MARYCLEN STELLING
Recientemente participamos en el seminario internacional “Integridad electoral para Venezuela”, organizado por la Ucab, evento acorde al actual contexto preelectoral: Comité de Postulaciones Electorales, renovación del Poder Electoral y elecciones parlamentarias de 2015
Recientemente participamos en el seminario internacional “Integridad electoral para Venezuela”, organizado por la Ucab, evento acorde al actual contexto preelectoral: Comité de Postulaciones Electorales, renovación del Poder Electoral y elecciones parlamentarias de 2015
Recientemente participamos en el seminario internacional “Integridad
electoral para Venezuela”, organizado por la Ucab, evento acorde al
actual contexto preelectoral: Comité de Postulaciones Electorales,
renovación del Poder Electoral y elecciones parlamentarias de 2015. El
programa incluía el tema de la confianza desde dos ópticas: “Observación
electoral y construcción de confianza”, a cargo de una invitada
internacional y, en mi caso, “Medios de comunicación y confianza en el
sistema electoral”.
Ello nos llevó a reflexionar sobre la confianza y más aún sobre la desconfianza y los efectos nocivos que, una vez instalada, produce y se traducen en la demanda de una respuesta única que alimente automáticamente un clima de incertidumbre e ilegitimidad. Confianza o desconfianza no pertenecen a individuos o grupos, sino que se producen entre individuos, grupos o instancias. En este caso, entre el poder electoral, el sistema electoral y el electorado.
Cuando se habla de construcción de confianza se parte de un escenario dominado por la lógica de la desconfianza, en donde nada se percibe como cierto, bueno o legítimo. Escenario que parece responder a la pregunta: ¿dónde está la trampa? En consecuencia, resulta extremadamente demandante de información y medidas de control. Curiosamente, la confianza no se construye a través de la mera saturación informativa o gracias a la denuncia y exigencia de medidas de control.
El problema descansa además en la forma como tal estrategia es percibida por los actores involucrados en una cadena, que va desde la legitimidad del Poder Electoral hasta la participación del electorado.
“La confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del otro… una actitud que concierne al futuro, en la medida en que este futuro depende de la acción del otro… una especie de apuesta que consiste en no inquietarse del no control del otro y del tiempo” (Laurence Cornu, La confianza en las relaciones pedagógicas). La lógica de la desconfianza se construye bajo la hipótesis contraria.
¿Vender o sembrar la desconfianza para obtener confianza y promover la participación electoral? Cómo se entienden estas demandas contradictorias en un proceso supuestamente de construcción de confianza y certidumbre.
Ello nos llevó a reflexionar sobre la confianza y más aún sobre la desconfianza y los efectos nocivos que, una vez instalada, produce y se traducen en la demanda de una respuesta única que alimente automáticamente un clima de incertidumbre e ilegitimidad. Confianza o desconfianza no pertenecen a individuos o grupos, sino que se producen entre individuos, grupos o instancias. En este caso, entre el poder electoral, el sistema electoral y el electorado.
Cuando se habla de construcción de confianza se parte de un escenario dominado por la lógica de la desconfianza, en donde nada se percibe como cierto, bueno o legítimo. Escenario que parece responder a la pregunta: ¿dónde está la trampa? En consecuencia, resulta extremadamente demandante de información y medidas de control. Curiosamente, la confianza no se construye a través de la mera saturación informativa o gracias a la denuncia y exigencia de medidas de control.
El problema descansa además en la forma como tal estrategia es percibida por los actores involucrados en una cadena, que va desde la legitimidad del Poder Electoral hasta la participación del electorado.
“La confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del otro… una actitud que concierne al futuro, en la medida en que este futuro depende de la acción del otro… una especie de apuesta que consiste en no inquietarse del no control del otro y del tiempo” (Laurence Cornu, La confianza en las relaciones pedagógicas). La lógica de la desconfianza se construye bajo la hipótesis contraria.
¿Vender o sembrar la desconfianza para obtener confianza y promover la participación electoral? Cómo se entienden estas demandas contradictorias en un proceso supuestamente de construcción de confianza y certidumbre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario