Reinaldo Iturriza López.
Tal parece que la metimos entre dos, allá, por el rincón, y es difícil saber si es doble, triple o jonrón de piernas. Allá va el hombre, corriendo, mientras en los barrios de Caracas comienza la celebración. Por la avenida ya circulan los motorizados y a lo lejos se oyen los primeros cohetes. Como es costumbre, los del equipo contrario comienzan a gritar ¡trampa!, que son muy malos perdedores, y amenazan con invadir el terreno de juego. Ya hay algunos conatos de violencia. Quieren tángana. Mientras tanto, el hombre corre y corre, cruza segunda, rumbo a tercera, y todavía no sabemos si la ventaja será de seis, ocho, diez, doce carreras. Lo que es un hecho irreversible es que la victoria es nuestra.
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