*ANTONIA MUÑOZ
Aún actualmente, la política no es una actividad bien vista por o atractiva para algunas o algunos ciudadanos. Recientemente, recordábamos como en la década del 90 cuando abordábamos a ciertos ciudadanos con la intención de plantearles un mensaje político, éstos se apresuraban a manifestar que no eran políticos o que la política no les interesaba porque él o ella no dependían de la misma, ya que si no trabajaban no comían. Sin ninguna duda, las personas que expresan tales opiniones están convencidas que la política no tiene que ver con los ciudadanos comunes y corrientes, y por lo tanto, la política no tiene relación con la vida personal de los ciudadanos. Sin embargo, si comparamos a la cuarta y a la quinta República en cuanto a posibilidad de las y los jóvenes venezolanos de ingresar a una universidad, podemos comprobar que son políticas distintas, que afectan en forma distinta la vida de la gente. Estamos hablando de una política educativa de exclusión vs una política de inclusión. Los ejemplos que podemos citar son innumerables. Por lo tanto, podemos concluir que la política afecta nuestras vidas, así que a todos debería interesarnos la política; porque de hecho, todos somos actores políticos, aún sin saberlo y hasta sin quererlo. Tal vez, esta es muy mala noticia para las y los abstencionistas, quienes pierden hasta el derecho a quejarse, ya que permiten que otras u otros decidan por éllos.
Desde hace algún tiempo, el Presidente Chávez ha insistido en recomendar la lectura de las 20 tesis política de Enrique Dussel, filósofo Méjico- Argentino, quien defiende la tesis de “mandar obedeciendo” y además plantea que “todos los seres humanos somos miembros de una comunidad política, por lo tanto, todos somos políticos y políticas; sólo que unos elegimos y otros son electos”. Dussel define la política como un oficio noble de todo ser humano. Considera que la política es el ejercicio del poder. Adicionalmente, plantea que “la política es un servicio cuando se cumple obedeciendo”.
A propósito de lo anterior ¿Recuerdan cuantas veces el Presidente Chávez nos ha exhortado a mandar o gobernar obedeciendo? A esta forma de gobernar, Dussel la define como “poder obediencial”, que no es otra cosa que “las autoridades de las diferentes instituciones representativas obedezcan al pueblo en el cumplimiento de sus necesidades”. Y tiene que ser así, porque es en esas instituciones y en quienes la dirigen, que el pueblo ha delegado el poder. Sin embargo, que nadie olvide que ese poder delegado es para servirle al pueblo; y no para servirse o servir a otros intereses. ¡Por eso hay que servir oyendo al pueblo! No sin razón nuestro siempre recordado William Lara usó como slogan de su gobierno: “El que no gobierna para servir, no sirve para gobernar”.
¡Cuántas veces hemos oído aquello de: “dale poder al hombre y lo conocerás”! Esto es debido a que a lo largo de la historia de la humanidad se ha observado el fenómeno de que algunas personas cambian con el poder o el poder los cambia. Teniendo en mente que los planteamientos de Dussel tienen como punto de partida la democracia, nos atrevemos a creer que probablemente algunas o algunos demócratas no tienen claro: ¿Qué es el poder, para qué es el poder y quién es el verdadero dueño del poder? Dussel considera que en una democracia, donde los miembros de la comunidad discuten sus problemas e idealmente toman las decisiones por consenso (Democracia Participativa y Protagónica), el poder no puede ser concebido como dominación, donde una voluntad se imponga sobre otra, ya que esto sería concebir el poder equivocadamente, y esto es precisamente lo que corrompe a la política. Esta corrupción de la política ocurre cuando olvidamos que el dus el pueblo y no quien lo recibe por delegación.
Finalmente, al desearles a todas y a todos los venezolanos un democrático y exitoso año 2012, los exhorto a tener muy presente el artículo 5 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela:”La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley (recordar las Leyes del Poder Popular) e indirectamente por medio del sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos.”
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