Roberto Hernández Montoya
El inconveniente de la ironía es que hay quien se la toma en serio. La persona irónica se finge ignorante y hasta tonta. Así, el presidente Chávez envió un tweet el domingo pasado: «Qué programa tan malo ese de Los Roberto! Desde La Habana: Pa fuera!». Hay célebres maestros de la ironía: Sócrates, Shakespeare. Digo solo dos nombres para no escribir mil. Sócrates se fingía ignorante justo para demostrar la ignorancia de sus contrincantes. Es famosa la versión que hizo Shakespeare de la oración fúnebre de Marco Antonio ante los restos de César, cuando repetía que Bruto, el asesino de César, era un «hombre honorable» (http://j.mp/qlClrj). Usó parecida ironía el ministro Jorge Giordani al martillar en la Asamblea Nacional la mentira de que la oposición es culta. ¡Es que es incultísima! Baste ver cómo un diputado cita y pronuncia mal nombres extranjeros con los que pretende afocar, etc. Amén de estudiantes repitientes y forajidos.
¿Entendieron a Giordani?
La oposición no solo es ignorante sino estúpida, y por eso no entendió el tweet. Enseguida salieron varios, Alberto Federico Ravell, Diego Scharifker, Lorent Saleh, Ibéyise Pacheco, Hiram Gaviria, Henry Ramos Allup, a expresar ironías idiotas (sí, la oposición ha aportado a la humanidad la ironía idiota). Salvo los dos muchachitos, que seguro juegan piragua, los otros son astutos y uno de ellos hasta culto. Lo digo sin ironía. Pero pisaron el peine.
Porque la ironía es buscar hacer caer al rival. Decir que se admira y sigue a cierto politicastro de la derecha, glorioso ex guerrillero, que ahora le carga el maletín a Pablo Pérez.
Lo que pasó con ese trino es que no entienden al Presidente porque no entienden al pueblo. Creen que su popularidad se debe a que es lo que ellos consideran chabacano. Enrique Mendoza, Ismael García, Alfredo Peña, finos caballeros como los que se tragaron que el pueblo pisaría el peine de votar por el Conde del Guácharo, esa falsificación del pobre que las clases dominantes financian para burlarse de sus explotados.
En el siglo XIX el poeta francés Alcanter de Brahm propuso una marca de ironía, que no tuvo éxito, pero vamos a tener que usarla cuando nos dirijamos a la oposición: una interrogación invertida ⸮ o el emoticono ;-). Así hasta de repente entienden este artículo.
roberto.hernandez.montoya@gmail.com
¿Entendieron a Giordani?
La oposición no solo es ignorante sino estúpida, y por eso no entendió el tweet. Enseguida salieron varios, Alberto Federico Ravell, Diego Scharifker, Lorent Saleh, Ibéyise Pacheco, Hiram Gaviria, Henry Ramos Allup, a expresar ironías idiotas (sí, la oposición ha aportado a la humanidad la ironía idiota). Salvo los dos muchachitos, que seguro juegan piragua, los otros son astutos y uno de ellos hasta culto. Lo digo sin ironía. Pero pisaron el peine.
Porque la ironía es buscar hacer caer al rival. Decir que se admira y sigue a cierto politicastro de la derecha, glorioso ex guerrillero, que ahora le carga el maletín a Pablo Pérez.
Lo que pasó con ese trino es que no entienden al Presidente porque no entienden al pueblo. Creen que su popularidad se debe a que es lo que ellos consideran chabacano. Enrique Mendoza, Ismael García, Alfredo Peña, finos caballeros como los que se tragaron que el pueblo pisaría el peine de votar por el Conde del Guácharo, esa falsificación del pobre que las clases dominantes financian para burlarse de sus explotados.
En el siglo XIX el poeta francés Alcanter de Brahm propuso una marca de ironía, que no tuvo éxito, pero vamos a tener que usarla cuando nos dirijamos a la oposición: una interrogación invertida ⸮ o el emoticono ;-). Así hasta de repente entienden este artículo.
roberto.hernandez.montoya@gmail.com
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