Percibo… presumo… concluyo

Cristina González.- Las percepciones que grabamos ante las escasas informaciones que alcanzamos a leer, escuchar o mirar, muchas veces se nos quedan como improntas imborrables, aunque los hechos nos demuestren lo contrario. Presumimos que con todos los diálogos que el Alto Gobierno ha tenido con los empresarios que producen alimentos y/o productos del hogar o farmacéuticos, en corto plazo vamos a comenzar a ver, aún cuando sea tímidamente, las tiendas distribuidoras algo más surtidas con artículos asequibles a nuestro presupuesto. Pues no; seguimos buscando el café Fama de América, los productos de Lácteos Los Andes, el jabón Las Llaves, la harina Blancaflor, a precios solidarios, por supuesto, y nada…Percibimos, en el discurso oficial, una recia determinación de sancionar severamente a quienes incumplan los precios acordados para los productos que constituyen la cesta básica. Recorremos los abastos más cercanos al Sundee, en El Bosque, porque presumimos que en esos lugares sería difícil violar los precios y nos encontramos con que, se burlan de los acuerdos al vender sólo productos de marcas no dialogantes.

Presumimos que cada medida que se toma para corregir las perversiones de la guerra económica, es el resultado de incontables discusiones, apreciaciones y sugerencias, salidas de mentes lúcidas y preclaras. Días después de aprenderte todos los detalles de las medidas para explicárselas a tu familia, amigos y vecinos, y que no alberguen dudas, de nuevo tu percepción falla; sale uno de los altísimos cargos, responsable de implementarlas y te dice que la guerra económica llegó para quedarse. Concluyo, que el camino más apropiado para enfrentar esta guerra con sello OTAN es aliarnos con países que no se subordinan a los mandatos caprichosos de Occidente. Irán, China, Rusia, India y Turquía también están bajo acecho. Todos enfrentamos fallas en la distribución de la producción, como consecuencia de la “inefable globalización*”, que distorsionó todos los factores del comercio mundial para beneficiar a las firmas transnacionales, que manejan hoy, no sólo las industrias básicas de muchos países sino también las guerras, el tráfico de seres humanos, de armas y de drogas.

La batalla es entre dos visiones del mundo: la unipolar o la multipolar.Venezuela debe definir su rumbo hacia un Estado comunal que se deslastre del capitalismo salvaje y crezca en conciencia y soberanía.

*Plan estratégico de Zbigniew Brzezinski.

Cristina González