Mirtha Rodríguez
Atribulada, rabiosa, avergonzada por el conservadurismo decimonónico de un parlamento susceptible de ser cooptado por la Iglesia católica, la parte más beligerante de la sociedad civil dominicana cerró la semana anterior con la noticia de que las mujeres que alberguen un embarazo inviable tendrían que morir, porque estarían constitucionalmente obligadas a preservar el óvulo fecundado “desde la concepción hasta la muerte”, según mandato aprobado el último jueves por la asamblea revisora de la Constitución de ese país antillano.
Poca gente cree que los más de cien mil abortos que se practican anualmente van a cesar. Pero cada vez más las mujeres pobres se los harán en condiciones de extremo riesgo, muchas a escondidas, con sentimientos de culpa, y las más vendiendo sus bienes más necesarios para pagar entre tres y ocho mil pesos dominicanos (el cambio está alrededor de 36 pesos por un dólar) .
La República Dominicana proclamó como Objetivo del Milenio, meta que obviamente no podrá alcanzar, reducir en tres cuartas partes la mortalidad materna, que se halla en 176 por cada cien mil nacidos vivos según cifras del 2002, no obstante que el 97 por ciento de los partos se produce con asistencia especializada.
La queja mayor es la calidad de la atención. Aunque la tendencia estadística apunta a una leve reducción de esa tasa, el país ocupa el quinto lugar en la región en mortalidad materna. Con la adopción del artículo constitucional que postula: “el derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte”, se mantiene situado entre las cinco únicas naciones aferradas a esta posición: El Salvador, Nicaragua, Malta, Chile y República Dominicana.
Pero esto es sólo lo más evidente del problema y lo que echa por la borda otros esfuerzos de la nación que ha firmado convenciones y tratados internacionales de derechos humanos. Más aún: acuerdos y normativas que estimulan el desarrollo científico, la lucha contra el sida, y acciones que involucran el empleo de células madre.
Según una encuesta Gallup realizada en julio de este año, la sociedad dominicana estuvo de acuerdo con el aborto terapéutico en un 80 por ciento.
Esta pugna, cuyo saldo mejor es que quienes nunca antes se preocuparon ahora conocen del tema, se agudizó semana tras semana con todo tipo de manifestaciones: callejeras, de opinión, con impresos y pancartas y con una curia beligerante, aunque no homogénea, que sostuvo no pocas discusiones interesantes frente a las razones defendidas por el movimiento de mujeres, en primer lugar las feministas, la Academia de Ciencias, las Sociedades Científicas de Ginecología y Obstetricia, juristas, académicos y un muy numeroso grupo de periodistas. En las marchas y plantones participaron también campesinas y estudiantes, además de haber una presencia importante de varones.
Pocas veces antes el país vio expresiones tan notorias de las divergencias de criterios que se mantienen en su seno. Los métodos, sin embargo, han sido muy diferentes. El Cardenal católico Nicolás de Jesús López Rodríguez no anduvo con sutilezas y amenazó abiertamente a los congresistas, muchos de los cuales aspiran a ser reelegidos en mayo del 2010, cuando habrá elecciones legislativas y municipales. Les dijo que la feligresía no votaría por quienes favorecieran el aborto terapéutico.
En materia de campañas, el Foro de Mujeres por la Reforma Constitucional, la Coordinadora Nacional de Resistencia al Retroceso (esta última quedó conformada ahora y constituye, sin dudas, otra ganancia para futuros empeños), las entidades científicas y los grupos populares se empeñaron en elaborar afiches y mensajes de vuelo, buena parte realizados por la artista plástica ecuatoriana Lorena Espinoza, mientras que los segmentos retardatarios se exhibieron con pollos degollados para compararlos con fetos; desarrollaron mensajes de castigos divinos, chantajes y aseveraciones engañosas.
EL VATICANO PLANIFICÓ MUY BIEN
Aunque la mayoría de la población dominicana se declara católica son poco notorias las manifestaciones de devoción, más allá de la que se rinde a la Patrona del país, la virgen de las Mercedes, y a la Altagracia, nominada Protectora de la nación.
En tiempos recientes ha cobrado entidad mayor la iglesia evangélica, que está a punto de conseguir el reconocimiento de los matrimonios realizados en su seno, tal y cual ocurre con la católica. En este debate evangélicos y católicos estuvieron aliados.
Pero lo que más movió al catolicismo en este caso fue un mandato directo y explícito del Vaticano, declarado por el presidente del pontificio Consejo para la Familia, el cardenal colombiano Alfonso López Trujillo en mensaje del 24 enero del 2008, difundido desde Roma por la agencia AP y que decía:
“López Trujillo fue designado por el papa Benedicto XVI para llevar a cabo esta campaña internacional, en que pedirá a los jefes de Estado y a los líderes políticos la moratoria del aborto. Señaló que iniciará esta campaña en sudamérica, que proseguirá en centro y norteamérica, Canadá, África, Medio Oriente y Europa”.
Cuestionado por el diario italiano La República, el prelado recordó cuando el Papa Juan Pablo II “le escribió una histórica carta para implorar a las monjas violadas en Zagreb (el conflicto de la antigua Yugoslavia) que llevaran adelante de todos modos el embarazo”.
Con la constitucionalización de ideas semejantes, la Iglesia dominicana refuerza el poder de que disfruta desde que en tiempos del tirano Rafael Leónidas Trujillo, en 1954, firmara el Concordato que oficializó esta religión.
Tampoco es la primera vez que consiguen imponer sus criterios. En el 2004, en un rejuego parlamentario que no permitió a las fuerzas de la sociedad conocer sus intenciones, se aprobó la Ley del Niño No Nato que consagra el 25 de marzo como día de exaltación. En esa fecha, presumiblemente, María habría concebido a Jesús.
IMPUGNAR ANTE ORGANISMOS INTERNACIONALES
Las proclamadas intenciones del Vaticano de comenzar por América Latina esta campaña de penalización a las mujeres pobres obtuvieron frutos cuando los vínculos del presidente Daniel Ortega con el clero implantó en Nicaragua esta misma propuesta de penalización.
Con esa ley Nicaragua se colocó fuera de la normatividad internacional. Cuatro organismos de las Naciones Unidas, incluidos el Comité de Derechos Humanos y el Comité de las Naciones Unidas Contra la Tortura, han declarado que “…la penalización total del aborto, sin dejar excepciones, violenta el status legal de las mujeres...”
En declaraciones exclusivas para SEMLAC la abogada Zobeida Cepeda anunció que en noviembre próximo el país debe informar ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU. En ese momento se evidenciará su pobre aplicación del derecho a la vida, que es uno de los que protege el Pacto de Derechos Humanos y contra la Tortura. “Con esto –dijo apenada-- nos convertimos en un país con una de las constituciones más atrasadas”.
La frustración de la sociedad dominicana partidaria del aborto terapéutico no impide que personas tan dinámicas en esta lucha, como Sergia Galván, directora ejecutiva de la Colectiva Mujer y Salud, reconozca que ha habido también ganancias.
“Ha sido un proceso histórico, explicó. Por primera vez en República Dominicana se “despenalizó el debate” sobre el aborto, una discusión que estaba en el closet y que ahora se generalizó.
“La diversidad de sectores que se involucró en este esfuerzo es un hito también. Autoridades que jamás se interesaron por ese tema lo hicieron ahora. Es muy importante que aun el Presidente Leonel Fernández tuvo que discutir este asunto con su Comité Político y debió dejar en libertad a los legisladores de su Partido para que votaran según su conciencia”.
Fernández es también presidente del gobernante Partido de la Liberación Dominicana.
“Para mí lo más errado en todo lo que ocurrió –subrayó ante la reportera la dirigenta feminista- - es que el Partido Revolucionario Dominicano (liberal y socialdemócrata en el pasado) se haya dejado cooptar por el Cardenal que los ha endulzado con la promesa de garantizarle votos. Para mí eso es lo peor…”
Ciertamente esto significó una opción riesgosa para Miguel Vargas Maldonado, aspirante a la presidencia de la República en el 2012 y presidente de ese Partido, quien perdió en las elecciones del 2006. Entonces recibió sólo el 35 por ciento de la votación femenina.
Al parecer, las presiones fueron muchas. En conversación con SEMLAc, la vicepresidenta de ese Partido, Janet Camilo, dijo que “la realidad se impone muchas veces”. Cuando se le preguntó qué era lo prevaleciente, afirmó que “tenemos que aceptar a la mayoría: estamos comprometidas con el país pero sobre todo con una línea de Partido”.
El Parlamento no fue unánime en su votación: 128 legisladores lo hicieron a favor del artículo 30, y 34 estuvieron en contra. Significativo que el Presidente de la Cámara de Diputados, Julio César Valentín, cambió su voto y esta vez lo emitió a favor de la vida de las mujeres. Ratificaron sus posiciones 12 diputados del Partido Reformista Social Cristiano.
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