ALEJANDRA LAPREA -Guarura Films/alejalaprea@gmail.com
Definitivamente es el tema del momento, y ¿cómo no?, si de la aprobación de una ley del trabajo realmente revolucionaria depende que modifiquemos las estructuras sociales impuestas por el capitalismo patriarcal. De ella depende que sentemos las bases de un cambio profundo en nuestras relaciones sociales, productivas, reproductivas y culturales.
Las mujeres hemos sido sensibles al tema desde los inicios mismos del feminismo y el socialismo; recordemos a la franco peruana Flora Tristán, que desde mediados del siglo XIX clama “en nombre del bienestar universal de todos y de todas os comprometo a reclamar los derechos para la mujer” (Unión Obrera, 1843). Y ese impulso lo mantenemos aquí y ahora, sobre todo cuando se nos impone la tarea, casi que en marcha forzada, de introducir un concepto de trabajo amplio, que separe la nueva ley del trabajo de la visión simplista y capitalista que iguala trabajo a empleo remunerado.
Desde el mes de diciembre se han gestado y celebrado reuniones y discusiones para definir propuestas y estrategias en diferentes espacios y con sujetas tan diversas como Unete, Nora Castañeda, La Araña, Alba Carosio, Mov. Ana Soto, o Asia Villegas, por sólo nombrar algunas. Por lo menos tengo el conocimiento de tres grandes convocatorias para antes del 26 de enero, cuando esperamos reunirnos para consolidar una sola propuesta que se prevé será discutida antes del 14 de febrero para finalmente ser presentada públicamente el 8 de marzo, “Día de la Mujer Trabajadora”.
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