sábado, 19 de septiembre de 2009

El cuerpo femenino es clave en la política de Berlusconi.


Sandra Caher


La llegada del modelo televisivo berlusconiano del cuerpo femenino como trozo de carne, mudo y sin palabras, sin cerebro, de piernas y pechos, alteró la relación entre realidad e irrealidad.



El sábado 19 de septiembre se realizará en Roma la marcha 'No a la información controlada', lanzada por la Federación Nacional de Prensa con el apoyo de los partidos de oposición a Silvio Berlusconi. Nella Condorelli, periodista italiana especializada en política internacional y género, explica las razones del reclamo, la situación de los medios, y especialmente de las mujeres en ellos, bajo el mandato del actual primer ministro.



La marcha 'No a la información controlada' se realizará en defensa del artículo 21 de la Constitución italiana que se refiere al 'derecho de los ciudadanos a expresar sus opiniones mediante la palabra escrita u otros medios de difusión'. Según la Federazione Nazionale Stampa Italiana, organismo convocante, este derecho está en riesgo actualmente en Italia.



'Para comprender la situación de los medios en Italia, y cómo llegamos al presente, hay que contemplar dos aspectos –señala Nella Condorelli, periodista y documentalista siciliana afincada en Roma-. Hay un aspecto general, vinculado a la información mundial actual, presionada entre grupos económicos poco dispuestos a invertir en recursos humanos para garantizar una información libre y plural y el sistema político que sólo la requiere como vehículo de consenso. Todo esto en el marco de la sociedad de la comunicación que hace más interdependientes los destinos de todos y de cada uno.



Y el aspecto particular, el que hace único al ‘caso Berlusconi’, tiene su eje en el conflicto de intereses del presidente del Consejo de Ministros que llega a la política como empresario mediático, se apropia de la escena y sigue al frente de sus empresas consolidando un imperio que va desde la televisión a los medios impresos, todo gracias a la política y mientras hace política'.

'Todo esto –agrega- sin plantearse que deben ser respetadas las reglas democráticas porque es indudable que el uso de la televisión como plaza pública virtual cambió las reglas de juego, en lugar de hablar ahora sucede la intervención televisiva, y si un jugador se adueña de la plaza como en este caso Berlusconi, entonces no hay confrontación política… Eso afecta terriblemente a la audiencia: el derecho de informar y ser informado no existe más, la reflexión se anula, el mensaje tiene un sentido único. Y finalmente, la monstruosidad que surge es el espectador votante que se pierde por completo dentro de la palabra ciudadanía.

En una ‘democracia joven’ como la italiana, el resultado de esto puede ser letal para las reglas democráticas. No hay que olvidar que la República Italiana tiene menos de 60 años y surgió del sacrificio de mujeres y hombres que resistieron la dictadura fascista que cuando se impuso, después de la Marcha de 1922 sobre Roma, lo primero que hizo fue ejercer la censura, perseguir a medios y periodistas y a cualquiera que se oponía, transformando la información en propaganda. La marcha del próximo 19 de septiembre fue convocada por la Federación Nacional de Prensa Italiana justamente para evitar este peligro.'

- Dentro de este panorama, ¿cómo es la situación de las mujeres en los medios?

- Es evidente el vínculo con el escenario general que acabo de describir. Hay que subrayar, es más, que la primera televisión de Berlusconi, a partir de mediados de los ’80, hizo de la utilización más vulgar del cuerpo de la mujer su centro de gravedad. En un país en el que había un fuerte movimiento político de las mujeres –ligado tanto a partidos históricos como la Democracia Cristiana, el Partido Comunista, el Socialista y los partidos laicos, como a las expresiones del neofeminismo de los ’70-, el efecto fue devastador.

La llegada del modelo televisivo berlusconiano del cuerpo femenino como trozo de carne, mudo y sin palabras, sin cerebro, entregado a desnudeces cada vez más importantes de las piernas y los pechos, alteró la relación entre realidad e irrealidad. Para la gente italiana, mujeres y varones, crecidos entre el conformismo de base católica y la profana memoria mediterránea ancestral, casi no hubo escapatoria: la desnudez de las mujeres, cada vez más monstruosa, capturó el imaginario colectivo y fue la clave para hacer pasar todo lo demás.

Al modelo de mujeres desnudas sin palabras venía siempre opuesto un modelo masculino vencedor, en definitiva el emprendedor-político que todo lo puede. Esto condujo a la progresiva desaparición de la diversidad de la mujer en los medios, incluso en la televisión pública, ya que la RAI -Radio y Televisión Italiana-, por el juego del poder, se alineó con esta política sobre los medios. Y en general los varones subestimaron el problema y las mujeres se dividieron, empantanadas en la definición de modernidad.

El resultado a la fecha es que las mujeres somos totalmente invisibles en la información, en la televisión sólo aparecemos como 'valette' de alguien, y en la política no tenemos ningún espacio. De las cuestiones relativas a la paridad, no aparece nada en los medios, y ni siquiera se aplican las normas existentes. En este panorama, el feminismo debatió si participar o no de la marcha del 19, que en general parece no tener ningún rastro de lucha de género, y yo creo que sí tenemos que hacerlo para que no haya un definitivo silencio sobre el punto de vista de género en la información y sobre el protagonismo femenino.

- En un foro de periodistas señalaste que 'Berlusconi quiere silenciar cualquier crítica sobre su conducta sexual'. ¿De qué forma está intentando callar a las voces opositoras? ¿Son muchas estas voces?

- La cuestión de la vida privada de Berlusconi es un aspecto crucial en la interpretación de la democracia. Berlusconi no es un hombre cualquiera, es el jefe de gobierno, y su visión sobre el mundo, las mujeres, la familia, las relaciones hombre-mujer, son las que inspiran su política. En este sentido, su conducta refleja su responsabilidad pública.

Ningún estado puede permitirse comportamientos tan descaradamente machistas de un jefe de gobierno, y no hay que olvidar que la primera denuncia sobre sus encuentros indecentes e irrespetuosos fue hecha por su mujer, Verónica Lario. En cualquier país libre, los medios informan a la ciudadanía lo que está sucediendo. Berlusconi respondió atacando a la prensa y su autonomía, con una serie de acciones que van de la mano de precedentes procedimientos legislativos cuyo objetivo fue limitar la libertad y el trabajo del periodismo y, como dice la Federación Nacional de Prensa, su sentido fue desactivar 'la función constitucionalmente garantizada' de informar y ser informados.

La idea de ir a la plaza a recordar cuál es la función periodística se concretó después de la decisión de Berlusconi, a fines de agosto, de querellar al diario La Reppublica y al grupo editorial L’ Espresso por haber publicado cuestiones relativas al reciente escándalo en el que estuvo envuelto. Hubo polémicas también sobre el documental Videocrazy, que reconstruye el crecimiento del canal Mediaset (propiedad de Berlusconi) y del sistema televisivo italiano, y que no fue aceptado para difundirlo por la televisión –la RAI incluida-.

En el mismo período explotó la cuestión que llevó a la renuncia del director de L’Avvenire, el diario de la Conferencia Episcopal Italiana, que apareció en primera página de Il Giornale, propiedad del hermano de Berlusconi, como un 'conocido homosexual', una verdadera represalia que tuvo como objetivo generar miedo en los medios y acallar y que le generó el enfrentamiento con el Vaticano. Como se ve, hay motivos para que marchemos, y la opinión pública italiana es consciente, el llamado lanzado a través de internet por el diario La Reppublica recogió casi cuatrocientas mil adhesiones.

Nella Condorelli se define como una 'dialoguista en las diferencias, en aras de la promoción de la paz'. Fue responsable del programa Eiroland, sobre la situación de las mujeres en Europa, que fue emitido por la RAI. Actualmente es directora de la revista internacional o­n-line Women in the city y responsable de Medinet Audiovisuals, un grupo de producción editorial y audiovisual.

- ¿Cuál es la situación de las mujeres italianas en general?

- De una gran precariedad. Somos las penúltimas de Europa en cuanto a ocupación en el mercado laboral, las estadísticas dicen que la actual crisis económica nos golpeó especialmente, que el aumento de la pobreza se produjo sobre todo en familias compuestas por una madre con hijos, que para las inmigrantes todo es peor, que la violencia doméstica crece, y que la representación política desciende a la par que disminuyen los derechos.

En resumen, las mujeres italianas trabajan muchísimo –nuestras horas de trabajo diario superan la media de las mujeres-, y tenemos a cargo el trabajo dentro y fuera de casa sin que esto haya sido motivo de ajustes por parte del gobierno de Berlusconi. En el mejor de los casos, en su gobierno se habla de 'incentivo a las familias', cancelando al sujeto mujer-ciudadana como destinataria de políticas específicas. Las mujeres quedamos cada vez más relegadas y el tema de las mujeres se transforma en una medida de la democracia imperfecta de Italia.

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