Natacha Inatti
Aún mantengo frescos en mi memoria los recuerdos de aquel 11 de abril. Fatídica fecha, cuando unos absurdos pretendieron derrocar a Chávez de la presidencia y se encontraron con que ese cargo no le pertenece a Hugo. Esa posición es de un pueblo llano que la defendió con uñas y dientes en aquel momento y seguirá haciéndolo.
Ese pueblo que hizo posible la revolución, con su apoyo, con su constancia y con su frenesí lucha a veces consigo mismo, pero se impone. Lucha contra los oportunistas, los descubre, los pone en evidencia y sigue la tarea de mantenerlos a raya, hasta depurar completamente.
Aquel 11 de abril no fue época de fariseos, aunque se vieron algunos. Fueron horas para los valientes. Muchos de esos valientes cayeron en la calles, otros inocentes de todo, también fueron víctimas de la canalla, pero el pueblo se volvió a imponer, en defensa de su líder y de su esperanza.
El 13 de abril se produjo el rescate, los golpistas salieron huyendo atemorizados por la felicidad de bodegueros, buhoneros, estudiantes, amas de casa, artistas, motorizados y trabajadores de todas las áreas, pero fundamentalmente los hombres y mujeres humildes que, con lágrimas en los ojos, consignas y presencia, mucha presencia, lograron restituir el orden constitucional.
No hay una demostración de poder popular más sentida que esa. No hay un recuerdo más intenso en la política venezolana que éste donde, las armas, tiros y granadas de los golpistas fueron enfrentados con gritos, banderas tricolores y el fervor del Himno Nacional.
Me disculpan si sienten que las frases suenan cursis o empalagosas. Son recuerdos latentes sobre el heroísmo de un pueblo que hoy, a 6 años, quiero reivindicar. Honor a los caídos, honor a sus familias y larga vida al proceso Bolivariano que, con el apoyo de ese pueblo sencillo, sigue construyéndose, enmendándose y revisándose para relanzarse.
Para mí, cada 11, 12 y 13 de abril, son fechas que me permiten recordar el heroísmo de mi pueblo sencillo que se hizo victoria popular. La más grande victoria popular de la historia política venezolana.
Más que celebraciones y discursos, cada 11, 12 y 13 de abril, reimpulsemos nuestro compromiso, relancemos nuestras propuestas y abracemos con orgullo el sentimiento Bolivariano de esos héroes anónimos que hicieron posible que cada 11 tuviera su 13.
natachainatti@gmail.com
Aún mantengo frescos en mi memoria los recuerdos de aquel 11 de abril. Fatídica fecha, cuando unos absurdos pretendieron derrocar a Chávez de la presidencia y se encontraron con que ese cargo no le pertenece a Hugo. Esa posición es de un pueblo llano que la defendió con uñas y dientes en aquel momento y seguirá haciéndolo.
Ese pueblo que hizo posible la revolución, con su apoyo, con su constancia y con su frenesí lucha a veces consigo mismo, pero se impone. Lucha contra los oportunistas, los descubre, los pone en evidencia y sigue la tarea de mantenerlos a raya, hasta depurar completamente.
Aquel 11 de abril no fue época de fariseos, aunque se vieron algunos. Fueron horas para los valientes. Muchos de esos valientes cayeron en la calles, otros inocentes de todo, también fueron víctimas de la canalla, pero el pueblo se volvió a imponer, en defensa de su líder y de su esperanza.
El 13 de abril se produjo el rescate, los golpistas salieron huyendo atemorizados por la felicidad de bodegueros, buhoneros, estudiantes, amas de casa, artistas, motorizados y trabajadores de todas las áreas, pero fundamentalmente los hombres y mujeres humildes que, con lágrimas en los ojos, consignas y presencia, mucha presencia, lograron restituir el orden constitucional.
No hay una demostración de poder popular más sentida que esa. No hay un recuerdo más intenso en la política venezolana que éste donde, las armas, tiros y granadas de los golpistas fueron enfrentados con gritos, banderas tricolores y el fervor del Himno Nacional.
Me disculpan si sienten que las frases suenan cursis o empalagosas. Son recuerdos latentes sobre el heroísmo de un pueblo que hoy, a 6 años, quiero reivindicar. Honor a los caídos, honor a sus familias y larga vida al proceso Bolivariano que, con el apoyo de ese pueblo sencillo, sigue construyéndose, enmendándose y revisándose para relanzarse.
Para mí, cada 11, 12 y 13 de abril, son fechas que me permiten recordar el heroísmo de mi pueblo sencillo que se hizo victoria popular. La más grande victoria popular de la historia política venezolana.
Más que celebraciones y discursos, cada 11, 12 y 13 de abril, reimpulsemos nuestro compromiso, relancemos nuestras propuestas y abracemos con orgullo el sentimiento Bolivariano de esos héroes anónimos que hicieron posible que cada 11 tuviera su 13.
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