ASALIA VENEGAS S.
A cien días de su gobierno, Maduro ha sorteado todo tipo de obstáculos. Desde la locura caprilista y su drenaje de calentura
La derecha venezolana esta tan, pero tan descocada que, como dicen los españoles, no daba dos duros por el gobierno de Nicolás Maduro. ¿Por qué? Por su falsa superioridad, porque anda con gríngolas, porque usa la técnica del avestruz para no ver, mete la cabeza en la tierra. Durante catorce años se negó a reconocer al comandante Chávez y los logros del Gobierno bolivariano. Obvio, es más fácil descalificar que analizar lo que pasa en el entorno.
Mientras los cambios se dan y se profundizan, el ritornello opositor apunta aquí y allende las fronteras que estamos en crisis. La agenda sobre la dictadura, la censura y la libertad de expresión forma parte del menú opositor en un peregrinaje en el exterior que ya no anima ni a sus seguidores. Lo virtual del asunto y el uso de la plataforma mediática poco a poco se han develado.
Hoy no hay dudas de la legitimidad del Gobierno y del afianzamiento de Maduro en la presidencia de la República. Con trabajo y esfuerzo propios Maduro ha ido fortaleciendo su figura en el comando de la nación. Con precisión ha planteado puntos como el de la seguridad con el fortalecimiento del plan "A toda vida Venezuela" y con el combate a la corrupción. Ambos aspectos ya asumidos por Hugo Chávez. Ya el 8-D había dicho: "eficiencia o nada".
A cien días de su gobierno, Maduro ha sorteado todo tipo de obstáculos. Desde la locura caprilista y su drenaje de calentura. La cartelización de los medios opositores contra el CNE y su presidenta Tibisay Lucena, amén de los improperios que se publican contra las otras rectoras, para hablar de fraude. Y el jaque mate que pretende dar la derecha con el golpe económico: acaparamiento, escasez y especulación, jinetes del apocalipsis.
La estrategia que implementó el Gobierno bolivariano y su rápida respuesta con el gobierno de calle ha dejado boquiabiertos a propios y extraños. El recorrido que ha hecho Maduro, con su tren ejecutivo, por todos los estados, le ha permitido palpar de primera mano la realidad de cada región, intercambiar con los pobladores y hacer ajustes necesarios para respuestas más expeditas. La estrategia no ha concluido. Seguirá dando sus frutos. Los medios privados, nada raro, invisibilizan este trabajo. Maduro se les ha colado por el medio.
Mientras los cambios se dan y se profundizan, el ritornello opositor apunta aquí y allende las fronteras que estamos en crisis. La agenda sobre la dictadura, la censura y la libertad de expresión forma parte del menú opositor en un peregrinaje en el exterior que ya no anima ni a sus seguidores. Lo virtual del asunto y el uso de la plataforma mediática poco a poco se han develado.
Hoy no hay dudas de la legitimidad del Gobierno y del afianzamiento de Maduro en la presidencia de la República. Con trabajo y esfuerzo propios Maduro ha ido fortaleciendo su figura en el comando de la nación. Con precisión ha planteado puntos como el de la seguridad con el fortalecimiento del plan "A toda vida Venezuela" y con el combate a la corrupción. Ambos aspectos ya asumidos por Hugo Chávez. Ya el 8-D había dicho: "eficiencia o nada".
A cien días de su gobierno, Maduro ha sorteado todo tipo de obstáculos. Desde la locura caprilista y su drenaje de calentura. La cartelización de los medios opositores contra el CNE y su presidenta Tibisay Lucena, amén de los improperios que se publican contra las otras rectoras, para hablar de fraude. Y el jaque mate que pretende dar la derecha con el golpe económico: acaparamiento, escasez y especulación, jinetes del apocalipsis.
La estrategia que implementó el Gobierno bolivariano y su rápida respuesta con el gobierno de calle ha dejado boquiabiertos a propios y extraños. El recorrido que ha hecho Maduro, con su tren ejecutivo, por todos los estados, le ha permitido palpar de primera mano la realidad de cada región, intercambiar con los pobladores y hacer ajustes necesarios para respuestas más expeditas. La estrategia no ha concluido. Seguirá dando sus frutos. Los medios privados, nada raro, invisibilizan este trabajo. Maduro se les ha colado por el medio.
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