VÍCTOR ÁLVAREZ R.
Los trabajadores que vivimos de un ingreso fijo siempre daremos la bienvenida a un aumento del salario que compense el poder adquisitivo que nos quita la inflación. Mas preferiríamos que la defensa del salario, en lugar de ser una desenfrenada carrera para ver qué aumenta más –si la inflación o los salarios– se sustentara más bien en una eficaz estrategia antiinflacionaria
Los trabajadores que vivimos de un ingreso fijo siempre daremos la bienvenida a un aumento del salario que compense el poder adquisitivo que nos quita la inflación. Mas preferiríamos que la defensa del salario, en lugar de ser una desenfrenada carrera para ver qué aumenta más –si la inflación o los salarios– se sustentara más bien en una eficaz estrategia antiinflacionaria
Los trabajadores que vivimos de un ingreso fijo siempre daremos la
bienvenida a un aumento del salario que compense el poder adquisitivo
que nos quita la inflación. Mas preferiríamos que la defensa del
salario, en lugar de ser una desenfrenada carrera para ver qué aumenta
más –si la inflación o los salarios– se sustentara más bien en una
eficaz estrategia antiinflacionaria. De lo contrario, siempre saldremos
perdiendo. Cuando los precios suben, los salarios no lo hacen de
inmediato. El factor trabajo reacciona con retraso y, cuando por fin
logra una compensación, ya ha sido despojado de buena parte de su
ingreso. El ajuste salarial, además de ser tardío, no compensa toda la
pérdida del poder adquisitivo. Al ser menor en comparación con la
inflación, se transfiere parte del ingreso de los trabajadores que
vivimos de un sueldo fijo a favor del capital.
La mejor política en defensa del salario es una estrategia antiinflacionaria. Para que sea exitosa no puede confundir la inflación con la especulación. La inflación es un fenómeno económico que se manifiesta en un alza generalizada de los precios, causada por un aumento en los costos de producción o por una expansión de la demanda, mientras que la especulación es un delito que se comete a través de la venta por encima del precio controlado o de fraudes para amasar escandalosas ganancias.
La inflación de costos tiene lugar cuando aumentan los salarios, materias primas, maquinarias, tasas de interés, etc.; estos incrementos se trasladan a los precios y si estos están controlados y no se ajustan oportunamente, al quedarse por debajo de los costos desestimulan la producción y generan escasez. La inflación de demanda la origina el aumento del consumo público y privado; si al aumento de sueldos se suma el aumento de la demanda pública, y esta se financia con emisiones de dinero sin respaldo por parte del BCV, se inyecta una desproporcionada cantidad de dinero a un mercado con escasez, lo cual atiza aún más la inflación. Ahora, cuando una empresa recibe dólares preferenciales, crea empresas de maletín para triangular e importar con sobreprecio, no ingresa el equivalente al monto de dólares que recibió, o fija el PVP con base en el dólar paralelo para obtener ganancias exorbitantes, está cometiendo un delito de especulación y fraude a la nación.
A través de controles, multas y penas se puede enfrentar la especulación, pero para derrotar la inflación se requieren políticas macroeconómicas, agrícolas, industriales y tecnológicas coherentes y complementarias que estimulen una abundante producción de bienes y servicios. Esto implica unificar la tasa de cambio para erradicar los incentivos a la especulación, frenar las importaciones que barren con la producción nacional, corregir el déficit fiscal para evitar su financiamiento con emisiones de dinero sin respaldo, y reorientar en favor del aparato productivo interno las importaciones que realiza el Estado. Solo así se podrán superar los desequilibrios macroeconómicos y sectoriales que causan y propagan la inflación, desestimulan la producción nacional y generan desabastecimiento y escasez, caldo de cultivo perfecto para que proliferen las perversas prácticas del acaparamiento y la especulación.
La mejor política en defensa del salario es una estrategia antiinflacionaria. Para que sea exitosa no puede confundir la inflación con la especulación. La inflación es un fenómeno económico que se manifiesta en un alza generalizada de los precios, causada por un aumento en los costos de producción o por una expansión de la demanda, mientras que la especulación es un delito que se comete a través de la venta por encima del precio controlado o de fraudes para amasar escandalosas ganancias.
La inflación de costos tiene lugar cuando aumentan los salarios, materias primas, maquinarias, tasas de interés, etc.; estos incrementos se trasladan a los precios y si estos están controlados y no se ajustan oportunamente, al quedarse por debajo de los costos desestimulan la producción y generan escasez. La inflación de demanda la origina el aumento del consumo público y privado; si al aumento de sueldos se suma el aumento de la demanda pública, y esta se financia con emisiones de dinero sin respaldo por parte del BCV, se inyecta una desproporcionada cantidad de dinero a un mercado con escasez, lo cual atiza aún más la inflación. Ahora, cuando una empresa recibe dólares preferenciales, crea empresas de maletín para triangular e importar con sobreprecio, no ingresa el equivalente al monto de dólares que recibió, o fija el PVP con base en el dólar paralelo para obtener ganancias exorbitantes, está cometiendo un delito de especulación y fraude a la nación.
A través de controles, multas y penas se puede enfrentar la especulación, pero para derrotar la inflación se requieren políticas macroeconómicas, agrícolas, industriales y tecnológicas coherentes y complementarias que estimulen una abundante producción de bienes y servicios. Esto implica unificar la tasa de cambio para erradicar los incentivos a la especulación, frenar las importaciones que barren con la producción nacional, corregir el déficit fiscal para evitar su financiamiento con emisiones de dinero sin respaldo, y reorientar en favor del aparato productivo interno las importaciones que realiza el Estado. Solo así se podrán superar los desequilibrios macroeconómicos y sectoriales que causan y propagan la inflación, desestimulan la producción nacional y generan desabastecimiento y escasez, caldo de cultivo perfecto para que proliferen las perversas prácticas del acaparamiento y la especulación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario