sábado, 3 de enero de 2009

Por eso unidos debemos estar, recordando aquellos que muertos están.

Felicia Jiménez


Marchando vamos hacía un ideal
Sabiendo que debemos de triunfar
en aras de paz y prosperidad
lucharemos todos por la libertad. (1)
Un día como hoy la Revolución cubana está cumpliendo 50 años de su heroico triunfo, un hito histórico que ha sido para todas las generaciones el máximo exponente de lucha armada, llevada a cabo por un pueblo que quiso cambiar su destino y llenó sus calles de victoria.
Adelante cubanos
que Cuba premiará nuestro heroísmo,
pues somos soldados
que vamos a la patria liberar
También el pasado 29 de Diciembre se celebraron los 50 años de la toma de Santa Clara, acción realizada por las tropas de la Columna 8 Ciro Redondo bajo el mando del comandante Che Guevara, y en la que muchos héroes conocidos y anónimos dieron sus vidas.
Limpiando con fuego
que arrase con esa plaga infernal
de gobernantes indeseables
y de tiranos insaciables
que a Cuba ha hundido en el mal
Desde el 13 de Diciembre de 1958 ya el Che había manifestado por una emisora del ejército rebelde que el régimen de Batista se encontraba casi colapsado, pues comparando la situación que existía en la Sierra Maestra con respecto a Las Villas, ésta mantenía mejor ventaja que la Sierra, debido a que desde allí las fuerzas revolucionarias podrían controlar mejor las capitales principales ya que tenía a su favor la Carretera Central.
La sangre que en Cuba se derramó
nosotros no debemos olvidar
Hombres como el capitán Roberto Rodríguez, el vaquerito, jefe del pelotón suicida quien debía atacar la estación de policía -y quien fallece en el intento-, y por otra parte el hoy general de división Rogelio Acevedo González, conjuntamente con Alberto Fernández Monte de Oca, estaban orientados a atacar el Hotel Cloris -actualmente Santa Clara Libre-, y la Audiencia, mientras que las tropas del Che debían descarrilar el tren blindado.
La operación estaba decidida para ser la ofensiva final.
Por eso unidos debemos estar
Recordando aquellos que muertos están.
Por su parte, las tropas del comandante Camilo Cienfuegos atacaban en la zona norte de Las Villas, reduciendo y cercando algunos poblados como Yaguajay, último reducto donde permanecían unidades de la tiranía, al mando del capitán Abon Li, quien durante varios días se resistió impidiendo la movilización de las tropas revolucionarias de la región.
Al caer el poblado de Cabaiguán, se procede atacar a Placetas, con la gente del Directorio Revolucionario quedando rendido este poblado tras apenas un día de lucha. Después fueron tomados Remedios, Caibarién, Fomentos, y Falcón, quedando incomunicado el Río Calabazar.
El ejército de la dictadura iba perdiendo fuerzas y se desmoralizaba por tantas consecutivas derrotas, victorias de las columnas invasoras que se sumaban a las obtenidas en el oriente del país. Por otro lado, el Segundo Frente del Escambray derrotaba pequeñas guarniciones.
Al llegar los soldados rebeldes al poblado de Camajuaní, el enemigo se retira sin ofrecer resistencia, y queda el ejército rebelde en condiciones para el asalto definitivo a la capital de la provincia de Las Villas.
La ciudad de Santa Clara, por ser el eje del llano central de la isla, con 150.000 habitantes, centro ferroviario y de todas las comunicaciones del país, se encontraba rodeada por las tropas de la dictadura, más de 3 mil solados con armas de todo tipo, apoyados por tanques, tanquetas y aviones.
En el momento del ataque, las fuerzas de los combatientes revolucionarios, apenas llegaban a 400 efectivos, contaban con un escaso armamento de fusilería, unas pocas bazucas, pero aún en desventaja lograron tomar los distintos puntos estratégicos.
Así, mientras las tropas del Directorio Revolucionario se encargaban de tomar el cuartel numero 31 de la Guardia Rural, el otro grupo se encargaba de sitiar los puestos fuertes de Santa Clara; aunque la principal lucha establecida era contra los defensores del tren blindado que se encontraba situado a la entrada de la carretera de Camajuaní y estas posiciones eran defendidas con tenacidad por el ejército, con un equipo excelente para las posibilidades de ese momento.
La Universidad Central de Las Villas había servido desde el un primer momento de la lucha como base de operaciones, con el objetivo de establecer una comandancia más cerca del centro de la ciudad. Los hombres se batían contra tropas apoyadas por unidades blindadas y las ponían en fuga, y muchos de ellos pagaron con la vida su arrojo, eran muchos los muertos y heridos que empezaron a llenar los improvisados cementerios y hospitales.
Las tropas del Che toman posiciones estratégicas en la loma del Cápiro el día 30 de Diciembre, al tiempo que caían gradualmente distintos puntos de la ciudad. Para ese momento se habían cortado las comunicaciones entre el centro de Santa Clara y el tren blindado. Sus ocupantes, viéndose rodeados en las faldas del Cápiro, trataron de fugarse por la vía férrea y con todo su magnífico cargamento cayeron en el ramal destruido previamente por los combatientes del ejército rebelde, descarrilándose la locomotora y algunos vagones.
Se había logrado tomar la central eléctrica y toda la parte noroeste de la ciudad. Ya se podía anunciar que Santa Clara estaba casi en poder de la Revolución.
Al caer la estación de Policía, se entregan los tanques que la defendían y, en rápida sucesión se rinden al comandante Cubela, se entregan las tropas del cuartel 31 y los “casquitos” que defendían la cárcel, la audiencia, el palacio del Gobierno Provincial, y el Gran Hotel Cloris, hoy Santa Clara Libre.
Solamente restaba por rendirse el cuartel Leoncio Vidal, la mayor fortaleza del centro de la Isla.

El pueblo de Cuba rendido en su dolor se siente herido,
Y se ha decidido, hallar sin tregua una solución
que sirva de ejemplo a esos que no tienen compasión
Cuando el dictador Fulgencio Batista recibió la noticia del descarrilamiento del tren blindado, huyó la noche vieja, luego del brindis de fin de año, y con su huída se desmoronó y desmoralizó toda la Jefatura de las Fuerzas Armadas que él gobernaba. Había triunfado la madre de todas las revoluciones: la toma de Santa Clara precipitó el ya seguro triunfo, que esta vez no sería escamoteado; la ciudad de Marta Abreu y del Che recibiría el honroso título de “baluarte invencible la Revolución Cubana”.
Y arriesgaremos decididos,
por esta causa hasta la vida.
¡Que viva la revolución!
*Marcha del 26 de julio compuesta por Agustín Cartaya, músico y compositor cubano amigo del Comandante Fidel Castro.

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