Maryclen Stelling.- El diálogo se posiciona como eje central y coto cerrado del discurso y la narrativa política, distanciándose de la norma suprema del convivir.
Mientras la población, en un contexto hiperinflacionario, se enfrenta a su rutina diaria, el sector político y el negociador andan en una de “dimes y diretes”, definido por la Real Academia Española como “contestaciones, debates, altercaciones, réplicas entre dos o más personas”. Así, el proceso de negociación se ha ido alejando de la cotidianidad ciudadana hasta convertirse en una suerte de entelequia que ocupa la atención fundamentalmente del discurso político, el experto y las narraciones periodísticas sobre el diálogo y sus avatares. Aquello que se dice y asumimos sobre la política, los actores, la institucionalidad, los procesos de decisión, la institucionalidad, la legalidad y la legitimidad de acciones, decisiones y la convivencia en tanto deber ser. Relatos que circulan en las diferentes prácticas comunicacionales, ajustados a las versiones del Gobierno y la oposición.
El diálogo no solo responde a la realidad política interna, sino a fuerzas externas que drásticamente cierran el cerco multidimensional en torno al país. Mientras desde el sector oposicionista discursos políticos y expertos piden intervención extranjera, desde el Gobierno se denuncian acciones que “atentan contra la soberanía y la integridad territorial del país”, evidenciando “un asecho de los poderes fácticos mundiales” y un linchamiento mediático”. Destaca el discurso del Secretario de Estado norteamericano fijando públicamente las prioridades de la política de la administración Trump, en donde afirma “Queremos un cambio pacífico en Venezuela”, y “Continuaremos presionando al régimen (…)“corrupto y hostil” (…) “para regresar al proceso democrático”. Asoma además la posibilidad de que militares venezolanos decidan derrocar al presidente Maduro… En el ínterin, México se retira de las negociaciones, Chile suspende su participación y Tillerson anuncia una oportuna gira por México, Argentina, Perú y Colombia.
De nuevo reclamamos la urgencia del diálogo y resultados del proceso de negociación que beneficien realmente al país y la convivencia ciudadana. El diálogo debe dejar de ser un coto cerrado cupular, dependiente de fuerzas caudillistas, expresión de facciones que representan intereses político-electorales.
No perdamos la oportunidad de conducir a buen puerto la negociación y convertir el diálogo en un asunto de interés ciudadano.
Maryclen Stelling / @MaryclenS
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