jueves, 6 de diciembre de 2018

¿Soberanía postpetrolera?


María Alejandra Díaz. A Venezuela le aplican un plan cuyos efectos responden a la programación elaborada por la élite hegemónica para globalizarnos e imponernos la nueva división internacional del trabajo y una emergente forma de funcionalizarnos al Sistema Mundial (NOM), operacionalizada desde la ONU y su Agenda 2030.
Para justificarlo, esquiroles político-epistémicos achacan a la renta petrolera ser causa de nuestros males. Propiedad de la República, es una bendición, el problema radica en la debilidad y corrupción institucional, la improvisación planificada y falta de una rigurosa inteligencia de negocios.
Decir que nuestra crisis obedece a la renta, es manipular para saquearnos y dejar al Estado Social sin recursos financieros. Aquí la pretensión a renta del suelo por parte del propietario nacional estatal, es cuestionada radicalmente y consecuentemente desde el punto de vista del capital (Bernard Mommer).
El pregón del tránsito hacia la Venezuela postpetrolera, significa desestructurar nuestro ethos político y social. Reducir la participación del petróleo, propiedad de la República gracias a la Ley de Bolívar de 1829, resulta una regresión: nos retornan al libre mercado y se destruye la industria petrolera y el Estado Social violentando la CRBV y la soberanía.
El reseteo petrolero llega a nuestro país en la voz de Asdrúbal Baptista, véase: es sólo en la década pasada cuando Venezuela, junto con los demás países miembros de la OPEP, conquista el control nacional y soberano sobre la renta. Con ello el capitalismo rentístico llegó a la plenitud de su existencia, iniciándose a partir de allí su decadencia y superación. Se está, pues, en ese tránsito hacia la Venezuela POST PETROLERA, o con más precisión post rentista (A. Baptista, pág. 294, Itinerario de la economía política).
La política petrolera venezolana convierte a nuestra nación en una dinamo geoestratégica, destruyéndola se asesina la Doctrina Bolivariana, oponente de Monroe en el Caribe y Suramérica.
Debemos volver a Chávez y su visión estratégica: preservar y consolidar la soberanía permanente sobre los recursos petroleros. Continuar apuntando el desarrollo petrolero soberano, liberando la energía social, cuya máxima culminación sintetícese una compleja arquitectura ético/política reflejada en nuestra Constitución.
María Alejandra Díaz
Constituyente

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