lunes, 13 de octubre de 2008

Candidatos opositores prometen villas y castillas.

Jesús Hernández


Para sumar adeptos a sus causas proselitistas los abanderados de la oposición apelan al desgastado discurso cuartarrepublicano de prometer imposibles, de cara a las elecciones regionales del 23 de noviembre. Los problemas estructurales que padece Venezuela, heredados de la Cuarta República, requieren para su solución, además del compromiso mostrado por el presidente de la República, Hugo Chávez Frías, de la participación organizada de las comunidades y, sobre todo, de la constancia en la ejecución de las políticas públicas. Cuarenta años de prácticas neoliberales ejecutadas por Acción Democrática y Copei, acompañadas por la más deplorable cultura de la corrupción, colocaron a Venezuela al borde del colapso socioeconómico. Luego del fiasco cometido por estas organizaciones políticas en perjuicio del venezolano, muchos dirigentes de estos partidos migraron a nuevas toldas políticas, como Alianza Bravo Pueblo, Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia, a fin de intentar refrescarse ante el pueblo que no olvida las prácticas populistas y demagógicas que aplicaron en el país. Como si jamás hubiesen roto un plato, ahora estos candidatos opositores prometen revertir, por ejemplo, la situación que viven millones de venezolanos en inmensos cinturones de miseria, por cierto, nefasta creación de AD y Copei. La anarquía que caracteriza los barrios venezolanos, a pesar de la extraordinaria condición humana de sus residentes, sólo podrá ser superada, en el largo plazo, si se continúa la aplicación de medidas socialistas. Nunca se erradicará la pobreza material desde el modelo capitalista, pues la inversión social no genera ganancia, única razón que mueve al empresario neoliberal. Aunque el venezolano ha despertado en gran medida con 10 años de revolución, es necesario ponderar que las fichas opositoras tienen en los problemas que enfrenta la sociedad un excelente caldo de cultivo para intentar engañar a cualquier desprevenido elector. La seguridad es uno de los ámbitos electorales en la que los candidatos opositores no limitan sus ofertas, sin medir que la mayoría de los venezolanos entiende que este es un problema multifactorial. Educación, salud, vivienda, cultura y deporte han sido aspectos reivindicados por la revolución humanista que lidera el Ejecutivo Nacional; y aunque los avances desde 1998 han sido reconocidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre otras instituciones internacionales, todavía es mucho el camino que se ha de recorrer para que estos logros tengan un impacto directo en la erradicación de la delincuencia. El Presidente de la República invierte 60% del presupuesto nacional en gasto social, con el objetivo de devolver la dignidad al pueblo venezolano. Ningún gobierno de corte capitalista concretará misiones, como Barrio Adentro, la cual garantiza a toda la población atención médica gratuita de excelente calidad, con tecnología de punta, en desmedro de poderosos intereses económicos, los cuales auspiciaron en la Cuarta República la destrucción del sistema de salud público para colocar a las clínicas privadas como la única alternativa en materia de salud. Muchos venezolanos murieron a las puertas de centros privados de salud por no contar con una tarjeta de crédito que avalara su ingreso a estas instituciones, mientras que en los colapsados hospitales públicos no corrían con mejor suerte. Las ofertas capitalistas en esta campaña pueden resultar tentadoras para muchos venezolanos, pero el resultado que dejó en el país el neoliberalismo, en 40 años de gestión, quedó reflejado, no sólo en el colapso de la economía venezolana, sino en el 70% de los venezolanos que fueron lanzados a la miseria.

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