María Angélica González
No hay otra palabra para describir la situación que vive la población del Estado Bolívar en relación a servicio de agua potable, prácticamente inexistente en la mayoría de las comunidades.
En el caso específico de Ciudad Bolívar, vecinos de diferentes sectores han salido a la calle a protestar porque realmente no hay calamidad mayor que esta que estamos padeciendo miles de personas en la capital bolivarense. En el caso de quienes habitamos en la parroquia Agua Salada, parte alta, la falta de agua nos tiene en un estado de desesperación tal que ya no sabemos que hacer para sobrevivir.
El agua la tenemos que surtir a través de camiones cisternas cuyos operadores expenden el vital líquido como les da la gana y cuando quieren; cada dos días la aumentan, ya un tambor cuesta entre 400 y 500 bolívares soberanos. Estos costos son inalcanzables para muchas familias. Además del estrés de tener que conseguir el efectivo para comprar unos tambores la gente debe sufrir malos tratos de muchos dueños de cisternas quienes se burlan haciéndoles correr detrás de ellos por toda la urbanización o el barrio. Irrespetan a las personas de la tercera edad,y ni si quiera cargan un medidor.
Otra opción es acudir a los llenaderos donde cuesta entre 20 y 30 bolívares y entonces usted ve cientos de personas cargando al hombro o carreteando en carruchas bidones, para luego hacer largas colas y poder surtir. Hay que amanecer desde las 5 de la mañana hasta las 7 y 8 de la noche.
Mientras tanto ¿que hace el ejecutivo regional? Lo que sabemos es a través de la radio porque sobre este problema la gerencia de la hidrológica no da la cara. Y el gobernador del estado nos gustaría saber que opina, porque el silencio es sepulcral. La raíz del problema se desconoce, para algunos es incompetencia, para otros saboteo interno y otros opinan que este es un gran negocio que involucra a altos funcionarios del gobierno quienes manejan el negocio de la cisternas. Lo cierto que versiones no oficiales dejaron ver que se hundieron unos motores en lo que llaman la balsa bomba que bombea hasta el acueducto. Funcionaros de la hidrológica asomaron que estaban haciendo maniobras para poner en funcionamiento en un plazo no mayor de 24 horas el servicio en las zonas altas de la ciudad.
A todas estas no se sabe exactamente que hay detrás de todo este asunto. Lo cierto es que el clima que se está sembrando es un caldo de cultivo para un estallido social. Yo que el presidente Maduro tomaba parte en el asunto porque diciembre y enero no pintan bien en esta ciudad tan agobiada de problemas y sin ninguna instituciones que den la cara por ella.
Periodista
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