viernes, 13 de septiembre de 2013

Misión vialidad rural.


ANTONIA MUÑOZ.


Entre las infraestructuras de apoyo a la producción, consideramos que LA VIALIDAD RURAL es la que más afecta, tanto la producción y la distribución de lo que se produce, como la vida en general de la población que vive en el campo. En este contexto nos referimos a la TRANSITABILIDAD DE LA VIALIDAD RURAL DURANTE TODO EL AÑO. Con este planteamiento, no estamos negando la importancia del riego, por citar otra infraestructura de apoyo a la producción de alimentos que tiene el inmenso valor de permitir más de una cosecha al año, lo cual es decir bastante, ya que estaríamos hablando de no tener que depender sólo de la estacionalidad de la lluvia para producir los alimentos que necesita la población. Sin embargo, la falta de vialidad en el campo o su existencia en estado precario, afecta la vida total de la población que vive en un determinado sector rural. Esto es así, porque cuando la vialidad rural es intransitable, se aleja la posibilidad de que exista el servicio de transporte público de pasajero o de carga, porque realizar tal actividad, no es rentable para nadie. Así que la movilización de personas, insumos y cosecha productos del campo estará muy limitada y cualquier servicio será muy oneroso; lo cual indefectiblemente encarecerá el precio de los alimentos.
Si alguien está pensando que la situación planteada afecta a muy poca gente , porque en promedio, según el INE, sólo 11 % de la población venezolana es rural, nos permitimos recordar que aparte de los alimentos que se producen en las casas de cultivo, en los patios productivos, huertos urbanos o materos en jardines y balcones, el resto de los alimentos se produce en el campo, donde la mayoría de las veces el estado de la vialidad, “le hace la vida de cuadritos” a quienes viven o trabajan la tierra. Y lo más importante: lograr la tan ansiada soberanía agroalimentaria depende de la población que vive permanentemente en el campo o de la que vive en la ciudad, pero que día a día trabaja “monte adentro”. Esa gente que se dedica a una actividad tan riesgosa, tan sacrificada, pero tan vital para la población total de cualquier nación, ve limitada su calidad de vida por las condiciones de transitabilidad de la vialidad. El estado de la vialidad rural, no sólo limita y encarece la movilización de las y los campesinos, de los insumos para sus cultivos y las cosechas; sino que limita la movilización de quienes tienen que trabajar en el sector rural como son: educadores, personal médico asistencial, médico veterinario, extensionistas que necesitan dar asistencia técnica y socio-política a los productores.
Como construir y mantener vialidad rural es tan costoso, debemos hacer algunas consideraciones tendentes a bajar los costos y alargar la vida de tan necesaria infraestructura: a lo primero que debemos buscarle la vuelta, es a los recursos, quien quita que logremos el milagro de que estén disponibles cuando se necesita acometer las obras, que como todo sabemos es la salida de la época lluviosa y muy especialmente en el período seco (Entre enero y abril). En segundo lugar, no limitar el mantenimiento de la vialidad, sólo a patroleo, lo cual se convierte en el “lomito” de las contrataciones porque el dinero se gana con relativa facilidad. Para atacar estructuralmente el problema que nos ocupa, debemos privilegiar la inversión en obras como construcción de CUNETAS, aunque sea en tierra, para evitar que el agua corra por encima de la carretera y en su marcha vaya abriendo zanjas; SANEAMIENTO DE BOMBAS (Sacar el fango con máquina y rellenar con piedra); porque eso de patrolear “bombas” en verano, no es otra cosa que esconder la basura debajo de la alfombra. Este trabajo produce en las comunidades sólo “alegría de tísico”. Así que todos los años hay que hacerle el mismo “aguaje” o engaño a los mismos tramos de la carretera. Construcción de BATEAS Y ALCANTARILLAS son otras de las obras sencillas que paulatinamente se deben ir construyendo en la vialidad rural.
¿Acaso estamos criminalizando el patroleo? Por supuesto que no! Ojalá llegáramos al caso que en cada parroquia rural hubiese un equipo que le permitiera a los gobiernos locales y regionales en coordinación y articulación con los Consejos Comunales y Comunas, realizar el trabajo que es el más fácil; por supuesto, siempre que se tengan los patroles, los camiones y el granzón a distancia razonable. Otra sugerencia es que las comunidades rurales, cuya vida y producción de sus predios se vean limitados por la transitabilidad de la vialidad rural, coloquen a ésta como prioridad, a la hora de solicitar financiamiento de proyectos ante el Consejo Federal de Gobierno. No tenemos la menor duda que para enfrentar con éxito el problema de la transitabilidad de la vialidad rural durante todo el año, hay que hacer una verdadera CAYAPA, porque la tarea que tenemos por delante, no es cualquier cosa. Por eso sugerimos la MISIÓN VIALIDAD RURAL. Con comprensión del problema por todos, corresponsabilidad, honestidad y eficiencia, lo lograremos, en menor tiempo y con mayor facilidad! CHÁVEZ y ALLENDE VIVEN, LA LUCHA SIGUE!

No hay comentarios: