En los últimos meses, gobiernos
latinoamericanos han sido objetivo de los denominados “golpes blandos” o
“suaves” promovidos por la derecha nacional e internacional, que han
pretendido derrocar a las administraciones gubernamentales de líderes
revolucionarios y progresistas mediante acciones violentas en las
calles, paros, y guerras psicológicas y económicas.
Los casos más emblemáticos se han dado
contra los gobiernos de El Salvador, Brasil, Ecuador, Bolivia, Argentina
y Venezuela, donde los gobiernos legítimamente electos priorizan la
felicidad y el bienestar de los pueblos por encima del capital; además
de una férrea defensa de su soberanía y autodeterminación.
En los mencionados países, sectores de la
oposición han mantenido el mismo modus operandi, definido por diversas
estrategias, entre ellas, el impulso de campañas de descrédito,
desinformación, miedo; así como denuncias de presuntas acciones de
corrupción y violaciones a los derechos humanos.
Bajo estos argumentos, los que se oponen a
los gobiernos progresistas y revolucionarios de la región han hecho
llamados a violentas movilizaciones de calles, con las cuales se han
pretendido descalificar las gestiones gubernamentales, desestabilizar
las naciones, justificar intervenciones de agentes externos y derrocar a
los jefes y jefas de Estado.
De acuerdo con el politólogo estadounidense Gene Sharp,
el golpe blando o suave-llamado así porque no usa fuerza bruta para
adueñarse del poder-tiene cinco etapas definidas por el ablandamiento,
calentamiento de las calles, fractura institucional, deslegitimación y
desestabilización.
Con estas estrategias, el fin es imponer
la idea de que dichas acciones son legales y se contextualizan dentro de
la legitimidad para hacerle frente a los gobiernos a los que se oponen.
Por lo general, el golpe blando es
ejecutado como única vía para llegar al poder, ante la falta o ausencia
de respaldo popular en procesos electorales.
El también filósofo Gene Sharp ha
precisado en sus obras que existen al menos 197 métodos para lograr el
objetivo final de los golpes blandos, que es la desestabilización de un
gobierno generalmente no afín a los intereses del imperio de Estados
Unidos.
En información reseñada en el sitio web
del diario ecuatoriano El Telégrafo, el director del Centro Andino de
Estudios Estratégicos, Mario Ramos, explicó, además, que en los golpes
blandos o suaves una de las principales herramientas empleadas son los
medios de comunicación y las redes sociales para llegar a las masas.
“Es una estrategia bastante inteligente
de utilizar la psicología de masas, efectos mediáticos con medios de
comunicación y redes sociales, por eso se calificó de blando, porque no
es el clásico golpe de Estado del siglo pasado”, indicó.
Ataques a la estabilidad nacional
La más reciente embestida orquestada por
la derecha, se dio la semana pasada en Centroamérica, específicamente en
El Salvador, donde la oposición y grupos criminales ejecutaron un
boicot al sector transporte para tratar de crear caos y promover un
golpe de Estado contra el presidente legítimo, Salvador Sánchez Cerén.
En el país centroamericano, bandas
delictivas obligaron a transportistas a paralizar sus unidades bajo
amenazas y asesinaron a nueve conductores que no acataron sus órdenes.Ante la escalda de violencia, en El Salvador se incrementó la presencia policial y militar y se habilitaron vehículos de instituciones públicas, llamados
“picacheros”, para asegurar la movilidad de las personas. El viernes 31
de julio se anunció la normalización del transporte.
En la región latinoamericana también se ha sentido la escalada de la
oposición en las últimas semanas, especialmente en Ecuador, donde el
Gobierno del presidente Rafael Correa ha enfrentado hechos de violencia
promovidos por la derecha contra la reforma de la Ley de Redistribución
de la Riqueza (Ley de Herencias) y de Ganancias Extraordinarias
(Plusvalía), aún cuando el Ejecutivo anunció su retiro temporal y llamó
al debate nacional de la normativa.
El más reciente hecho violento se registró la semana pasada, cuando cerca de las instalaciones de los diarios El Telégrafo y El Universo, ubicadas en Guayaquil, estallaron bombas panfletarias firmadas por un supuesto grupo denominado “Frente de Liberación Nacional”.
El más reciente hecho violento se registró la semana pasada, cuando cerca de las instalaciones de los diarios El Telégrafo y El Universo, ubicadas en Guayaquil, estallaron bombas panfletarias firmadas por un supuesto grupo denominado “Frente de Liberación Nacional”.
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa,
denunció este lunes 3 de agosto que grupos de derecha seguirán
intentando desestabilizar la nación a través de acciones violentas y
contra la economía, de cara a las elecciones presidenciales que se
realizarán en el país suramericano en febrero de 2017.
“Seguirán intentando (desestabilizar) con
los dos únicos caminos que les queda: generar violencia, como lo hemos
visto en los últimos días, y el pánico económico, que han intentado
todos estos meses”, expuso el jefe de Estado ecuatoriano, reseña el
sitio web de la Agencia Pública de Noticias del Ecuador y Suramérica
(Andes).
En Bolivia, igualmente, los intentos de la derecha de desestabilizar fueron derrotados en el Departamento de Potosí,
tras el cese de la huelga general forzada por el Comité Cívico
Potosinista (Comcipo), que por un mes mantuvo un paro obligado en la
localidad boliviana para exigir la atención del Gobierno de un pliego
petitorio de 26 puntos, aunque las peticiones ya habían sido atendidas
casi en su totalidad y el Gobierno abrió espacio al diálogo directo en
La Paz.
“La derecha, los opositores pueden usar a
algunos dirigentes con fines políticos (..) Y en conclusión sobre
Potosí, la derecha ha sido derrotada, el federalismo de estos corruptos
que opinan desde afuera de Bolivia sobre el tema del federalismo han
sido derrotados, y lo peor es que castigaron a la ciudad de Potosí”,
manifestó el presidente de Bolivia, Evo Morales, quien precisó que el
boicot de los potosinos, en julio pasado, dejó pérdidas a la localidad
por alrededor de los 55 millones de dólares.
Brasil tampoco ha escapado de los ataques
de la derecha, que bajo el argumento de supuestos actos de corrupción,
ha pretendido poner punto final al segundo mandato constitucional de la
presidenta Dilma Rousseff, a quien han querido vincular con el escándalo
de corrupción en la estatal petrolera Petrobras.
Militantes de partidos políticos, grupos
sociales, gremios y pastores rechazaron las repetidas tentativas de la
oposición y de medios de comunicación de buscar, a través de maniobras
ilegales, poner fin a la democracia en Brasil.
Asimismo, la embestida de la derecha
llegó a Argentina, donde la muerte de un fiscal ha sido usada por
corporaciones mediáticas para pretender deslegitimar la gestión
democrática y popular de la presidenta Cristina Fernández.
En Venezuela la escalada de la derecha ha
tenido diversas fases, como la guerra económica, caracterizada por la
especulación de los precios y el desabastecimiento y acaparamiento de
productos de primera necesidad; así como campañas de rumores, intentos
fallidos golpes de Estado y planes para generar violencia y zozobra en
el país.
El pasado 12 de febrero, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, denunció un nuevo intento de golpe de Estado.
El plan, que se iniciaría tras la publicación en los medios de
comunicación de un manifiesto llamando a un Gobierno transitorio,
contemplaba atacar con un avión Tucano -traído del exterior- los actos
de conmemoración de la Batalla de La Victoria, así como sedes de
instituciones del Estado y zonas residenciales en Caracas.
Al mismo tiempo, implicaría la
reactivación de las guarimbas en la ciudad capital y otras localidades
del país. La acción anticonstitucional fue totalmente desarticulada.
Recientemente, el presidente Maduro
alertó que sectores de derecha están emprendiendo una campaña
conspirativa internacional contra los gobiernos progresista y
revolucionarios de América Latina y El Caribe.
“He estado en comunicación con varios
presidentes porque estamos viviendo una ofensiva de conspiración de la
derecha, contra todos los procesos revolucionarios y progresista del
continente latinoamericano y caribeño, ya no es solo contra Venezuela,
es una ofensiva global”, sentenció Maduro.
José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay, también se unió a estas denuncias y advirtió que los medios de comunicación están asociados a dichas pretensiones.
El político uruguayo, quien fue
Presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, se refirió a la nueva derecha, a
la que empresas de comunicación “hacen campañas con discursos
actualizados, que se muestran como empresarios exitosos y con un
discurso antipolítico”.
Estas acciones, además, han sido
denunciadas ante instancias de integración regional como la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de
los Pueblos (Alba-TCP), que el pasado sábado 1º de agosto emitió un comunicado en repudio a estos golpes suave perpetrados contra gobiernos progresistas, revolucionarios y de izquierda.
Por su parte, los gobiernos atacados han
reiterados sus llamados a los pueblos a mantenerse alerta y movilizados
en defensa de las patrias, sus derechos, así como de los proyectos y
líderes electos legítimamente. /Agencia Venezolana de Noticias (AVN)
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