Mauricio Castaldo.
Abril es el mes del nacimiento del proyecto federalista sudamericano. El 15 de Abril de 1813 -fecha que aún discuten las cronologías historiográficas- se definen, desde la Banda Oriental, las bases del proyecto político federal artiguista.
Habían pasado tres años de la Revolución de Mayo de 1810 y se discutía, en nuestra región y en toda América, dos grandes cuestiones políticas: la independencia sudamericana del poder imperial español y la forma de gobierno de los nuevos estados que estaban naciendo.
En este contexto, los gobiernos centrales de las Provincias Unidas -no se llamaba Argentina todavía y la Provincia Oriental era una provincia más, ubicada en un lugar política y militarmente estratégico- dejaban bastante que desear: en Buenos Aires se hablaba de una monarquía como forma de gobierno, y hasta de una monarquía encabezada por un príncipe extranjero. Y ya se buscaban centralizar todas las decisiones allí, en la ciudad-puerto, prefigurando el unitarismo y la dependencia que impondrían más adelante.
Las victorias y derrotas militares -como las de Belgrano en el Norte, por ejemplo- se sucedían en el marco de ésta hipocresía política generalizada. Artigas y su ejército popular ya habían triunfado en Las Piedras -esa batalla gloriosa cantada en el Himno Argentino original- y ya habían sitiado a una Montevideo en la que se atrincheraban los restos del poder español. Tuvo que abandonar el sitio y conducir el éxodo oriental a las costas entrerrianas debido al pacto del gobierno de Buenos Aires con los españoles. Tuvo que superar las intrigas del Ayuí -de su campamento cerca de Concordia- generadas por Sarratea, enviado por Bs.As para poner a lugartenientes y tropa en contra de su jefe Artigas.
La fuerza y el prestigio político de Artigas crecía en el Litoral. La lucha continuaba, en todos los frentes. Artigas y Rondeau conducían ahora el 2º sitio a Montevideo. Y en este contexto, el gobierno central -el 2do.Triunvirato- convocó a la Asamblea General Constituyente, que inició sus sesiones el 31 de Enero de 1813.
En búsqueda de definiciones políticas, Artigas animó la realización de un Congreso provincial en la Banda Oriental. Este Congreso de Tres Cruces se extendió del 5 al 20 de Abril de 1813. Allí se forjaron las Instrucciones que debían llevar los diputados orientales a la Asamblea General de las Provincias Unidas. Dentro de los 20 puntos de las históricas Instrucciones del XIII se incluyen: una propuesta de Declaración de Independencia -en el artículo 1º- tres años antes del Congreso de Tucumán, la concepción de una República de las Provincias Unidas -en el art.20º-, que el gobierno de las Prov.Unidas esté fuera de Bs.As -art.19º, notable profecía artiguista sobre los peligros de la concentración del poder estatal- y, que no se admitirá “otro sistema que el de confederación para el pacto recíproco con las Provincias que forman nuestro Estado” -art.2º-.
Aquí nace formalmente entonces el proyecto político federalista. Artigas se inspiraba en la joven constitución de los EE.UU y en su propia experiencia política y social como paisano oriental y litoraleño. Los diputados orientales fueron rechazados y excluídos de la Asamblea en Bs.As, y el enfrentamiento entre porteños y provincianos, entre unitarios y federales, se sinceró y recrudeció.
Rondeau quiso pasar por encima la autoridad de Artigas, convocando a otra elección -manipulada- de diputados orientales, y el Jefe Federal decidió retirarse de ese segundo sitio a la plaza montevideana.
El Gobierno de Bs.As lo declaró “infame traidor” y puso precio a su cabeza. Pero en el choque de las armas, los nacionales-porteños fueron derrotados por la hermandad litoraleña artiguista en El Espinillo, cerca de Paraná -allí nace la autonomía política entrerriana-, y en el Guayabo -en la Banda Oriental-.
A partir de allí, el autonomismo y el federalismo litoraleños fueron fuertes hasta 1820: Artigas incluso rechazó un ofrecimiento porteño de independencia oriental, siendo leal siempre, y a muerte, con los entrerrianos, con los litoraleños y con el proyecto federal y popular.
Fueron imbatibles bajo el Protectorado de Artigas, quién promovió la Liga Federal, la Liga de los Pueblos Libres y el Congreso de Oriente, cuyo sentido era ser la autoridad político-legislativa de esa Liga, de la que participaban las provincias Oriental, Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fé y Córdoba.
Para diferenciarse más aún de la hipocresía unitaria, Artigas mandó a hacer la bandera tricolor, la popular Bandera Federal (1815), que hoy conocemos como la Bandera de Entre Ríos: una gran herencia histórica que tenemos que defender con lealtad y con orgullo.
Por ésto, y por tantas otras cosas, Artigas también debe ser considerado y homenajeado por todos nosotros como Padre de la Patria. El Padre del Federalismo -de un federalismo revolucionario que fué siendo abandonado paso a paso en ambas Bandas- es, sin dudas, el Padre de la Patria en el Litoral, y uno de los grandes Libertadores de Sudamérica, junto a Tupac Amaru, Touissant L'Overture, Bolívar, Miranda, Hidalgo, Güemes, O'Higgins, Sucre y San Martín.
Pero el proyecto federalista revolucionario se fué despedazando. Las traiciones y la acumulación de enemigos de adentro y de afuera provocaron la derrota militar de Artigas en Tacuarembó frente a los portugueses (1820) -el otro imperio animado por los gobiernos porteños, trás la derrota de los españoles, a avanzar sobre el Jefe Federal-, y aunque las tropas federales triunfan en Cepeda (1820) contra los nacionales-porteños, Pancho Ramírez y Estanislao López prefirieron pactar con Bs.As antes de reafirmar el proyecto de Artigas.
El federalismo auténtico, el federalismo sustancial artiguista -el de la soberanía particular de los pueblos libres, justos y solidarios confederados de Sud América- empezó a ser triturado y licuado en el Tratado del Pilar, ese pacto posterior a la batalla de Cepeda que aún hoy algunos festejan irresponsablemente, como así también en la Batalla de Las Tunas -dónde Ramírez derrotó a Artigas (1820), y continuó ese complejo y subordinado derrotero con la independencia de la Banda Oriental negociada por el imperialismo británico (1828-1830), en la formalización y el mixturado de la Constitución de 1853 y fué derrotado en la batalla de Pavón (1861), en aquella batalla en la que Urquiza le entregó el triunfo y el poder político a Mitre y a los nacionales-unitarios.
Desde allí y hasta el día de hoy, ese federalismo formal fué perdiendo la poca fuerza que tenía hasta agotarse políticamente. Este agotamiento -y colapso- (o desaparición, como dijo el dirigente santafesino de Coninagro citado más arriba)- quedó patentizado en la protesta agropecuaria de marzo de 2008 y fué claramente expresado en los discursos de los líderes de Federación Agraria en Entre Ríos, Alfredo de Angeli y Juan Echeverría.
Ese mismo planteo venía siendo realizado, desde hace tiempo, por César Baudino (AGMER) y por nuestro Foro Artiguista Entrerriano, como también por otros intelectuales, militantes y organizaciones de Entre Ríos y del Litoral.
Artigas siempre vuelve, y el proyecto federalista y la emancipación social vuelven a ser repensados hoy, desde tierra adentro, desde el alma de los pueblos oprimidos, que no por casualidad seguían incondicionalmente al gran Jefe Federal. Creemos entonces que es necesario reflexionar a fondo sobre su historia y su futuro, para que se afirmen la autonomía, el federalismo, la hermandad sudamericana y la justicia social, y que no se repitan las traiciones, las estrecheces y los errores del pasado.
Es hora de planificar estratégicamente las bases de un Nuevo Federalismo para el Siglo XXI. Es hora de ir pensando y elaborando entre todos los sectores comprometidos con la transformación social, unas Instrucciones del Siglo XXI.
Estamos en medio de problemas, crisis, debates y transformaciones muy fuertes en Sudamérica y en el mundo de la globalización capitalista hegemónica actual. En este sentido, entendemos que -a mediano plazo, y paso a paso- el concepto de provincia debe ser superado por el de Comunidad Autónoma, y ésta es una de las iniciativas que queremos exponer para el debate público democrático, tomando como ejemplo la relación de Euskadi, el País Vasco, con el Estado Español, como su actual proyecto de Estatuto de Libre Asociación de Euskal Herría con el gobierno de España y con la Unión Europea.
Deseamos desplegar un futuro-pasado liberador, con una Comunidad Autónoma Entrerriana confederada que inicie transformaciones estructurales, que haga de una soberanía alimentaria integral -el ejemplo aquí de los planteos de los Sin Tierra de Brasil es extraordinario- su obsesión principal, como así también una economía social, una democracia participativa, un desarrollo sustentable y vitalista, integrado, dinámico y abierto, y una descolonización total y una afirmación cultural y genealógica entrerriana, litoraleña, americana y multicultural.
Desearíamos que éste debate atravesiese, paso a paso, a la política y a la sociedad entrerrianas; que atraviese a la Constituyente -tan autolimitada, tan dependiente- y a nuestra Ley de Educación. Que atraviese a los gremios y al campo popular. Y que atraviese los campos de América.
Y nosotros queremos más, queremos ayudar a forjar democráticamente una Alternativa Bolivariana y Artiguista confederada para Nuestra América y para el Mundo del Siglo XXI.
Abril es el mes del nacimiento del proyecto federalista sudamericano. El 15 de Abril de 1813 -fecha que aún discuten las cronologías historiográficas- se definen, desde la Banda Oriental, las bases del proyecto político federal artiguista.
Habían pasado tres años de la Revolución de Mayo de 1810 y se discutía, en nuestra región y en toda América, dos grandes cuestiones políticas: la independencia sudamericana del poder imperial español y la forma de gobierno de los nuevos estados que estaban naciendo.
En este contexto, los gobiernos centrales de las Provincias Unidas -no se llamaba Argentina todavía y la Provincia Oriental era una provincia más, ubicada en un lugar política y militarmente estratégico- dejaban bastante que desear: en Buenos Aires se hablaba de una monarquía como forma de gobierno, y hasta de una monarquía encabezada por un príncipe extranjero. Y ya se buscaban centralizar todas las decisiones allí, en la ciudad-puerto, prefigurando el unitarismo y la dependencia que impondrían más adelante.
Las victorias y derrotas militares -como las de Belgrano en el Norte, por ejemplo- se sucedían en el marco de ésta hipocresía política generalizada. Artigas y su ejército popular ya habían triunfado en Las Piedras -esa batalla gloriosa cantada en el Himno Argentino original- y ya habían sitiado a una Montevideo en la que se atrincheraban los restos del poder español. Tuvo que abandonar el sitio y conducir el éxodo oriental a las costas entrerrianas debido al pacto del gobierno de Buenos Aires con los españoles. Tuvo que superar las intrigas del Ayuí -de su campamento cerca de Concordia- generadas por Sarratea, enviado por Bs.As para poner a lugartenientes y tropa en contra de su jefe Artigas.
La fuerza y el prestigio político de Artigas crecía en el Litoral. La lucha continuaba, en todos los frentes. Artigas y Rondeau conducían ahora el 2º sitio a Montevideo. Y en este contexto, el gobierno central -el 2do.Triunvirato- convocó a la Asamblea General Constituyente, que inició sus sesiones el 31 de Enero de 1813.
En búsqueda de definiciones políticas, Artigas animó la realización de un Congreso provincial en la Banda Oriental. Este Congreso de Tres Cruces se extendió del 5 al 20 de Abril de 1813. Allí se forjaron las Instrucciones que debían llevar los diputados orientales a la Asamblea General de las Provincias Unidas. Dentro de los 20 puntos de las históricas Instrucciones del XIII se incluyen: una propuesta de Declaración de Independencia -en el artículo 1º- tres años antes del Congreso de Tucumán, la concepción de una República de las Provincias Unidas -en el art.20º-, que el gobierno de las Prov.Unidas esté fuera de Bs.As -art.19º, notable profecía artiguista sobre los peligros de la concentración del poder estatal- y, que no se admitirá “otro sistema que el de confederación para el pacto recíproco con las Provincias que forman nuestro Estado” -art.2º-.
Aquí nace formalmente entonces el proyecto político federalista. Artigas se inspiraba en la joven constitución de los EE.UU y en su propia experiencia política y social como paisano oriental y litoraleño. Los diputados orientales fueron rechazados y excluídos de la Asamblea en Bs.As, y el enfrentamiento entre porteños y provincianos, entre unitarios y federales, se sinceró y recrudeció.
Rondeau quiso pasar por encima la autoridad de Artigas, convocando a otra elección -manipulada- de diputados orientales, y el Jefe Federal decidió retirarse de ese segundo sitio a la plaza montevideana.
El Gobierno de Bs.As lo declaró “infame traidor” y puso precio a su cabeza. Pero en el choque de las armas, los nacionales-porteños fueron derrotados por la hermandad litoraleña artiguista en El Espinillo, cerca de Paraná -allí nace la autonomía política entrerriana-, y en el Guayabo -en la Banda Oriental-.
A partir de allí, el autonomismo y el federalismo litoraleños fueron fuertes hasta 1820: Artigas incluso rechazó un ofrecimiento porteño de independencia oriental, siendo leal siempre, y a muerte, con los entrerrianos, con los litoraleños y con el proyecto federal y popular.
Fueron imbatibles bajo el Protectorado de Artigas, quién promovió la Liga Federal, la Liga de los Pueblos Libres y el Congreso de Oriente, cuyo sentido era ser la autoridad político-legislativa de esa Liga, de la que participaban las provincias Oriental, Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fé y Córdoba.
Para diferenciarse más aún de la hipocresía unitaria, Artigas mandó a hacer la bandera tricolor, la popular Bandera Federal (1815), que hoy conocemos como la Bandera de Entre Ríos: una gran herencia histórica que tenemos que defender con lealtad y con orgullo.
Por ésto, y por tantas otras cosas, Artigas también debe ser considerado y homenajeado por todos nosotros como Padre de la Patria. El Padre del Federalismo -de un federalismo revolucionario que fué siendo abandonado paso a paso en ambas Bandas- es, sin dudas, el Padre de la Patria en el Litoral, y uno de los grandes Libertadores de Sudamérica, junto a Tupac Amaru, Touissant L'Overture, Bolívar, Miranda, Hidalgo, Güemes, O'Higgins, Sucre y San Martín.
Pero el proyecto federalista revolucionario se fué despedazando. Las traiciones y la acumulación de enemigos de adentro y de afuera provocaron la derrota militar de Artigas en Tacuarembó frente a los portugueses (1820) -el otro imperio animado por los gobiernos porteños, trás la derrota de los españoles, a avanzar sobre el Jefe Federal-, y aunque las tropas federales triunfan en Cepeda (1820) contra los nacionales-porteños, Pancho Ramírez y Estanislao López prefirieron pactar con Bs.As antes de reafirmar el proyecto de Artigas.
El federalismo auténtico, el federalismo sustancial artiguista -el de la soberanía particular de los pueblos libres, justos y solidarios confederados de Sud América- empezó a ser triturado y licuado en el Tratado del Pilar, ese pacto posterior a la batalla de Cepeda que aún hoy algunos festejan irresponsablemente, como así también en la Batalla de Las Tunas -dónde Ramírez derrotó a Artigas (1820), y continuó ese complejo y subordinado derrotero con la independencia de la Banda Oriental negociada por el imperialismo británico (1828-1830), en la formalización y el mixturado de la Constitución de 1853 y fué derrotado en la batalla de Pavón (1861), en aquella batalla en la que Urquiza le entregó el triunfo y el poder político a Mitre y a los nacionales-unitarios.
Desde allí y hasta el día de hoy, ese federalismo formal fué perdiendo la poca fuerza que tenía hasta agotarse políticamente. Este agotamiento -y colapso- (o desaparición, como dijo el dirigente santafesino de Coninagro citado más arriba)- quedó patentizado en la protesta agropecuaria de marzo de 2008 y fué claramente expresado en los discursos de los líderes de Federación Agraria en Entre Ríos, Alfredo de Angeli y Juan Echeverría.
Ese mismo planteo venía siendo realizado, desde hace tiempo, por César Baudino (AGMER) y por nuestro Foro Artiguista Entrerriano, como también por otros intelectuales, militantes y organizaciones de Entre Ríos y del Litoral.
Artigas siempre vuelve, y el proyecto federalista y la emancipación social vuelven a ser repensados hoy, desde tierra adentro, desde el alma de los pueblos oprimidos, que no por casualidad seguían incondicionalmente al gran Jefe Federal. Creemos entonces que es necesario reflexionar a fondo sobre su historia y su futuro, para que se afirmen la autonomía, el federalismo, la hermandad sudamericana y la justicia social, y que no se repitan las traiciones, las estrecheces y los errores del pasado.
Es hora de planificar estratégicamente las bases de un Nuevo Federalismo para el Siglo XXI. Es hora de ir pensando y elaborando entre todos los sectores comprometidos con la transformación social, unas Instrucciones del Siglo XXI.
Estamos en medio de problemas, crisis, debates y transformaciones muy fuertes en Sudamérica y en el mundo de la globalización capitalista hegemónica actual. En este sentido, entendemos que -a mediano plazo, y paso a paso- el concepto de provincia debe ser superado por el de Comunidad Autónoma, y ésta es una de las iniciativas que queremos exponer para el debate público democrático, tomando como ejemplo la relación de Euskadi, el País Vasco, con el Estado Español, como su actual proyecto de Estatuto de Libre Asociación de Euskal Herría con el gobierno de España y con la Unión Europea.
Deseamos desplegar un futuro-pasado liberador, con una Comunidad Autónoma Entrerriana confederada que inicie transformaciones estructurales, que haga de una soberanía alimentaria integral -el ejemplo aquí de los planteos de los Sin Tierra de Brasil es extraordinario- su obsesión principal, como así también una economía social, una democracia participativa, un desarrollo sustentable y vitalista, integrado, dinámico y abierto, y una descolonización total y una afirmación cultural y genealógica entrerriana, litoraleña, americana y multicultural.
Desearíamos que éste debate atravesiese, paso a paso, a la política y a la sociedad entrerrianas; que atraviese a la Constituyente -tan autolimitada, tan dependiente- y a nuestra Ley de Educación. Que atraviese a los gremios y al campo popular. Y que atraviese los campos de América.
Y nosotros queremos más, queremos ayudar a forjar democráticamente una Alternativa Bolivariana y Artiguista confederada para Nuestra América y para el Mundo del Siglo XXI.
1 comentario:
EL SUPUESTO FEDERALISTA Y FACHO DEANGELIS OPINA ASÍ...
“No sé qué le van a coparticipar a los municipios si estamos entrando en el círculo más grande de pobreza de la historia argentina. Si ustedes quieren hacer de la Argentina una Cuba o Venezuela, se equivocó”, vociferó el productorarrendatario.
–Qué bien que estuvo Alfredo, sobre todo con lo de Cuba y Venezuela. ¿Quién quiere ser como esos negros de mierda? –murmuró Abelardo Spector Fraga, delegado de la Sociedad Rural de Gualeguaychú, a un colega suyo. El chacarero antivenezolano y cubano esbozó una explicación de sus dichos a Página/12: “Los argentinos somos inmigrantes europeos, que queremos el progreso y el bienestar. A mí me gusta el capitalismo, pero más humano, donde no haya pobreza como la hay en Latinoamérica”, aclaró Spector Fraga. Quien dice que en el conflicto agropecuario no hay diferentes modelos políticos e ideológicos en pugna se equivoca...
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/subnotas/121904-38879-2009-03-21.html
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