miércoles, 24 de abril de 2013

La vaginofobia en el feminismo charro.




Nina Ramon La Haine
“Si analizamos por qué las mujeres sufren agresiones, la multitud de formas de violencia que las mujeres padecen, ya sean los crímenes en nombre del honor o la mutilación genital, todos ellos se basan en la idea de que las mujeres no deben controlar su sexualidad”
-Charlotte Bunch-

Esta frase esconde la punta de una larga madeja que se pierde desde muy atrás. En un esfuerzo por dar contexto a ese sentimiento de pena, o dolor, o indignación que pudiese sentir como mujer por mi cuerpo y mi sexualidad, intentaré profundizar un poco apoyándome en algunos fragmentos de textos y sitios de internet confiables, más lo que pueda ser cómodo de mi cosecha al husmear en un terreno escondido de ‘nuestro furor feminista’. Pero antes de continuar: Agradezco a mí querida amiga Marga Britto y al Club de Lilith por invitarme nuevamente a colaborar en el buen concepto de lo que significa el “Femenismo Charro” [mexicano].

Analizando he llegado a la conclusión de que sí hay razones por las que muchas de nosotras pudiésemos sentirnos ofendidas y por lo mismo poco hablamos de nuestros genitales, de nuestros órganos reproductivos, de nuestra sexualidad con libertad, de nuestros orgasmos, incluso, de nuestro poder femenino, desde que el género masculino tomó el control del cuerpo de las mujeres anulando su sensibilidad y erotismo. Y no es para menos, así nos lo han hecho creer y ya va siendo hora de que deje de culpar a mi abuela.

Efectivamente, todas estas partes del cuerpo femenino (vagina, clítoris vulva, útero, ovarios, senos) han sido usadas no solo como instrumento de placer y depósito semental sino también para reprimirnos, para custodiarnos sin poder, sin derechos y con el intento de mantener una autoestima frágil a flor de piel para atarnos a un “destino” externamente impuesto.

Iniciaré con un resumen acerca de…

“Las Brujas, Liliths o simplemente mujeres que se atrevieron a romper las reglas.”

“Malleus Maleficarum” es un libro escrito por Heinrich Kramer y James Sprenger, publicado por primera vez en el año 1486 que se convirtió en la antorcha que encendió las hogueras de leña verde. Durante la cacería de brujas, que duró unos 300 años y poco más, la expresión de sexualidad por las mujeres podía ser motivo de acusaciones de brujería. Durante ese período se realizaron de 40 mil a 60 mil ejecuciones en todo el mundo, de las cuales del 75 al 80% en promedio fueron mujeres. En la cumbre de estos “acosos” físicos y psicológicos, algunos pueblos europeos se quedaron en su totalidad sin mujeres.

En México y algunos otros países Latinoamericanos el término “Cacería de Brujas” fue practicado por el mayor genocida en América, la “Santa Inquisición” que mató y torturó en nombre de Dios por no someterse a su doctrina. En Estados Unidos, el 15 de junio de 1648, la Dra. Margaret Jones después de perder a varios de sus pacientes, fue la primera ejecutada por brujería en el estado de Massachussets. El 10 de junio de 1692, muere ahorcada Bridget Bishop, la primera víctima con que comenzaron los sanguinarios juicios de las “Brujas de Salem”.

Cotton Mather en su “Maravillas del Mundo Invisible“ (1693), da cuenta de juicios y ejecuciones tormentosas de “supuestas” hechiceras ocurridas en Salem [EEUU]. El último “juicio” encomendado por maleficio fue registrado en 1878. De todas esas ejecuciones, pocas hacen honor a la verdad. La sangre derramada de inocentes debió convertirse en una maldición para sus verdugos y no para las propias mujeres a quienes, aún en tiempos modernos, nos siguen juzgando como aquellas mujeres que se atrevieron a romper las reglas.

En pocas palabras, quizá alguna de nuestros ancestros femeninos debieron haber sido “enjuiciadas y/o ejecutadas” por revelarse ante lo que los hombres consideraban una “herejía” cuando lo que realmente esperan de una mujer es que sea una obediente esposa y abnegada madre como la mujer de Juan Pérez o la honorable Sra. De Fernández que perdieron hasta su identidad.

Por cierto, ya que menciono el prototipo de las “Evas” me encontré con mujeres que vivieron un romanticismo “insaciable”, incapaces de asumir su edad en tiempos donde no existía el bótox ni las cirugías estéticas, y sus historias dieron mucho de que hablar a una sociedad solo concedía ciertos permisos que estaban reservados única y exclusivamente para los caballeros. La Mujer bíblica de Polifar, creo fue la que inicio el desorden, luego Freda, Catalina ‘La Grande’ y Anaís Nin entre muchas otras cuyo prestigio y pecado fue haberse involucrado con hombres menores que ellas.

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En 1906, un estimado de 150.000 mujeres norteamericanas habían recibido la ovariotomía como tratamiento para la ninfomanía, histeria y melancolía, según “Los Hombres que Controlan la Salud de las Mujeres: La mala Educación de los Gineco-Obstetras” que señala Diana Scully en su obra (1980). Otras enfermedades que justificaban médicamente estos tratamientos, eran la conducta suicida, desordenes alimenticios o cualquier conducta “emocional”. Al parecer, toda queja por parte del marido u otra mujer, terminaba con alguna cirugía que la dejaba sin diferentes trozos de sus preciadas partes femeninas.

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El tráfico de personas y la explotación sexual de mujeres adolescentes, niños y niñas en todo el mundo esta íntimamente ligado a la pobreza y al subdesarrollo. Es irónico que las naciones industrializadas, las más ricas, tengan el porcentaje mas elevado de pobreza. El 70% de la población pobre del mundo son mujeres y por ende los hijos también. Esta barbarie se ha convertido en una actividad económica tan lucrativa como el tráfico de armas o de drogas, y una de las más crecientes para el crimen organizado en el mundo. Se estiman son mas de 700.000 las personas que cada año son victimas del turismo sexual, la prostitución –obligada- y la pornografía infantil. Esta esclavitud en pleno siglo XXI ocurre ante nuestros ojos, sin embargo, mientras la sociedad no lo denuncie y los hombres sigan financiando esta “cultura ilícita” no va a erradicarse.

Cambiando bruscamente de lo trágico a lo sonoro. Si alguien me pregunta sobre el nombre de algún compositor de música clásica, sabría responder con Mozart, Beethoven, Bach, Vivaldi, por citar un ejemplo. Pero si me preguntasen por el nombre de alguna compositora [no hablemos de una latinoamericana] ¿Qué pasaría? Me perdería por unos segundos con la mirada hacia el cielo. Los testimonios más antiguos nos hablan de coros de mujeres egipcias, griegas o romanas. En la antigüedad las niñas aprendían a bordar, a tejer, quizá ejecutaban música con la lira ya que el aulós (instrumento parecido a la flauta) no se consideraba un instrumento apropiado para una mujer decente. Lo cierto es que las mujeres ejecutaban música siempre y cuando no salieran del hogar. Hubo tres reinas compositoras que fueron decapitadas: Ana Bolena, María Estuardo y María Antonieta. Igualmente la patrona de la música ‘Santa Cecilia’ fue martirizada por ello. Otras que se atrevieron a hacerlo obligadas a llevar el seudónimo de un hombre como “Freddy Anoka”, quien realmente fue Jeanine Baganier, compositora francesa que compuso 60 obras. Tampoco falto quien lo hiciera desde la sombra como Alma Mahler (esposa del maestro Gustav Mahler) o María Anna Walburga Ignatia mejor conocida como “Nannerl” hermana mayor de Amadeus Wolfgang Mozart. Y así puedo continuar con una amplia lista que mejor me reservaré para otra ocasión. Igual que la mujer esté presente actualmente en la literatura, no puedo negar que es un gran triunfo.

Todas, de una forma u otra, llevamos tatuado en la piel estas historias culturales que la religión, la superstición, la medicina, la política, la literatura, el arte, la música, y por supuesto que la historia dado que los historiadores pertenecen al sexo masculino en su mayoría, rara vez se dignan registrar un lugar honroso para las mujeres. Sin duda, este pequeño pasaje del pasado puede tener las llaves para la perversión y la trama de un telón de fondo invisible en el presente…Lo que muchos (y muchas) no saben, fingen o no quieren aceptar, es que la sensualidad, el erotismo y el orgasmo es lo que verdaderamente nos convierte en Diosas.

Fuentes:
http://www2.hu-berlin.de/sexology/ATLAS_EN/
http://www.witchcraftandwitches.com/trials_salem.html
http://en.wikipedia.org/wiki/Women_in_Islam#Sharia_law
http://trampledrose.org/fistula-information
http://www.msmagazine.com/spring2005/congo.asp

www.clubdelilith.com

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