Zonia Linares
Cómo podemos olvidar aquellos momentos aciagos que nos tocó vivir, hasta hoy, doy gracias a Dios por ser voz de la historia en el presente, puedo contarla, con lujos de detalles, porque lo viví, lo sufrí y lloré la pérdida de amigos y conocidos que sucumbieron ante las balas, provenientes de los soldados que supuestamente "deberían defender al pueblo". Pero no fue así arremetieron contra el, sin piedad, acatando las ordenes presidenciales de Carlos Andrés Pérez, el mismo que días atrás había hipotecado nuestro país, al Fondo Monetario Internacional, poniéndolo como la esperanza para el desarrollo de los pueblos.
Cuántas madres se quedaron esperando a sus hijos que nunca regresaron, y cuantos hijos, esposas, esposos hoy todavía no saben en donde cayó su ser querido, han tenido que conformarse con saber que en un sitio llamado LA PESTE, tal vez haya sido lanzado su cuerpo. Y es que la masacre no terminó con el toque de queda, porque aquel que salía a las calles después de las 6:00 pm no lo contaba.
A mi memoria vienen las imágenes dantescas que veíamos por televisión, pero también las que nos tocó presenciar mientras huíamos aquel 27 de febrero. Ahora bien, siempre nos hablan de las muertes en la ciudad capital, parecieran olvidar las que hubo en otras ciudades como Maracaibo, en dónde en medio del toque de queda el día 28 amanecieron indigentes muertos en las calles de la ciudad, por el simple hecho de no tener donde dormir, sino en las plazas públicas y por estar allí fueron masacrados. Nunca oímos un pronunciamiento de ningún gobierno, de ningún organismo internacional, que no fuera los que decían que habían logrado controlar los desadaptados antisociales, que habían bajado de los cerros. Nadie salió en defensa de los Derechos Humanos que fueron violentados en el país. No hubo ninguna ONG que defendiera los derechos de quienes fallecieron ni de sus familiares, ¿En dónde estaba la iglesia católica en ese momento? Tampoco recuerdo un pronunciamiento de su parte, como si lo hace ahora cada que tiene oportunidad. Sí, el caracazo es parte de la historia que tiene nuestro país, pero no esa historia que te cuentan a su manera y le cambian un párrafo, o le ponen algo superficial, es esa historia que podemos contarles a nuestros hijos y nietos con detalle, con lágrimas, porque muchos de esos hijos y nietos, son huérfanos de esa historia, por eso es que no será completamente historia, hasta tanto no dejen de sangrar las heridas que a pesar de haber pasado hace 29 años, siguen sangrando y doliendo todavía. Es muy pronto para ser historia, pero no podemos esperar que sea tarde para recordarla cada día, para explicarles a los más jóvenes quienes fueron los causantes de esa tragedia por la que pasó Venezuela. Y enseñarles que son los mismos que hoy piden sanciones contra nosotros, son los mismos que dicen estar al lado del pueblo, también estuvieron al lado del pueblo en aquel momento, utilizando a las fuerzas armadas para masacrarlo y lavándose las manos después, siguen usando las mismas tácticas de terror, siguen aupando a la miseria, siguen poniéndonos como carne de cañón.
No es tiempo de olvidar el Caracazo, porque hoy está más presente que nunca, por aquellos que murieron en el intento, por aquellos que las balas asesinas silenciaron su voz, por ellos, por ese pasado cercano, y por nuestro presente y futuro, nosotros no podemos retroceder, como decía el gran Alí Primera No es tiempo de recular ni de vivir de leyendas, el Caracazo no es una leyenda, para buscarla en un libro, busquen la información de boca de sus protagonistas, que en cada esquina de nuestro país hay uno. Sólo así conoceremos que tanto dolor trae ella esa historia.
Nací con corazón revolucionario. Chavista desde 1992. Creo en Dios, mi patria sigo y seguiré los sueños de mi comandante eterno.
sonfer723@gmail.com @sonfer723
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