Ivana Cardinale
En los últimos días hemos visto una serie de descarados autoataques, en cadena, en varios sectores de la oposición venezolana. Primero fue una bomba atómica a Globovisión autolanzada el 1ro. de Enero, nada más ni nada menos que a las 12:05 am, con champagna en mano, y este canal rapidito se lo atribuyó al Al-Qaeda de Ravell, llamado el colectivo La Peñona o La Piedrita. Siempre que Ravell necesita un autoataque terrorista, aparece el colectivo La Peñona, así como aparecieron los videos de Bin Laden cada vez que Bush necesitó atemorizar a sus ciudadanos. Luego, el 8 de Enero, otra vez el colectivo la peñona o piedrita, autoatacó con una bomba atómica la sede de COPEI en El Bosque. ¡Pobres copeyanos masoquistas!... la bomba no hirió a nadie. Pero a raíz de la caída de la guarimba estudiantil de la semana pasada, que finalizó con la destrucción de vehículos particulares y con el incendio del Waraira Repano, los seudo estudiantes fantabulosos manos blancas, se escondieron por temor a enfrentar sus crímenes ante la justicia. Por otro lado, el sábado 17 de Enero, Antonio Ledezma acusa a “grupos armados” de tomar el palacio metropolitano para dizque tapar las irregularidades cometidas por el anterior alcalde (¿¿??). Como buen trisociado que es Ledezma, mezcla los glúteos con las pestañas. Despide masivamente a casi 6 mil trabajadores de la alcaldía, éstos protestan y por ello los califican de grupos armados que quieren tapar algo. Esto nos recuerda a Israel, que masacró a más de 1300 palestinos, pero la culpa es de Hamás. El domingo 18 de Enero, en horas de la tarde/noche, dentro de la UCV, se autoquema el carro de unos 30 años de antiguedad de Ricardo Sánchez, con una autobomba molotov, y la rectora fantabulosa de la UCV impidió la entrada del CICPC para la investigación de la autoquemazón del carro, que ni seguro tenía, dada su antiguedad, pero sí dejó entrar a los bomberos los cuales no tienen autoridad para investigar. Para más inri, el guarimbero asalariado de Ricardo Sánchez va a la fiscalía a denunciar la autoquemazón del carro, sin informe policial de la investigación de la escena del autocrimen. Pero hoy la oposición se jugó un triple play: Se autolanzaron bombas atómicas en la casa de Marcel Granier, la Nunciatura Apostólica y la UCV. ¡Na guará! Dejaron pendejos al ejército israelí. Cabe destacar que las autobombas no tienen olor o sabor, ni hacen llorar. Como que salieron chimbas. ¿Podemos adivinar quienes podrían ser los próximos autoatacados? Bueno, conociendo a los diablos, más por la repetición del libreto que por diablos, los próximos autoataques pueden ser a la CEV, la sede del cualquier otro partido, cualquiera lacayo político de oposición, cualquier palangrista de alguna cloaca de televisión, cualquier asalariado estudiante yupi manos blancas, la sede de esfúmate, cualquier fantabuloso rector universitario, etc. Desde que los seudo estudiantes burgueses llegaron de sus holidays, comenzaron con su libreto desestabilizador. Vimos y oímos a Mario Silva denunciar en su programa “La Hojilla” el plan de guarimbas a través de la conversación telefónica del tal Diego Aaron Scharifker Hochman, de la UCAB y del dirigente estudiantil de la UCV, David Smolansjy Urosa, bien criollitos por cierto. A esto le sumamos la dulce conversación que sostuvieron el autoquemado Ricardo “Garrapata” Sánchez y el inolvidable Teodoro Petkoff. Los venezolanos, que ya estamos hartos de shows, circos y pantomimas opositoras, sabemos que los autoataques forman parte de un desesperado libreto, el cual como siempre, es Made in Washington. En el Pacto de “Puelto Rico”, los entregapatrias brindaron y juraron ante sus lambuseados amos del norte tumbar la enmienda por $3 millones para comenzar, y para repartirlos entre todos. Al final, ¡qué baratos salen estos lacayos venezolanos! En Irán... salen mucho más caros.
sábado, 24 de enero de 2009
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