Antonio Blanco Sequera.
“Mayor eficiencia para mejores resultados” Hugo Chávez
Comienzo este análisis y reflexión haciendo un ejercicio retrospectivo, pues pareciera que, para muchos compañeros analistas que hablan sobre los 100 días de gobierno aquí no ha pasado nada y que todo debe reducirse a la crítica. (Necesaria claro).
Cien días han transcurrido desde que el Presidente Maduro asumió la Presidencia de la República producto de un hecho sobrevenido que hoy sigue conmocionando a la mayoría del pueblo venezolano y latinoamericano.
La desaparición física de nuestro líder supremo nos colocó en medio de una realidad que el Presidente Maduro ha tenido que afrontar desde su triunfo en las elecciones del 14 de Abril de este año, pues debido a lo estrecho de los resultados de dicha elección y de una oposición que vio su oportunidad de acabar con el chavismo y la revolución, recurriendo a la violencia (que acabo con la vida de 11 venezolanos y venezolanas) para generar en el país un escenario de confrontación entre hermanos y la escusa para una intervención directa del imperio norteamericano. El Presidente Maduro, me atrevo a decirlo le ha tocado una situación mucho más compleja que la afrontada por el Comandante Chávez cuando llegó al poder en el año 1998.
Así como los años 2002, 2003 y 2004, fueron de coyunturas difíciles y de definición para nuestro proceso, la situación actual no es la excepción. Los medios de comunicación no han cesado en su afán de fragmentar el pensamiento de los venezolanos e invisibilizar toda acción del gobierno, contando ahora con nuevos espacios y herramientas para esto, como son por ejemplo las redes sociales, desde donde se lleva adelante una campaña brutal para minar la percepción de los ciudadanos con respecto a la gestión del gobierno, navegando en los errores que como cualquier gobierno en este planeta tenemos y así crear una masa crítica que sobrecargue al Estado de demandas, siendo esto reproducido por muchos compañeros revolucionarios.
Ciertamente el socialismo que estamos construyendo en el marco de una revolución “pacífica” (habría que contabilizar revolucionarios caídos en la lucha) tiene como contradicción, el que debemos ir transformando la estructura y la superestructura con una fuerte resistencia cultural y de una clase burguesa parasitaria que está dispuesta a cualquier cosa. Decía Lenin que muchas veces en estas contradicciones había que “dar un paso hacia atrás para luego dar dos pasos hacia adelante”.
El gobierno de calle ha sido la acción de gobierno que mayor impacto positivo ha tenido la revolución desde que se crearon las misiones, pues el ante la pretensión del fascismo de desestabilizar creando la percepción de una supuesta ingobernabilidad, la respuesta ha sido pueblo y gobierno juntos en la calle resolviendo los problemas.
En estos 100 días de gobierno, el mismo ha tenido que enfrentar, desabastecimiento, guerra económica, lucha contra la corrupción, conspiración internacional y una incomprensión por parte de muchos camaradas del momento histórico que nos ha tocado vivir, y es que he observado con preocupación y cierta curiosidad lo que ocurre con algunas protestas desde nuestras filas.
El caso de las Industrias Diana que he venido siguiendo, es un ejemplo de cómo la derecha viene infiltrando a grupos que en su buena fe creen estar luchando por la causa revolucionaria y no se dan cuenta que hacen daño y le facilitan el camino a la contra revolución. He observado a través de artículos y comentarios en las redes sociales, un ataque sistemático a la gestión del Ministro de Alimentación Félix Osorio, llamándolo reformista, ilegitimo, derecha endógena y cualquier cantidad de improperios, pues pareciera que quienes asumen esta postura no han entendido que este proceso de cambio tiene que avanzar definitivamente hacia la erradicación de la corrupción como mal estructural de nuestra sociedad y que no podemos convertirnos en los reproductores de los ataques de la derecha.
En la investigación que he realizado sobre este tema (porque Diana ha sido desde que el Comandante Supremo y los trabajadores y trabajadoras tomaron el control, tema de interés) me encontré con algunas contradicciones entre lo que alegan quienes hoy atacan y dicen ser quienes controlan la empresa, y lo que se puede observar sobre el funcionamiento real.
En el marco de la “Eficiencia o Nada” y la política de erradicar la corrupción donde se encuentre obtuve por varias fuentes lo siguiente:
Las instalaciones de Palmeras de Casigua, filial de Industrias Diana ubicada en el estado Zulia, según la información suministrada se encuentra con un alto grado de abandono y desidia en sus espacios.
Los estados financieros de Industrias Diana C.A no representan la situación actual de la empresa
El 71% de las ventas se realizaba a la red privada y un 29% a la red pública, lo que sería un aspecto bastante positivo si no fuera por el hecho de que el producto que se distribuye es aceite no regulado, porque el aceite que se encuentra dentro de la regulación establecida por el Gobierno Bolivariano tiene la segunda menor participación dentro del mercado nacional. Esto demuestra fehacientemente que la política actual de negocios de Industrias Diana está dirigida a competir en aceite no regulado con el mercado capitalista, debido a que es el que genera más ganancia, acción que va en contra de su Razón Social.
Mis fuentes en las instalaciones de la Industria me han hecho llegar su preocupación por la situación, ya que se han generado eventos de violencia, de amenazas a la integridad física de los que allí laboran y del equipo de la nueva directiva.
Los Concejos Socialistas de trabajadores y Trabajadoras son esa nueva forma de organización de la clase obrera, distinta a los sindicatos, son una referencia y una alternativa de verdadera transformación y empoderamiento obrero.
Nosotros la clase trabajadora, somos ese sujeto histórico de cambio, hoy tenemos a un obrero como Presidente y la lucha obrera no puede convertirse en los cañones que la derecha necesita para acabar con nuestra revolución, la lucha obrera no puede convertirse en un sujeto que solo demande necesidades, tiene que ser ese faro que guie la lucha de un pueblo por su verdadera y definitiva emancipación.
Dijo el Comandante Supremo “Eficiencia o Nada” “Lucha a muerte contra la desidia y la corrupción” “Unidad, Unidad Lucha Batalla y Victoria”
Comienzo este análisis y reflexión haciendo un ejercicio retrospectivo, pues pareciera que, para muchos compañeros analistas que hablan sobre los 100 días de gobierno aquí no ha pasado nada y que todo debe reducirse a la crítica. (Necesaria claro).
Cien días han transcurrido desde que el Presidente Maduro asumió la Presidencia de la República producto de un hecho sobrevenido que hoy sigue conmocionando a la mayoría del pueblo venezolano y latinoamericano.
La desaparición física de nuestro líder supremo nos colocó en medio de una realidad que el Presidente Maduro ha tenido que afrontar desde su triunfo en las elecciones del 14 de Abril de este año, pues debido a lo estrecho de los resultados de dicha elección y de una oposición que vio su oportunidad de acabar con el chavismo y la revolución, recurriendo a la violencia (que acabo con la vida de 11 venezolanos y venezolanas) para generar en el país un escenario de confrontación entre hermanos y la escusa para una intervención directa del imperio norteamericano. El Presidente Maduro, me atrevo a decirlo le ha tocado una situación mucho más compleja que la afrontada por el Comandante Chávez cuando llegó al poder en el año 1998.
Así como los años 2002, 2003 y 2004, fueron de coyunturas difíciles y de definición para nuestro proceso, la situación actual no es la excepción. Los medios de comunicación no han cesado en su afán de fragmentar el pensamiento de los venezolanos e invisibilizar toda acción del gobierno, contando ahora con nuevos espacios y herramientas para esto, como son por ejemplo las redes sociales, desde donde se lleva adelante una campaña brutal para minar la percepción de los ciudadanos con respecto a la gestión del gobierno, navegando en los errores que como cualquier gobierno en este planeta tenemos y así crear una masa crítica que sobrecargue al Estado de demandas, siendo esto reproducido por muchos compañeros revolucionarios.
Ciertamente el socialismo que estamos construyendo en el marco de una revolución “pacífica” (habría que contabilizar revolucionarios caídos en la lucha) tiene como contradicción, el que debemos ir transformando la estructura y la superestructura con una fuerte resistencia cultural y de una clase burguesa parasitaria que está dispuesta a cualquier cosa. Decía Lenin que muchas veces en estas contradicciones había que “dar un paso hacia atrás para luego dar dos pasos hacia adelante”.
El gobierno de calle ha sido la acción de gobierno que mayor impacto positivo ha tenido la revolución desde que se crearon las misiones, pues el ante la pretensión del fascismo de desestabilizar creando la percepción de una supuesta ingobernabilidad, la respuesta ha sido pueblo y gobierno juntos en la calle resolviendo los problemas.
En estos 100 días de gobierno, el mismo ha tenido que enfrentar, desabastecimiento, guerra económica, lucha contra la corrupción, conspiración internacional y una incomprensión por parte de muchos camaradas del momento histórico que nos ha tocado vivir, y es que he observado con preocupación y cierta curiosidad lo que ocurre con algunas protestas desde nuestras filas.
El caso de las Industrias Diana que he venido siguiendo, es un ejemplo de cómo la derecha viene infiltrando a grupos que en su buena fe creen estar luchando por la causa revolucionaria y no se dan cuenta que hacen daño y le facilitan el camino a la contra revolución. He observado a través de artículos y comentarios en las redes sociales, un ataque sistemático a la gestión del Ministro de Alimentación Félix Osorio, llamándolo reformista, ilegitimo, derecha endógena y cualquier cantidad de improperios, pues pareciera que quienes asumen esta postura no han entendido que este proceso de cambio tiene que avanzar definitivamente hacia la erradicación de la corrupción como mal estructural de nuestra sociedad y que no podemos convertirnos en los reproductores de los ataques de la derecha.
En la investigación que he realizado sobre este tema (porque Diana ha sido desde que el Comandante Supremo y los trabajadores y trabajadoras tomaron el control, tema de interés) me encontré con algunas contradicciones entre lo que alegan quienes hoy atacan y dicen ser quienes controlan la empresa, y lo que se puede observar sobre el funcionamiento real.
En el marco de la “Eficiencia o Nada” y la política de erradicar la corrupción donde se encuentre obtuve por varias fuentes lo siguiente:
Las instalaciones de Palmeras de Casigua, filial de Industrias Diana ubicada en el estado Zulia, según la información suministrada se encuentra con un alto grado de abandono y desidia en sus espacios.
Los estados financieros de Industrias Diana C.A no representan la situación actual de la empresa
El 71% de las ventas se realizaba a la red privada y un 29% a la red pública, lo que sería un aspecto bastante positivo si no fuera por el hecho de que el producto que se distribuye es aceite no regulado, porque el aceite que se encuentra dentro de la regulación establecida por el Gobierno Bolivariano tiene la segunda menor participación dentro del mercado nacional. Esto demuestra fehacientemente que la política actual de negocios de Industrias Diana está dirigida a competir en aceite no regulado con el mercado capitalista, debido a que es el que genera más ganancia, acción que va en contra de su Razón Social.
Mis fuentes en las instalaciones de la Industria me han hecho llegar su preocupación por la situación, ya que se han generado eventos de violencia, de amenazas a la integridad física de los que allí laboran y del equipo de la nueva directiva.
Los Concejos Socialistas de trabajadores y Trabajadoras son esa nueva forma de organización de la clase obrera, distinta a los sindicatos, son una referencia y una alternativa de verdadera transformación y empoderamiento obrero.
Nosotros la clase trabajadora, somos ese sujeto histórico de cambio, hoy tenemos a un obrero como Presidente y la lucha obrera no puede convertirse en los cañones que la derecha necesita para acabar con nuestra revolución, la lucha obrera no puede convertirse en un sujeto que solo demande necesidades, tiene que ser ese faro que guie la lucha de un pueblo por su verdadera y definitiva emancipación.
Dijo el Comandante Supremo “Eficiencia o Nada” “Lucha a muerte contra la desidia y la corrupción” “Unidad, Unidad Lucha Batalla y Victoria”
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