregó.
En el caso de Guayana, destacó, hay un problema de poder que ha obstaculizado el proceso. “Hay un sector que prefiere mantener el poder de la forma cómo lo ha mantenido hasta ahora, no ha entendido que hay que mandar obedeciendo y no ha entendido que la participación es de todos y todas y eso obliga a hacer llamados de reflexión, todos tenemos que asumir el hecho de la transformación”.
Remitidos nacionales
Los mejores ejemplos de divergencias ocurren en las industrias de Guayana: paros intempestivos, falta de articulación pese al discurso de conciliación, roces entre funcionarios del ala oficialista.
Un punto de inflexión fue la remoción del trabajador-presidente de Alcasa, Elio Sayago, juramentado por el presidente de la República, Hugo Chávez.
Diversos colectivos y movimientos sociales, agrupados en “Colectivos Patrióticos de Resistencia Popular Revolucionaria de Guayana” publicaron dos remitidos nacionales -el 2 y el 7 de marzo de 2012- en los que advirtieron las contradicciones y el desgaste revolucionario en Guayana, con el auspicio de dos entes: Gobernación del estado Bolívar y Corporación Venezolana de Guayana.
El 12 de junio, marcharon junto a organizaciones provivienda. A través de un manifiesto señalaron que “una élite dentro de la CVG lidera el saboteo dentro de nuestras empresas básicas y las lleva a la peor crisis”, promueve la persecución y defiende despidos injustificados, en lo que califican un intento por generar un movimiento contrarrevolucionario.
La dirigencia regional del PSUV pasa la página con facilidad. El foco ahora es el 7 de octubre y, a decir de los propios afectados por el retraso “revolucionario”, el trabajo unitario de cara a la reelección del presidente Hugo Chávez no está en riesgo.
El “trabajo unitario” con miras a la recuperación de las empresas básicas sigue pendiente.
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- “El estado Bolívar no es el patio trasero del imperio y menos un feudo del gobernador Francisco Rangel Gómez. Por ello, en el marco de la irreverencia en la discusión, hoy planteamos al país y a nuestro camarada Presidente Hugo Chávez la necesidad histórica de oír al pueblo”.
Remitido Nacional, 2 de marzo
- “No hay revolución sin crítica y autocrítica (…) la única razón por la que hacemos pública nuestra posición es porque en el estado Bolívar no existen espacios para el encuentro y el debate militante, estando las decisiones totalmente secuestradas y a espaldas del pueblo llano”.
Remitido Nacional, 7 de marzo
Remitido Nacional, 2 de marzo
- “No hay revolución sin crítica y autocrítica (…) la única razón por la que hacemos pública nuestra posición es porque en el estado Bolívar no existen espacios para el encuentro y el debate militante, estando las decisiones totalmente secuestradas y a espaldas del pueblo llano”.
Remitido Nacional, 7 de marzo
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