martes, 5 de abril de 2011

Venezuela: Imperialismo vs Revolución Bolivariana

Miguel Ángel del Pozo 


El Presidente, Hugo Rafael Chávez Frías, en Argentina, ante estudiantes y profesores de una universidad rioplatense, propuso una idea que, aparentemente, ha pasado sin “pena ni gloria”; expresó que el imperialismo se había superado así mismo encontrándose en una etapa superior, es decir, que así como el capitalismo se había desarrollado hacia el imperialismo, éste se encontraba en un proceso de desarrollo hacia su propia superación la que denominó como la “etapa de la locura” del imperialismo. Chávez Frías definió esa etapa referida como de “locura”, probablemente, para hacerlo notar y, quizás, impactar a quienes estábamos escuchando su disertación. La propuesta, aparentemente política, va más allá y se convierte en teoría y práctica del propio sistema capitalista en sus desarrollos lógico-evolutivos. Al proponer esa calificación como principio de estudio obligado, es necesario ir a las realidades, estudiarlas y extraer aquellas ideas que pudieran demostrar que el imperialismo, en su fase actual, se encuentra en una “fase superior” no estudiada, desconocida y, por sus praxis, en relación directa con sus necesidades objetivas; esa etapa está, literalmente, obligando al “concierto internacional” a “caminar caminos de demencia evolutiva”. Es interesante y obligante aceptar que es en estas tierras al sur del río Bravo donde surgen ideas y propuestas teórico-políticas a las “demencias colectivas” de las Potencias de corte judeocristianas. Permítasenos una referencia personal.
En alguna oportunidad, en conversación casual, alguien nos obligó a reflexionar cuando nos comunicó que la “vida y el futuro de la Humanidad estaban en nuestra Región de América Latina porque la Europa era un continente viejo”; probable que nos quiso decir que aquel “viejo continente” estaba desgastado por su propia identidad histórica lo que nos obliga a rebatir, a su vez, aquella idea sociológica de una otra “intelligenzia” anglosajona cuando, al descartar nuestros argumentos, sustentó que lo occidental de la “vieja Europa” se iba a “remozar en evolución” con las migraciones provenientes de aquellas zonas centro-orientales europeas que se “jugaron el pellejo” a favor del capitalismo, evidentemente, capitalismo dependiente. Pues bien, si la tesis de aquella intelectual oriental de la senectud de naciones europeas agotadas por sus propias crisis históricas donde la razón dialéctica “barbarie-humanismo” está girando a favor de la barbarie; si la tesis sociológicas de los caminares orientales europeos hacia los “antiguos imperios” transformándose en “cruzadas a la inversa”; si las instituciones religiosas europeas están en permanente confrontación con sus identidades en los orígenes de su propia razón de ser histórica a los pies de la “loba” y las tesis de las civilizaciones regresan al “teatro gongorista”, es decir, “ser para no ser”, el Humanismo busca, no solo por la propia naturaleza del “ser creado” como “ser social” sino, también, por la razón de ser de la Historia, la propia salvación de las sociedades originando situaciones político-históricas que entran en profunda y muy seria contradicción y confrontación con los mismos fundamentos del capitalismo y sus lógicas evolución-desviaciones en sus fases imperialistas (en plural). Nos explicamos.
La recurrente referencia a la “crisis financiera” ha sido desglosada en muchas variables pero en una: ¿Por qué la última crisis financiera que ha aparecido en la lógica del capitalismo, se ha desarrollado sin límites y ha estallado sin contemplaciones? También cabe la interrogante: ¿es ella la 1ra crisis financiera del sistema capitalista desde sus verdaderos comienzos históricos como sistema socio-económico? Además, ¿son las recurrentes crisis financieras, sí es que se han manifestado con anterioridad, el “cáncer del sistema capitalista” en su propia evolución perfectible o son desviaciones de actitudes de soberbia de “seres sociales” que descartan sus propios inconscientes judeocristianos en el pensamiento de Jesús de Nazareth? Entonces nos obliga a preguntarnos: ¿dónde está “la debilidad” del sistema capitalista: en el propio origen del sistema capitalista y/o en el ser social que controla, dirige y se beneficia de los fundamentos principales del sistema capitalista, cuales serían, entre otros: la ganancia y el consumo sin negar las realidades de las evoluciones de la “Ciencia y la Técnica” y/o es un diálogo dialéctico y permanente entre ambos factores? En todo caso para que exista una relación entre el sistema capitalista y aquellos sectores sociales que, realmente, se benefician de las consecuencias del propio sistema referido tiene que manifestarse el Poder como realidad-entelequia necesaria para que ese diálogo en dialéctica se sustente en sus propias realidades objetivas aun en contradicciones. Pero hemos precisado que son “un sector de los seres sociales” los que se benefician de los parabienes que produce en su seno el sistema capitalista; lo que implica que deben existir y existen “seres sociales” que, aún dentro del “conjunto” que denominamos “sistema capitalista”, no son “receptores totales” de los beneficios referidos, es decir, que el sistema capitalista los premia con las “migajas que caen de la mesa de los comensales”.
Puesta la mesa, los beneficios de la “usura” permiten que un número de comensales se incorporen a la mesa y así se desarrollan una serie de objetivos problemas para el anfitrión (sistema capitalista) que lo obliga a ampliar el tamaño de la mesa, la necesidad buscar “buenos proveedores” de alimentos, negociar los costos generales tanto de las “materias primas” para poder ampliar la mesa de los comensales como de los condumios a ser consumidos, rebajar los costos exigidos por quienes controlan la “servidumbre” además de otros costos que dejamos indagárselos para su bien saber y entender. Es evidente que para sostener esa cornucopia de lujos y gastos, ésta, la cornucopia, tiene, necesariamente, que “crecer en tamaño” porque ella, la cornucopia, representa poder, control sobre los comensales, sumisión obligada de la servidumbre, control sobre las “materias primas”, es decir, en última instancia, representa el Poder como nos enseñó Alberto Müller Rojas. La dialéctica de la praxis descrita sería lo que hemos aceptado como las tesis de Vladimir Ilich “Lenin”, es decir, esa fase del capitalismo que denominó como “Imperialismo”. Pero esas realidades que aceptamos denominar como Imperialismo se va desarrollando, “at the same path”, que los paradigmas de aquellas realidades en transición de la Baja Edad Media hacia el Renacimiento con sus propias particularidades, es decir, en evolución natural de la Historia de la Humanidad; así como del Renacimiento “se caminó” hacia las realidades sociales que originaron la Revolución Francesa cuando los poderes establecidos –“testa coronadas”- se oponían a las transformaciones exigidas por esa Historia de la Humanidad; eran inevitable sus transformaciones como Poder, cediendo sus realidades decadentes a esas nuevas realidades que convivían en su propio seno socio-económico; era el alargamiento de la mesa de los comensales porque el mismo proceso histórico iba incorporando nuevos comensales, nuevas exigencias provenientes de los nuevos comensales, nuevas búsquedas de las “materias primas” necesarias para “calmar las apetencias” que el propio anfitrión iba generando al tiempo que “las migajas” en cada circunstancia iban “caminando hacia su desaparición”. Parecía y parece que es la realidad del “tiovivo” que nunca “hace un alto”, que nunca se sale de su tétrico destino produciendo “la angustia” del conocer sabiéndose que se camina hacia un “cul de sac”; quizás, de ahí, aquella parábola del banquete.
En ese orden de ideas, “la angustia” es “consecuencia” y no “causa” de ese descrito “cul de sac” que, en última instancia, puede y produce una situación creciente de angustia que raya “la locura”. Entonces si esa locura es consecuencia y no causa sería más necesario que prudente que el “ser creado/ser social” como “no comensal” buscara y busca salidas a sus propias realidades objetivas de hambre, desnutrición, humillación, des-dignidad quien como “no ser sino servidumbre” está obligado, por natura y por las consecuencias descritas más arriba, ejercer las presiones necesarias y obligantes para que ese escenario de humillación sea transformado en su favor. Pero en la “acera de enfrente” siguen presentes las realidades de las contradicciones, es decir, “la locura” aceptada como tal y como locura actuará en consecuencia, es decir, con la lógica de la violencia de los que no tiene “la razón” y que es producto de las reales necesidades de los privilegiados comensales según las objetividades implícitas en la “mesa” del anfitrión (sistema capitalista en su fase imperialista tardía).
Aterricemos. Cuando se analiza el contenido del programa de Bill Mahler (HBO/viernes) en cuanto a las encuestas que refiere el conductor referido, nos preguntamos cuál es la realidad real de “lo interno” en los EEUU de América. En las cifras de las encuestas se reflejan los graves problemas sociales en todo su espectro socio-político y económico en los cuales se encuentran los ciudadanos estadounidenses: grandes empresas que no pagan los impuestos obligados; los niveles de educación en “objetiva crisis y decadencia” del conocimiento más básico de lo general-social; mass-media alienada abiertamente en “actitudes peligrosas” en cuanto al respeto de los Derechos Humanos y con tendencias fascistas; persecuciones a los sindicatos de trabajadores de diferentes ramos en estados controlados por las derechas mas militantes; el desempleo acompañado por la pobreza y la pobreza extrema; el racismo en sus diferentes manifestaciones como, por ejemplo, cuando se refieren a Barack Obama al acusarlo de comunista, socialista, islámico, “no americano”(sic); la aún histórica división nacional entre “el norte y el sur”; la alienación dirigida no tanto hacia el consumismo como en sus sustentaciones y justificaciones amorales y no-éticas; las persecuciones a los sectores sociales islámicos, a los migrantes, a los hispanos; los subsidios a una agricultura que no solo es violatoria del medio ambiente sino que está dirigida a buscar soluciones erradas a los problemas energéticos estadounidenses apoyándose en el agro; los desempleos, productos de traslados de fábricas a terceros países aunque no aquellas fábricas que representan la “seguridad nacional”; la necesidad de mantener el consumo apoyándose en los altos intereses a los préstamos personales –sector financiero-; un sector político sin claridad en los destinos nacionales y de Estado en las tres expresiones partidistas: GOP, demócratas y Tea Party como ha sido evidente en las políticas expresadas por los tres factores en el “poder político actual” y sus relaciones con la “oposición republicana”: Barack Obama, Hillary Rodham Clinton y Robert Gates; y, por último, lo social invisibilizado y/o la persecución político-policial a aquellos sectores sociales e intelectuales que se oponen a las estructuras anquilosadas y decadentes actuales del sistema socio-político interno estadounidense sin llegar a proponer una “nueva mesa” sino “su pulitura”. Ese es el “lado oscuro” del Imperio.
Pero ese Imperio necesita, por “destino manifiesto” desde sus propios orígenes, mantenerse como Imperio en la nueva dialéctica del “primus inter pares” como se ha expresado en la reciente “Crisis del Mediterráneo” donde encabezó la “guerra humanitaria” (sic) obligando a sus pares a asumir responsabilidades históricas hacia sus ciudadanos comunitarios. Ese nuevo escenario representa el reciente viaje del Presidente Barack Obama a Brasil, Chile y El Salvador buscando “diálogos bilaterales” según “intereses nacionales” estadounidenses. Los EEUU de América en el Poder ha decidido regresar a sus propios orígenes, es decir, a la “política de Monroe” buscando rescatar “su patio trasero”. No vamos a entrar a describir cada relación bilateral sino preguntarnos ¿Qué pueden aportar al “nuevo realismo” de la política estadounidense cada una de las relaciones bilaterales con respecto a Venezuela, la Revolución Bolivariana y su líder, Hugo Rafael Chávez Frías?
Queda de ustedes, reflexionar.

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