miércoles, 18 de enero de 2012

Construyendo una mirada feminista sobre el modelo económico y la crisis.



Gloria López
Amecopress. “La revolución será feminista o no será” aseguraban desde el inicio las portavoces de la Comisión de Feminismos de Sol, de lo que se llamó Movimiento 15-M, por haber comenzado su andadura pública con una manifestación en esa fecha, poco antes de las elecciones municipales y autonómicas que se celebraron el año pasado. Se expresaron y se generó la polémica; supieron enfocarlo con flexibilidad y comprensión y sacaron ventaja de la dificultad: mucha gente se enteró, por primera vez, de lo que era el feminismo.

El pasado 15 de mayo se erguía un movimiento, que se declara no partidista y sí político, con el motor de la “indignación”, como casi todas las rebeliones, pero con una calidad y una forma de desarrollarse totalmente novedosas, instalando el código de la no-violencia, trasladando e involucrando por sintonía, por un sentir común.

En esa revolución, el feminismo ha ido escribiendo páginas con “imaginación e inteligencia”. Por ejemplo, afrontando áreas aparentemente tan complicadas como la economía. Y es que está claro que se trata de una revolución por la libertad de todos y todas, de hombres y mujeres que comienzan a despertar a pesar de los impedimentos y la opresión de un sistema político, económico y social que se olvidó de las personas y construyó un mundo de papel cuyo único valor es el dinero.

Dos grupos de trabajo, economía y feminismos de 15M-Sol, se encontraron para abordar diversas cuestiones. El punto de partida lo constituye la necesidad de crear un espacio propio para construir una mirada feminista sobre el modelo económico y la crisis.

En la primera sesión fijaron su atención en las relaciones entre capitalismo y patriarcado, “dos sistemas basados en la desigualdad que se integran de forma perfecta para generar plusvalía económica y social, la acumulación de beneficios para unos pocos a costa de las demás”. Desde el feminismo “nos proponemos desmontar y redefinir el propio concepto de economía, trabajo, salario, valor, etc. Cuestionamos las prioridades del actual modelo económico y apostamos por un sistema que ponga las necesidades de las personas y el mantenimiento de la vida en el centro”.

La segunda reunión respondió a la necesidad colectiva de lo que llaman “un poco de alfabetización económica y financiera” y que consiste en acercarse a los términos macroeconómicos para, “más que enredarnos en ellos, poder trascenderlos”. También trataron algunas de las propuestas que ya había puesto encima de la mesa el grupo de economía: reducción de la jornada y la vida laboral, aumento de la progresividad del sistema fiscal, control democrático de las instituciones económicas, auditoría a la deuda externa y moratoria en el pago.

Ya en el tercer encuentro hablaron de economía ecológica. “No podemos plantearnos la sostenibilidad de la vida sin pensar en los límites del planeta con la actual crisis energética” aseguran. En ese sentido, desmontaron algunos mitos del capitalismo, como la productividad ligada a la destrucción de recursos, el mito del crecimiento, el desarrollo y el progreso, y señalaron la necesidad de construir imaginarios alternativos.

Ayer miércoles, en lo que fue su cuarta reunión, tuvieron que poner su imaginación a prueba y es que si bien está claro que “es preciso pensar en un sistema económico que ponga la vida y las necesidades de las personas en el centro”, hay numerosos interrogantes: ¿cuáles serían estas necesidades y deseos?; ¿qué producciones harían falta para cubrirlas?; ¿qué trabajos satisfarían esas necesidades?; ¿cuáles serían los trabajos socialmente necesarios?; ¿cómo repartiríamos esos trabajos?

Así responde la Economía Feminista a la crisis.

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