*JUAN MARTORANO
Hoy las circunstancias enmarcadas en un conjunto de elecciones sindicales que se están dando en nuestras empresas básicas en Guayana me obligan a retomar esta especie de dossier que ha generado muestras de respaldo y apoyo de unos, y piquiñas y escozor en otros, pero créanme para unos y para otros que la intención de fondo de esto es contribuir en el rescate de nuestro proceso revolucionario en el Estado Bolívar, la Región Guayana y el país como un todo.
Hace ya una semana se dio el proceso electoral para elegir la nueva junta directiva del Sindicato de CVG Alcasa y un Director Laboral, fue un proceso histórico y sin precedentes en Guayana y el resto del país en virtud de que el 80% de la masa laboral habilitada para votar en el mismo lo hizo, es decir de 2849 trabajadores y trabajadoras de CVG Alcasa convocados para votar en este proceso, lo hicieron 2279 en dicho proceso comicial, y la plancha 152 liderada por Henry Arias, dirigente sindical de Causa R y de la Mesa United States y pupilo de Andrés Velásquez, conjuntamente con Diego Castro de AD e integrante también de la MUS, se alzaron con la Secretaría General de dicho sindicato y la Dirección Laboral de dicha empresa, con 1034 votos vs 646 que obtuvó la Fuerza Socialista Bolivariana de Trabajadores (FSBT) que es del chavismo y quedó como la segunda fuerza dentro de esa empresa. Crónica de una muerte anunciada pues.
La división del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en Guayana fue un factor determinante en el triunfo de la plancha 152 en CVG Alcasa, denominada Unidad Alcasiana que se constituyó como resultado de la alianza entre los directores laborales Henry Arias y Diego Castro, caracterizados por este humilde articulista en el párrafo anterior.
Los resultados conocidos la noche del jueves de la semana pasada confirmaron la hipótesis previa a las elecciones: los trabajadores no desperdiciarán la oportunidad para cobrar la deuda al líder del Movimiento 21, José Gil, uno de los liderazgos más visibles de la Fuerza Socialista Bolivariana de Trabajadores (FSBT).
Los empleados de Alcasa, quienes han sido protagonistas de los últimos ensayos socialistas en Guayana, reprendieron en los comicios sindicales al brazo laboral relacionado con el gobernador del estado, Francisco Rangel y al canciller Nicolás Maduro.
En el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) lo sabían o, al menos, voceros de varios colectivos se encargaron de advertir al buró oficial de las consecuencias de la política emprendida por la FSBT en las empresas básicas y, especialmente, en Alcasa.
El Movimiento 21 comenzó a sentir la derrota en los últimos meses e intentó cambiar de estrategia a final del camino.
Gil reclamó los derechos de los trabajadores pero no fue una protesta sostenida.
Varios de esos esfuerzos se enfocaron en presionar la destitución de funcionarios contrarios a los intereses políticos del gobernador. En el 2009, el Movimiento 21 presionó la salida del ex ministro de Industrias Básicas y Minería, Rodolfo Sanz, quien es señalado como un aliado del ahora diputado Diosdado Cabello.
Luego, con la llegada del control obrero, Gil enfiló sus baterías contra el “presidente-trabajador”, Elio Sayago, que recibió la unción de parte del presidente Hugo Chávez en los patios de la empresa en el lanzamiento del Proyecto Guayana Socialista.
Empero, los argumentos del Movimiento 21 contra Sayago no calaron del todo entre los trabajadores.
Pero hubo un momento estelar que los alcasianos recriminaron a Gil. Fue el 15 de mayo del año pasado cuando, en medio de protestas y reclamos por beneficios laborales, el dirigente no encaró al “comandante” en su propio terreno.
Empero, los alcasianos dieron cancha abierta a Gil para que adelantara las acciones necesarias para reivindicarlos. De hecho, respetaron cada una de las protestas ideadas desde el Movimiento 21.
La FSBT apostaba a que, con las protestas de los últimos meses y su lobby político, podría gestionar algunos recursos para amortizar la deuda de los pasivos laborales de los trabajadores y viabilizar una mesa para la discusión de una contratación única.
Pero la enfermedad de Chávez, el problema eléctrico, la inseguridad y el tema de la vivienda han ocupado la agenda del Ejecutivo en los últimos meses de cara a las elecciones presidenciales en el 2012.
Este año, a pesar de la creciente ola de protestas, el ministro José Khan sólo se movilizó a Guayana durante el paro en CVG Venalum.
En esos días, también acudió a la zona el canciller Maduro a resolver, exclusivamente, el tema de Venalum aun cuando las llamas del conflicto en el resto de las empresas se propagaban sin control.
En Alcasa, por ejemplo, Gil liderizaba una protesta que -para la visita de Maduro- alcanzaba más de 20 días.
En paralelo, el debate interno en las bases del buró desnudó a la FSBT que -hasta ahora- es la corriente oficialista más poderosa, no sólo por encabezar buena parte de los sindicatos de la región sino por ser -estructuralmente- uno de los movimientos mejor articulados.
Pero esta vez la maquinaria de la FSBT no surtió efecto. Los eventos violentos en CVG Bauxilum y Ferrominera Orinoco (FMO) contribuyeron a mermar la popularidad de este movimiento.
Los colectivos y las agrupaciones de base, definidos por sí mismos como los verdaderos revolucionarios, han señalado abiertamente a la FSBT como los responsables de la obstaculización del proceso en la región.
Y aunque se trata de una vieja denuncia en Alcasa, el ascenso del dirigente Elio Sayago, único presidente -de los nombrados por el control obrero- que ha asumido una postura frontal contra el gobernador Rangel, robusteció a esas voces minoritarias y sin mayor maquinaria.
El Frente Socialista de Trabajadores calificó de ensañamiento lo emprendido por el Movimiento 21 contra Sayago. El “presidente-trabajador” resistió dos tomas de la presidencia por más de dos meses, un referendo, varios paros -entre ellos uno de 34 días- e incluso la solicitud de renuncia por parte del canciller durante su estadía en Cuba, según su propio testimonio.
Sin embargo, los revolucionarios adversos a la FSBT no lograron construir un liderazgo emergente (de hecho fueron fraccionados y divididos a esta contienda, error que dentro del infantilismo de izquierda seguimos cometiendo) compitiera con los ya experimentados Henry Arias y Diego Castro, cuyo referente más cercano fue su trabajo mancomunado con el ex presidente de Alcasa, Carlos Lanz, durante el proyecto de cogestión obrera.
Los resultados de la contienda electoral en Alcasa permitirán a la dirigencia medir la temperatura política dentro de la fábrica.
Algunos se han atrevido a extrapolar los resultados hacia otros eventos electorales cercanos como Ferrominera Orinoco (FMO), Venalum, Sidor, Bauxilum, donde también esperan elecciones sindicales.
Las particularidades de cada empresa y la madurez política del movimiento dictarán los resultados.
“Nos jodió Chávez”. Así dijo el jueves, entre bromas, un militante del Movimiento 21 luego de que se conocieran los resultados de la seccional de empleados. La frase encarna la impotencia del grupo por no haber contado en el momento más crítico de la ayuda financiera o de la atención gubernamental para resolver el mayor temor de los trabajadores: un posible cierre de CVG Alcasa.
¿Será que el Equipo Político Regional en el Estado Bolívar del PSUV se habrá sentado a evaluar estos resultados?
¿Será que perderemos y la MUS todos los sindicatos de las Empresas Básicas en Guayana?
¿Será que la gobernación del estado Bolívar, alcaldías y algunas curules del Consejo Legislativo de esta entidad están en “pico e zamuro”?
¿No será esto parte de la avanzada desde lo electoral para el zarpazo contra Chávez y la Revolución desde Guayana?
¿Quién le pone el cascabel al gato y tendrá la verdadera voluntad política de aplicar las “3R” elevados a la N potencia?
Presidente, hay que ponerse las pilas en esto, sino tomamos correctivos, mañana cuando queramos hacerlo pudiera ser demasiado tarde.
¡Independencia y Patria Socialista!!!
¡Viviremos y Venceremos!!!