Eleazar Díaz Rangel.
Me comprometí a comentar sus resultados cuando se cumplieran los primeros 50 días del “Sacudón”, como llamó el presidente Maduro al conjunto de medidas y decisiones tomadas el pasado 2 de septiembre, pero no estimé lo complejo de esta tarea cuando muchas de ellas son de ejecución a mediano y a largo plazo, difícil de ser percibidas en lo inmediato por alguien del común
Me comprometí a comentar sus resultados cuando se cumplieran los primeros 50 días del “Sacudón”, como llamó el presidente Maduro al conjunto de medidas y decisiones tomadas el pasado 2 de septiembre, pero no estimé lo complejo de esta tarea cuando muchas de ellas son de ejecución a mediano y a largo plazo, difícil de ser percibidas en lo inmediato por alguien del común
Me comprometí a comentar sus resultados cuando se cumplieran los
primeros 50 días del “Sacudón”, como llamó el presidente Maduro al
conjunto de medidas y decisiones tomadas el pasado 2 de septiembre, pero
no estimé lo complejo de esta tarea cuando muchas de ellas son de
ejecución a mediano y a largo plazo, difícil de ser percibidas en lo
inmediato por alguien del común. No se puede negar, sin embargo, que han
disminuido aunque no desaparecido, las largas colas para la adquisición
de ciertos productos. Uno puede concluir que se trata de los efectos
del control con los captahuellas o cédulas para impedir que tantos
compraran para revender o por encargo de comerciantes menores, incluidos
buhoneros.
Yván Gil, vicepresidente de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria, declaró hace poco que esperaban una producción de “cerca de un millón de toneladas de maíz blanco y un millón de toneladas de maíz amarillo”, y unas 500 mil toneladas “en inventario de maíz blanco disponibles para la fabricación de la harina precocida”, de manera que el abastecimiento de este rubro está garantizado. Añadió que “en el último mes hubo una mejoría, disminuimos entre 5 y 7 puntos el índice de desabastecimiento”.
Demos por buenas todas esas cifras, pero no nos queda claro que, salvo el control para evitar las ventas irregulares en abastos y la activa campaña por los precios justos y contra la especulación que adelantan los equipos de centenares de inspectores y fiscales de Andrés Eloy, los resultados que anunció el Vice Gil sean efecto del aumento de la producción, que es el gran reto que tiene la economía venezolana.
Es necesaria una más completa información que nos muestre a los venezolanos el avance de lo que el Presidente ha llamado “Revolución Económica… para la construcción de Venezuela potencia es necesario impulsar el desarrollo de una economía autónoma, diversificada y armónica que solo es posible con la consolidación de un nuevo orden económico socialista para satisfacer las necesidad del pueblo”. Palabras como estas deben traducirse en el aumento de la producción y, en primer lugar, de la producción en el campo, de la producción agropecuaria.
¿Cuándo tendremos las primeras cifras que reflejen ese incremento?
Más libros
¿Cuántos libros de poesía se habrán impreso en Venezuela desde la primera edición de “Poda”, de Andrés Eloy Blanco, en 1935? Interesante investigación. Así, a la ligera, creo que en cualquiera de estos últimos años la cifra debe superar la de dos décadas anteriores. Algo similar ocurre con nuevos autores: “Chat”, de Virginia Urdaneta; “Caza de Muñecas”, de Alid Salazar; “Luisa Heroína”, de Ligia Álvarez; “La cabeza de Medusa”, de Olga Colmenares Morett y “Objetos Perdidos”, de Carlos Castro Rincón. Y apenas acaba de darse el veredicto de los ganadores en diversos géneros de autores inéditos.
Y hablando de libros, debo mencionar otros cuatro: “Oscar D’ León”, con las confesiones de Oswaldo Ponte, y la escritura de William Briceño, que el famoso cantante nos dedicó en su reciente visita a Últimas Noticias; “El caso AMIA Argentina Iraníes; victimarios o víctimas?”, donde Mohsen Baharvand y la editorial Galac desmontan las acusaciones contra Irán en ese atentado, en Buenos Aires; la novela “José Gregorio Hernández, un milagro histórico”, de Raúl Díaz Castañeda, que me hizo llegar desde Valera mi amigo el Cronista de la ciudad, Luis González, y “Conversaciones con Pombo, combatiente de la guerrilla del Che en Bolivia”, de María del Carmen García.
Yván Gil, vicepresidente de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria, declaró hace poco que esperaban una producción de “cerca de un millón de toneladas de maíz blanco y un millón de toneladas de maíz amarillo”, y unas 500 mil toneladas “en inventario de maíz blanco disponibles para la fabricación de la harina precocida”, de manera que el abastecimiento de este rubro está garantizado. Añadió que “en el último mes hubo una mejoría, disminuimos entre 5 y 7 puntos el índice de desabastecimiento”.
Demos por buenas todas esas cifras, pero no nos queda claro que, salvo el control para evitar las ventas irregulares en abastos y la activa campaña por los precios justos y contra la especulación que adelantan los equipos de centenares de inspectores y fiscales de Andrés Eloy, los resultados que anunció el Vice Gil sean efecto del aumento de la producción, que es el gran reto que tiene la economía venezolana.
Es necesaria una más completa información que nos muestre a los venezolanos el avance de lo que el Presidente ha llamado “Revolución Económica… para la construcción de Venezuela potencia es necesario impulsar el desarrollo de una economía autónoma, diversificada y armónica que solo es posible con la consolidación de un nuevo orden económico socialista para satisfacer las necesidad del pueblo”. Palabras como estas deben traducirse en el aumento de la producción y, en primer lugar, de la producción en el campo, de la producción agropecuaria.
¿Cuándo tendremos las primeras cifras que reflejen ese incremento?
Más libros
¿Cuántos libros de poesía se habrán impreso en Venezuela desde la primera edición de “Poda”, de Andrés Eloy Blanco, en 1935? Interesante investigación. Así, a la ligera, creo que en cualquiera de estos últimos años la cifra debe superar la de dos décadas anteriores. Algo similar ocurre con nuevos autores: “Chat”, de Virginia Urdaneta; “Caza de Muñecas”, de Alid Salazar; “Luisa Heroína”, de Ligia Álvarez; “La cabeza de Medusa”, de Olga Colmenares Morett y “Objetos Perdidos”, de Carlos Castro Rincón. Y apenas acaba de darse el veredicto de los ganadores en diversos géneros de autores inéditos.
Y hablando de libros, debo mencionar otros cuatro: “Oscar D’ León”, con las confesiones de Oswaldo Ponte, y la escritura de William Briceño, que el famoso cantante nos dedicó en su reciente visita a Últimas Noticias; “El caso AMIA Argentina Iraníes; victimarios o víctimas?”, donde Mohsen Baharvand y la editorial Galac desmontan las acusaciones contra Irán en ese atentado, en Buenos Aires; la novela “José Gregorio Hernández, un milagro histórico”, de Raúl Díaz Castañeda, que me hizo llegar desde Valera mi amigo el Cronista de la ciudad, Luis González, y “Conversaciones con Pombo, combatiente de la guerrilla del Che en Bolivia”, de María del Carmen García.
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