Elías Jaua Milano
Llegó el 30 de julio de 2017, 90 días han pasado desde que el Presidente Nicolás Maduro, en uso de sus competencias constitucionales, convocó a Asamblea Nacional Constituyente, figura consagrada en nuestra Constitución Bolivariana de 1999.
Esta opción audaz a favor de un gran diálogo nacional para la paz, la escoge el Presidente Maduro frente a la decisión de la contrarrevolución agrupada en la MUD de no dialogar y de iniciar un conflicto armado en Venezuela con la finalidad de asaltar el poder, a cualquier costo.
Desde el 3 de abril de este año, la MUD desató la violencia armada y la agresión internacional coordinada por la inefable figurilla de Almagro y la escalaron peligrosamente, a partir del 19 de abril de este 2017, con el lamentable saldo de muertes, destrucción y agresión contra nuestro pueblo.
Es falso que la convocatoria a la Constituyente haya sido la causa de la confrontación, por el contrario, esta iniciativa del Presidente Maduro busca contener la escalada hacia una guerra civil iniciada desde los primeros días de abril del año en curso.
Durante todo el mes de mayo, la Comisión Presidencial para la consulta sobre la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, que me honro en presidir, hizo esfuerzos denodados por conversar, debatir y motivar la participación de todos los sectores. Solo Fedecámaras, la mal llamada Mesa de la Unidad y la Fiscal General se negaron a participar en este proceso de consulta.
Finalmente, en medio de una exacerbación del odio y la violencia, la dirigencia contrarrevolucionaria decide no participar del proceso electoral para elegir a los y las constituyentes y promover el boicot violento y a la agresión internacional contra las elecciones del 30 de julio.
Han sido 3 meses de agresiones, amenazas y pretendidas sanciones contra Venezuela y de manera especial contra quienes promovimos este proceso democrático, constitucional y soberano. Por eso hoy, votar tiene una carga especial de dignidad, de soberanía, de transformación revolucionaria, de futuro, de Patria.
Así el genocida Imperio nos condene mil veces y las anti bolivarianas oligarquías bogotana, limeña y otras nos amanecen, las hijas y los hijos de Bolívar y Chávez vamos a votar por la Independencia, por la dignidad nacional, por las rectificaciones necesarias e inaplazables dentro de nuestra revolución bolivariana y socialista, por la profundización de nuestra democracia participativa y protagónica, por la paz y por un porvenir de convivencia y prosperidad nacional. Rumbo al 2030.
Ahora más que nunca llegó la hora de ejercer el Poder Popular. Nos vemos en nuestro puesto de combate de hoy, nuestro centro electoral. YO SI VOY A VOTAR.
La fuerza moral de nuestros libertadores y libertadoras, de nuestros y nuestras mártires nos alientan a la victoria. Que Dios nos acompañe.
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