jueves, 31 de octubre de 2019

Espiral de ridiculez



"Tenían que haber apagado, no los bombillos, sino su carrera hacia la ridiculez, pero iban sin freno y en bajada"
"Tenían que haber apagado, no los bombillos, sino su carrera hacia la ridiculez, pero iban sin freno y en bajada"
Con el Mazo Dando
Dicen que una mentira necesita 100 más para sostenerse, y que esas cien más necesitan, cada una, otras cien mentiras y así y así, y así… Y tantas mentiras no te pueden llevar sino al más escandaloso ridículo. Pues eso es lo que le está pasando al antichavismo nacional e internacional.

Todo empezó hace poco más de 20 años. Ya nadie recuerda con precisión cuál fue la mentira que desató la hecatombe mentirosa. Fueron tantas, tan variadas, oímos todo, o casi todo: desde la fritata de cabezas de adecos que los adecos decían que Chávez había prometido, los cubanos viviendo en tu casa, una familia en cada cuarto, el ¡Con mis hijos no te metas!, que si el nuevo viaducto a la Guaira era de cartón piedra ¡y va a caeeeer, y va a caeeer el viaducto va a caeeerrr!, que si los bombillos ahorradores espiaban a los venezolanos de bien. 

Tenían que haber apagado, no los bombillos, sino su carrera hacia la ridiculez, pero iban sin freno y en bajada. ¡Ni un paso atrás!

Ni un paso atrás, en bajada y sin frenos, en enero de este año, un tarado balbuceó una ininteligible auto juramentación presidencial en una esquina del Este de Caracas. En lugar de sacarlo a patadas por ese mismo culo que había enseñado años antes a modo de joligudense protesta, el antichavismo, nacional y mundial, decidió seguirle la corriente y llamaron al tarado Presidente (E). De ahí ya no hay regreso.

Como el tarado es tarado, todo les salió mal; bueno, casi todo, porque el tarado y sus compinches se robaron un realero que ahora no quieren repartir, es decir que el tarado cree que a él no le salió mal nada, porque hasta su esposa Fabiana ahora usa un Iwatch y una gorra bordada en dorado con un logotipo en forma de totona que dice “Despacho de la primera Dama”. “Vamos bien”.

Tan bien van que a los gobiernos de los países que se conjuraron para hacernos creer que ellos creen que el tarado es Presidente, como que les cayó la maldición que dice “El que se mete con Venezuela se seca”; aunque lo que en verdad les cayó fue la inevitable realidad: el que se entrega a los gringos y al FMI se seca. Así ha sido siempre, y claro, si además se meten con Venezuela, se recontrasecan. ¡Cúmplase!

Estos presidentes que decidieron ser perritos en la alfombrita del “patio trasero” se enfrentan a la posibilidad real de salir a patadas de sus casas de gobierno, mientras Maduro, el presidente  que pretendieron desconocer y derrocar, sigue y seguirá ahí, al frente del gobierno de Venezuela. 

Pasa en Perú, Argentina, Honduras, Colombia, Paraguay, y ahora en Ecuador donde la gente harta del neoliberalismo cipayo leninista salió a la calle, calle y más calle, pero de verdad, verdad. 

Así, para que no se les note el fracaso y la derrota, desatan la espiral de ridiculez.

My, God! –dijo Almagro desde la OEA y corrió a emitir un comunicado que dice que no, vale, que no se protesta así, que no se queman cosas (que nadie ha quemado), que no se le lanzan agresiones a las fuerzas de seguridad, que Lenin tiene que terminar su mandato constitucional, no como Nicolás Maduro que merece todas las protestas violentas, el fuego, la muerte porque el petróleo -¡perdón!- porque la dictadura, you know…

– ¡Lenin, Lenin, ahí vienen los movimientos sociales, la gente furiosa por el paquetazo! 
– Huyamos a Guayaquil – Dijo Lenin, picando cauchos.
– ¡Lenin, Lenin, que hay un gentío en la calle y no te quiere ni tu madre!
– Saquemos al ejército a la calle y culpemos a Maduro en cadena nacional con teleprompter.

¡Ajá, lo sabíamos! Nicolás, el hombre derrotado, quebrado, sin liderazgo, sin gente, que vive temeroso, escondido en la soledad de Miraflores, no es más que el Clark Kent de Maduro, un gigante súper poderoso que es capaz de desestabilizar países enteros, a control remoto, con solo mover el bigote. 

Y nos dio mucha risa, pero más risa nos dio cuando la comiquita escuálida de los poderes bigotudos de Nicolás sumaba más detalles, como la clandestinidad de Rafael Correa, en Barquisimeto. 

–¿Pero Correa no vive en Bruselas?– Preguntó un periodista opositor en un intento vano de resistirse a la ridiculez. 
– Bruselas, Barquisimeto, si ambas empiezan con B, ¿qué más da? Que sea Barquisimeto, y ya está. Además que ahora dice este tuit que salió de Barquisimeto rumbo a Barinas, así que todo va bien porque Barinas también empieza con B –Le escupió una colega con los ojos desorbitados de rabia por la duda titubeante del periodista que quiso salvar un poquito de dignidad.

Y como eran pocos, parió la abuela: El tarado, adicto a la ridiculez, se lanzó de cabeza -de chorlito- con una declaración que su paraministro de comunicación, con la maldad que lo caracteriza y el desprecio que le tiene, no le iba a dejar pasar: “No tenemos duda de que pudiera estar Rafael Correa en Venezuela, no tenemos precisión en este caso pero estamos averiguando”. Una certeza atada a un verbo condicional atado a una imprecisión: la guaidonada perfecta. Un profundo bostezo.

En fin, que colorín colorado, este cuento no se ha acabado, pero les adelanto que al final, como al principio, como a la mitad, como siempre; nosotros venceremos.

CAROLA CHÁVEZ
@tongorocho

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