domingo, 5 de mayo de 2013

FASCISMO.


Luis Britto García.

1
Hollywood representa el fascismo como pandilla de malencarados en
uniforme que agitan estandartes y gritan órdenes. La realidad es más
perversa. Según Franz Leopold Neuman en Behemoth: The Structure &
Practice of National Socialism, 1933-1944, el fascismo es la
complicidad absoluta entre el gran capital y el Estado. Donde los
intereses del gran capital pasan a ser los de la política, anda cerca
el fascismo. No es casual que surja como respuesta a la Revolución
comunista de la Unión Soviética.
2
El fascismo niega la lucha de clases, pero es el brazo armado del
capital en ella. Aterroriza a la baja clase media y la marginalidad
con el pavor a la crisis económica, a la izquierda y la
proletarización y las enrola como paramilitares para reducir por la
fuerza bruta a socialistas, sindicalistas, obreros y movimientos
sociales. Mussolini fue subvencionado por la fábrica de armas Ansaldo
y el Servicio Secreto inglés; Hitler financiado por las industrias
armamentistas del Ruhr; Franco, apoyado por terratenientes e
industriales, Pinochet por Estados Unidos y la oligarquía chilena.
3
La crisis económica, hija del capitalismo, es a su vez la madre del
fascismo. A pesar de estar en el bando vencedor en la Primera Guerra
Mundial, Italia sale de ella tan destruida que la clase media se
arruina y participa masivamente en la Marcha sobre Roma de Mussolini.
En la elección de mayo de 1924, Hitler obtuvo sólo el 6,5% de los
votos. En las de diciembre de ese año, sólo el 3,0%. Pero en las de
1928, cuando revienta la gran crisis capitalista, obtiene 2,6%, en
1930 gana 18,3%, y en 1932, 37,2%, con lo cual accede al poder y lo
utiliza para anular a los restantes partidos. Pero el fascismo no
remedia la crisis: la empeora. Durante Mussolini el costo de la vida
se triplicó sin ninguna compensación salarial ni social. Hitler empleó
a los parados en fabricar armamentos que condujeron a la Segunda
Guerra Mundial, la cual devastó Europa y causó sesenta millones de
muertos. Franco inicia una Guerra Civil que cuesta más de un millón de
muertos y varias décadas de ruina; los fascistas argentinos eliminan
unos treinta mil compatriotas, Pinochet asesina unos tres mil
chilenos. Tan malo es el remedio como la enfermedad.
4
El fascismo convoca a las masas, pero es elitista. Corteja y sirve a
las aristocracias, sus dirigencias vienen de las clases altas e
instauran sistemas jerárquicos y autoritarios. Charles Maier,
historiador, recalca que hacia 1927, el 75% de los miembros del
partido fascista italiano venía de la clase media y media baja; sólo
15% era obrero, y un 10% procedía de las élites, los cuales sin
embargo ocupaban las altas posiciones y eran quienes en definitiva
fijaban sus objetivos y políticas. Hitler establece el
“Fuhrer-Prinzip”: cada funcionario usa a sus subordinados como le
parece para alcanzar la meta, y responde sólo ante el superior. El
Caudillo falangista responde sólo ante Dios y la Historia, vale decir,
ante nadie.
5
El fascismo es racista. Hitler postuló la superioridad de la “raza”
aria, Mussolini arrasó con libios y abisinios, y planeó el sacrificio
de medio millón de eslavos “bárbaros e inferiores” a favor de 50.000
italianos superiores. El fascismo sacrifica a sus fines a los pueblos
o culturas que desprecia. Los falangistas tomaron España con tropas
moras de Melilla. Alber Speer, el ministro de Industrias de Hitler,
alargó la Segunda Guerra Mundial de dos a tres años más con la
producción armamentista activada por tres millones de esclavos de
razas “inferiores”.
6
Fascismo y capitalismo tienen rostros aborrecibles que necesitan
máscaras. Los fascistas copian consignas y programas revolucionarios.
Mussolini se decía socialista, el nazismo usurpó el nombre de
socialismo y se proclamaba partido obrero (Arbeite); en su programa
sostenía que no se debía tolerar otra renta que la del trabajo. Por
su falta de creatividad, roban los símbolos de movimientos de signo
opuesto. Los estandartes rojos comunistas y la cruz gamada, símbolo
solar que en Oriente representa la vida y la buena fortuna, fueron
confiscados por los nazis para su culto de la muerte.
7
El fascismo es beato. Los curas apoyaron a los falangistas que salían
a matar prójimos y fusilar poetas. El Papa bendijo las tropas que
Mussolini mandó a la guerra; nunca denunció las tropelías de Hitler.
Franco y Pinochet fueron idolatrados por la Iglesia.
8
El fascismo es misógino. La misión de las mujeres se resume en
Kirche, Kuchen, Kinder, vale decir, iglesia, cocina, niños. Nunca
figuró públicamente una compañera al lado de sus líderes; quienes las
tuvieron, las escondieron o relegaron minuciosamente. Nunca aceptaron
que una mujer ascendiera por propio mérito o iniciativa. Hitler las
encerró en granjas de crianza para parir arios; Mussolini les asignó
el papel de vientres para incrementar la demografía italiana, Franco y
Pinochet las confinaron en la iglesia y la sala de partos.
9
El fascismo es anti intelectual. Todas las vanguardias del siglo
pasado fueron progresistas: la relatividad, el expresionismo, el
dadaísmo, el surrealismo, el constructivismo, el cubismo, el
existencialismo, la nueva figuración. A todas, salvo al futurismo,
las trató como “Arte Degenerado”. El fascismo no inventa, recicla.
Sólo cree en el ayer, un ayer imaginario que nunca existió. El
fascismo asesinó a Matteotti, encarceló a Gramsci, fusiló a García
Lorca e hizo morir en la cárcel a José Hernández. Pinochet asesinó a
Víctor Jara. Cuando oigo hablar de cultura, saco mi pistola, decía
Goering. Cuando oigamos hablar de fascismo, saquemos nuestra cultura.

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