domingo, 25 de noviembre de 2018

¿Cómo llegaremos al 10 de enero de 2019?

*JUAN MARTORANO.
De acuerdo con el artículo 231 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el período constitucional del Presidente o Presidenta de la República inicia el 10 de enero del primer año del período constitucional, para el cual dicho funcionario o funcionaria fue electo o electa. En el caso de Nicolás Maduro, por tratarse de un Presidente en funciones, el sexenio en el que resultó reelecto fue el comprendido entre el año 2019-2025.
Ciertamente pudiéramos señalar, que estamos en una transición, pero no del paso de un gobierno a otro, sino de un período histórico a otro. Evidentemente, Nicolás Maduro ejerció durante seis años y prácticamente de manera íntegra, el sexenio presidencial 2013-2019 que le correspondía a Hugo Chávez. No en balde, luego de los comicios presidenciales y legislativos del 20 de mayo de 2018, señalamos que ahora veremos el verdadero gobierno del heredero del legado gubernamental del Comandante Inolvidable.
Evidentemente ese fin de este período ha estado signado, tal y como lo señalo Ana Cristina Bracho en un artículo publicado en el portal Misión Verdad titulado “¿El 10 de enero de 2019 es otro “Día D” para el antichavismo”? donde el pueblo venezolano logró mantenerse firme tras tres períodos de revoluciones de colores (2013, 2014 y 2017) que intentaron transformarse en auténticas guerras civiles, acechos internacionales sin precedentes, bloqueos financieros y comerciales sin precedentes y guerra económica.
En su debida oportunidad, y en artículos anteriores, hemos resaltado fechas emblemáticas que han marcado puntos de inflexión de la actual coyuntura. El más reciente, evidentemente fue el 20 de agosto de 2018, fecha de implementación del denominado Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica, a tres meses del triunfo electoral de Nicolás Maduro en los comicios presidenciales y legislativos de mayo. Ciertamente, durante los primeros quince días, las medidas económicas de este plan resultaron positivas y rindieron sus frutos, pero el resto de los casi ochenta días de implementación del Plan, volvimos a la situación inicial, incluso agravada del cuadro de merma del poder adquisitivo y deterioro de la calidad de vida de la mayoría de la población venezolana.
Ciertamente el país afronta medidas coercitivas unilaterales que hacen pasar penurias a nuestro pueblo. Hemos podido observar como mercenarios económicos se dedican a financiar mafias para escalar en el acaparamiento, la especulación y el boicot a nuestra economía, afectando el estado de bienestar que tuvo nuestro pueblo durante esta década de oro, evidentemente aprovechándose de las debilidades estructurales de nuestro modelo rentístico, basado en vivir de los ingresos de un medio de producción no producido como el petróleo.
Pero no es menos cierto también que se ha visto a un Gobierno cruzado de brazos, que luce impotente ante la bestial ofensiva multidimensional y multiforme que ha ocasionado y ocasiona terribles heridas al cuerpo de la República. Un cóctel que se ha traducido en descontento y malestar de la población.
La oposición política al gobierno de Maduro luce inexistente. Sus líderes más emblemáticos se encuentran fuera del país, por lo que la vanguardia opositora está siendo liderada en estos momentos por dirigentes gremiales empresariales de la talla de Carlos Larrazábal (Fedecámaras), Juan Pablo Olalquiaga (Conindustria), María Carolina Uzcátegui (Consecomercio), Aquiles Hopkins (Fedeagro), entre otros, quienes aprovechándose de estos meses de noviembre y diciembre, donde se incrementa el consumo y la movilidad social, buscan el despliegue de operaciones psicológicas tendientes a reforzar la percepción de escasez, carestía, desabastecimiento, fallas en el transporte terrestre y la conectividad marítima, fluvial y aérea, a fin de que esta actúe como detonante de una implosión social que derroque al actual jefe del Gobierno Nacional.
Asimismo, la implementación del Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica se ha traducido en algunas falencias en cuanto al poder adquisitivo de la masa laboral en Venezuela. Si bien es cierto que el Jefe de Estado venezolano decretó en agosto un salario mínimo de medio petro (1.800 bolívares soberanos, que implica un aumento en más de un 5.000%) y que este porcentaje del aumento se debía traducir de la misma manera en los incrementos de las tablas de la Administración Pública, no obstante tal incremento no se tradujo en el mismo porcentaje en dichas tablas y primas. Y la adecuación ante el nuevo esquema ha ido a pasos paquidérmicos y de “morrocoy”, que ya hacen risible el actual salario mínimo como fue decretado  por Maduro.
Evidentemente como muchos venezolanos y muchas venezolanas, tenía la expectativa esta semana que pasó, de los anuncios económicos de ajustes  en el Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica, a tres meses de su implementación y a seis del triunfo electoral de Nicolás Maduro. Esto debido al incremento del Petro, que paso de 3.600 bolívares soberanos a 4.362 bolívares soberanos, lo que evidentemente debe obligar al ajuste de sueldos y salarios y de otras medidas económicas. No obstante, el fallecimiento de Alí Rodríguez Araque, el cumpleaños del Presidente de la República, pero sobre todo, por las siete semanas consecutivas que han venido cayendo los precios del petróleo y la próxima reunión de países OPEP y no OPEP, obligan al recalculo de una serie de estimaciones, a fin de poder realizar estos anuncios, y es algo que debemos tomar en cuenta a la hora de los análisis.
Todas estas situaciones han impulsado y activado el descontento de diferentes dirigentes obreros y sindicales, por lo que se han incrementado de manera ostensible las jornadas de protestas y manifestaciones, debido a que la hiperinflación inducida ha confiscado el poder adquisitivo de la familia venezolana. Esto sin contar con las falencias en la producción de alimentos denunciada en su oportunidad por los compañeros y compañeras de la Plataforma de Lucha Campesina, que pudieran colocarnos en una situación comprometida en el año 2019, en caso de que EEUU decida estrechar aún más el cerco alimentario y de medicamentos, como en efecto lo está haciendo.
Esto debe quedar bien claro. No se puede perseguir ni criminalizar toda protesta de los gremios laborales, y más de aquellos que se identifican con la Revolución, que en uso de su constitucional ejercicio de la protesta, buscan llamar la atención del Ejecutivo Nacional para que éste haga las rectificaciones que deba hacer. Es precisamente esa falta de atención y de respuesta la que puede ser aprovechada por grupos vinculados con sectores de la oposición, a fin de desviar el justo reclamo por el camino de la reactivación de una agenda politiquera y de reinicio de la violencia, producto de la generación de condiciones para propiciar el derrocamiento y la salida violenta del poder del presidente Nicolás Maduro.
Esto es algo que debe ser tomado en cuenta y poner a pensar al Alto Mando Político y Militar de la Revolución, a fin de adoptar las rectificaciones para preservar la Revolución. Hago esta acotación a fin de propiciar ese necesario enderezamiento del rumbo, antes de que sea demasiado tarde.
Esto sin obviar la ocurrencia de un evento electoral como lo son los comicios municipales previstos para el domingo 9 de diciembre de 2018, para la elección de los y las integrantes de las 335 Cámaras Municipales que conforman la geografía nacional. Evidentemente el escenario que plantee del referendo de la nueva Constitución no se concretó, en primer lugar, porque el proyecto de nueva constitución no fue dado a conocer a la población, por no encontrarse listo aún, y por la otra, debido a que se buscan las mejores condiciones políticas, económicas y sociales para la realización de este referendo, que pudiera ser en el año 2019.
Lo cierto del caso es que, habrán grupos y coaliciones de la oposición que aprovecharan los comicios para la elección de concejales y concejalas para construir un discurso que busque “deslegitimar” al Presidente Nicolás Maduro y a la Asamblea Nacional Constituyente, en base a la mayor abstención que se registrará en dichos comicios, y que forma parte de un comportamiento histórico de la población, evidentemente exacerbado por la situación económica y psicológica propia de estos momentos difíciles. Actores políticos y operadores comunicacionales serán los encargados en darle un carácter “plebiscitario” a los comicios a realizarse dentro de dos semanas en el país, y basaran sus cuestionamientos no en la diferencia de votos de los participantes, sino  en el tamaño de la abstención.
El ambiente que he podido observar en estos días es de mucho descontento y malestar de la población. Ya he mencionado sobre el incremento de protestas de varios sindicatos y gremios de trabajadores por las razones antes expuestas. Si determinados actores y sectores consideran que están dadas las condiciones óptimas, tratarán de darle la “patada a la mesa” antes de la Noche Vieja de 2018, aprovechándose de cierto relajamiento y descuido de algunos y algunas, producto del asueto navideño. No obstante, un buen amigo me señalo que no había que confiarse, puesto que varios gobiernos han caído entre diciembre y enero, cuando supuestamente no se daría ningún tipo de “golpe de mano”. La rebelión militar del 1 de enero de 1958 liderada por el Coronel Hugo Trejo, o la huida del entonces dictador cubano Fulgencio Batista, tras ser derrotado por el Ejército Rebelde liderado por el eterno Comandante Fidel Castro Ruz (al que recordamos a dos años de su siembra) el 1 de enero de 1959, así lo confirman.
No obstante, coincido con la opinión de varios y varias analistas que, el antichavismo realizará su más alta apuesta para el 10 de enero de 2019, planteándolo como su nuevo día “D”, ya que señalan que tienen el concierto de otras naciones y algunos organismos a nivel internacional, que han manifestado no solo su desconocimiento a la ANC, sino que procederán al desconocimiento del nuevo mandato de Nicolás Maduro. Si bien esto desde el punto de vista constitucional y legal no tiene ningún sentido debido a que la legitimidad de las elecciones no se mide fuera sino dentro de un país, el antichavismo redoblará sus ataques bajo el argumento de que la única autoridad reconocida es la Asamblea Nacional (en desacato) y aprovechando que la correlación de fuerzas a nivel de gobiernos en el contexto internacional les es totalmente favorable.
Todo lo que veremos en estas semanas serán ensayos para medir, coordinar, articular y acumular sus fuerzas y sondear nuestra capacidad de respuesta ante los nuevos retos y amenazas. Evidentemente deben tratar de consolidar el frente interno para la nueva oleada golpista que pretenden realizar. Están trabajando en ello, y se aprovecharán de nuestros errores y fallas, para poder lanzar el zarpazo.
Tampoco podemos descuidarnos con el asedio y amenazas de intervención militar de tipo “humanitario” en contra del país. Tal vez a nivel comunicacional y mediático se resalta la fachada occidental, por estar Colombia con el gobierno de Iván Duque y su mentor político Álvaro Uribe Vélez, impulsando acciones y acelerando la generación de incidentes fronterizos a través de “falsos positivos”, para activar dicha acción armada contra el país. No obstante, no podemos descuidarnos por la fachada sur (Brasil), la fachada Este (Guyana) y la fachada norte (Aruba, Bonaire y Curazao, que pertenecen al Reino de los Países Bajos, el cual, al igual que Colombia, pertenece a la OTAN). Se trata pues, de la reactivación de la estrategia de “tenaza” denunciada en su debida oportunidad por el Presidente Nicolás Maduro en el año 2015.
Evidentemente, la administración Trump está muy interesada en la salida de Nicolás Maduro antes de que finalice el año 2018, o en su defecto, antes de que culmine el primer semestre de 2019, debido a los comicios en varios países suramericanos y centroamericanos que permitan el cambio de la correlación de fuerzas a nivel de gobiernos, nos sea más favorable a fin de ir rompiendo el cerco diplomático, político, económico, financiero y de diversos ordenes en contra del país.
De ahí, que sin dejar de prepararnos en el necesario disfrute de las festividades navideñas, debemos ir tomando consciencia del nivel en el que nos encontramos porque, como en abril de 2002, las semanas que vienen nos obligan y van a exigir de la defensa consciente del proceso revolucionario, divisando en toda su magnitud la situación interna y amenazas externas, y la muestra es que una vez cerrado el capítulo electoral de las elecciones de “medio término” en Estados Unidos, vimos a un presidente Donald Trump tomar medidas fuertes en contra del pueblo iraní.
Debemos mirar con claridad los escenarios que tenemos por delante, puesto que los eventos a desarrollarse en las próximas semanas y las jugadas políticas a desplegar tendrían la equivalencia a las que sacaron a Fernando Lugo de la Primera Magistratura del Paraguay, a Dilma Rouseff de la de Brasil o la de “Mel” Zelaya en Honduras, pero con un agravante: Ni sus pueblos habían sido tan atacados y debilitados, ni la comunidad internacional preparada para legitimar el desconocimiento de la voluntad popular electoralmente expresada en hechos democráticos, como lo ha sido en el caso de Venezuela.
Al Gobierno Nacional, le expreso como lo señalo un amigo con el que converse hace algunos días: “El gobierno debe soltar la comida, porque sino se puede llevar una gran sorpresa”. Así que, a dejar un tanto la retórica panfletaria, porque el pueblo esta arrecho, y a mostrar más gestión y a contener a los mercenarios económicos y a las mafias, antes de que sea demasiado tarde.
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!



*Abogado,Activista por los Derhttp://juanmartorano.blogspocom /http://juanmartorano.w). jmartoranoster@gmail.com . @juanmartorano (Cuenta en Tuiter)

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