miércoles, 1 de octubre de 2008

Unasur: una bofetada en el rostro del Imperio y sus secuaces .

Hernán Mena Cifuentes

La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) propinó este lunes una bofetada en pleno rostro del Imperio y sus lacayos en respuesta a la brutal agresión que EEUU y los secesionistas bolivianos han desatado contra el proceso revolucionario que lidera el presidente de Bolivia, Evo Morales, dando irrestricto apoyo a la democracia y recordándole a los agresores que hoy existe una nueva América Latina, libre, unida, digna y soberana que ha dicho “basta ya de injerencias y de golpes.”

La decisión evidencia la madurez política conquistada por el joven grupo de países al superar exitosamente la primera prueba a que se han enfrentados como una unidad de naciones después de casi dos siglos de permanecer separadas y aisladas entre sí, logrando unificarse para conformar un bloque capaz de asumir los retos de un mundo globalizado económicamente, liberándose del tutelaje y dominio que sobre sus pueblos y gobiernos ejercieron EEUU y las oligarquías criollas que se enriquecieron obscenamente al explotar y sus ingentes recursos naturales.

No obstante, la solidaridad expresada por Unasur a Bolivia no estuvo exenta de manipulaciones y presiones con las que el Imperio y sus lacayos intentaron socavar la unidad de sus miembros, al procurar introducir en su seno “caballos de Troya” a fin de “suavizar” la firmeza del compromiso de sus mandatarios y el apoyo expresado por otros presidentes progresistas de la región, maniobras que se estrellaron contra la férrea posición de respaldo a Evo Morales y a su gobierno revolucionario.

La Declaración de Santiago, leída por la presidenta Michelle Bachelet, destaca en sus dos primeros puntos que los mandatarios de Unasur “Expresan su mas pleno y decidido respaldo al Gobierno Constitucional de Evo Morales, cuyo mandato fue ratificado por amplia mayoría en el reciente referéndum”, al tiempo que “Advierten que sus respectivos gobiernos rechazan enérgicamente y no reconocerán cualquier situación que implique un golpe civil o la ruptura del orden constitucional que comprometa la integridad territorial de la República de Bolivia.”

Paradójicamente, el documento suscrito tras una maratónica sesión de varias horas se produjo en el Palacio de La Moneda, el mismo el lugar donde hace 35 años fue ahogada en sangre la democracia chilena que promovía Salvador Allende a través del socialismo, asestándole un cobarde golpe de Estado organizado y financiado por Washington, ejecutado por el traidor Augusto Pinochet con el apoyo de las transnacionales yanquis, la rancia oligarquía chilena y los medios pitiyanquis nacionales e internacionales.

Era aquella una época en la que el sol de libertad en la región solo brillaba sobre Cuba, liberada por Fidel y su revolución, que triunfaba y se erguía como ejemplo a seguir por unos pueblos acosados por el hambre, la pobreza, la ignorancia y enfermedad durante mas de un siglo por la fuerza del Imperio que con la ayuda de sus lacayos invadió, ocupó, dominó y saqueó a América Latina y el Caribe desde el Río Grande hasta la Patagonia, desatando mas de un centenar sangrientas intervenciones.

Porque como bien lo afirmara en estos días el presidente venezolano Hugo Chávez Frías, “En la región no se ha dado un solo golpe de Estado que no haya sido organizado por EEUU”, muchos de los cuales fueron reforzados por “ la Política de las Cañoneras· aplicada indiscriminadamente por Washington contra México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Cuba, Haití, República Dominicana, Colombia, Ecuador, Argentina y otras naciones víctimas de una orgía de sangre que costó la vida de millones de sus hijos.

En la memoria colectiva del pueblo latinoamericano y caribeño están grabados los genocidios que por orden del Imperio cometieron sanguinarios dictadores al servicio del Imperio, como los Somoza, los Duvalier, Batista, Trujillo, Banzer, Odría, Pérez Jiménez y sumisos gobernantes de falsas democracias que se ensañaron aun más contra sus hijos, cuando esos pueblos se rebelaron guiados por el ejemplo de la revolución cubana.

Los genocidios perpetrados en Guatemala, El Salvador, Nicaragua por las tropas imperiales y sus secuaces, figuran entre los más horrendos de la historia porque causaron la muerte de medio millón de víctimas, en su mayoría niños, ancianos y mujeres. sumándose a los mismos, los cometidos en Argentina y Chile donde una caterva de militares golpistas asesinaron a miles de combatientes por órdenes de Washington que en vano pretendió vencer la indomable resistencia de sus pueblos que buscó nuevas formas de lucha.

Esta nueva fase del movimiento emancipador latinoamericano y caribeño se aplicó 4 décadas después del triunfo de la Revolución cubana, con la victoria electoral del presidente Hugo Chávez Frías en Venezuela, la cual dio origen a un proceso inédito, único en el país, en la región y en el mundo, exento de la tradicional violencia de la lucha armada y que habría de propagarse como incendio incontenible a otros pueblos de la región, al tiempo que emergían nuevos lideres progresistas como él.

Hoy son esos gobiernos liderados por , Lula, Kishner, Vázquez, Evo, Correa, Lugo, Ortega, Colom, Zelaya y otros que están prontos a surgir, lo que, junto con el comandante Chávez al frente, impulsan avanzados proyectos políticos, económicos y sociales que le están devolviendo la paz, la justicia y el progreso que le fueron negados a sus pueblos durante años, pero que no obstante, se enfrentan a la conspiración del Imperio y sus secuaces que se niega a perder sus antiguos privilegios.

De allí la grosera injerencia que Washington adelanta hoy contra los gobiernos de Argentina, Bolivia, Ecuador, Paraguay, Nicaragua, Guatemala y Venezuela, en sus esfuerzos por recuperar los espacios perdidos en lo que fuera su “patio trasero”, siendo el país del Altiplano el que con mayor fuerza sufre los embates de la violencia desatada por sectores de la poderosa oligarquía racista de la región de la Media Luna que, con el apoyo de Washington ha sembrado muerte y destrucción en el País del Altiplano.

Lo mismo pretendían hacer en Venezuela, pero Chávez respondió con celeridad y contundencia a la acción de ese nuevo intento desestabilizador desmantelando el golpe organizado por EEUU utilizando militares retirados y un reducido grupo de oficiales activos de menor rango y sectores de la oligarquía venezolana, siguiendo la misma estrategia del 11de abril, que hace 6 años derrocó al presidente Chávez, restituido en el poder 47 horas mas tarde por el pueblo y la fuerza armada leal.

El plan de los golpistas venezolanos incluía el magnicidio, como el de los secesionistas bolivianos, quienes olvidan que “se puede matar al soñador, pero jamás al sueño”, porque el sueño unidad de Bolívar se ha hecho realidad en América Latina y el Caribe, con la Declaración de Santiago suscrita por los presidentes de Unasur, Utopía nacida en Ayacucho, donde hace casi 2 siglos se ocultó para siempre el sol del imperio español y, como también, pronto habrá de eclipsarse el sol del Imperio yanqui.

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