Crítica revolucionaria ¿Quién gobierna aquí?

María Linares

Por supuesto que el pueblo no gobierna. Por otra parte, Chávez y su altos funcionarios, a veces, parece que no. La primera afirmación no necesita explicación, salta a la vista. Pero, la premisa siguiente necesita de evidencias, para intentar persuadir al pueblo revolucionario, de cómo algunos momentos clave, el presidente Chávez ha sido inhabilitado por la burguesía. Comencemos a argumentar. Esencialmente, en Venezuela gobierna el poder económico capitalista nacional, cuya expresión formal o institucional son los medios de comunicación de oposición. Este poder paraliza al gobierno nacional, su expresión formal –los medios de comunicación- logra detenerlo, imponiendo su ideología burguesa. Entre las ideas impuestas tenemos ‘con nosotros no se metan, somos eternos’, ya que, ‘el poder económico nos da este derecho divino’. ¿Por qué sucede esto? El lector de estas líneas puede responder que el gobierno nacional sufre del ‘Síndrome del dominado’. Es decir, hacer las tareas que encomienda el dominador, hacer todo lo necesario para que la burguesía no se enoje, no importa que ella ‘le quite al gobierno la pajita del hombro’ cada vez que le provoque o le sea conveniente. En palabras llanas, el dominado se echa para atrás cada vez que se presenta el momento clave de su liberación. Muchas expresiones hemos oído que justifican este hecho, por ejemplo, no era el momento adecuado; están cerca las elecciones ‘si actuamos de esta manera’ podemos perder votos, alborotar el país; eso políticamente no nos conviene: Chávez debe bajar el tono, Chávez debe conversar con la oligarquía, etc. Otra evidencia que ilustra lo anterior, es que a la burguesía nacional o a sus lacayos se les da los que ellos exigen, en cambio, al pueblo se le niega lo que por derecho le corresponde. Demos algún ejemplo de lo afirmado, la muerte de un rico –poquísimos- es manejada por los organismos policiales de una manera muy diligente y exitosa, en cambio, la muerte de un pobre –muchísimos- no corre la misma suerte, la investigación policial, rara vez, es diligente y exitosa. El pobre no existe en una sociedad capitalista, por el contrario, el rico ocupa todo el espacio y tiempo. Otro síntoma del ‘síndrome del dominado’ se refleja en la decisión del gobierno nacional sobre la cuestión de la propaganda electoral transmitida en los medios de comunicación. Los lacayos de la burguesía argumentan que los candidatos del PSUV y el presidente Chávez, tienen ventaja cuando los medios del Estado cubren los actos políticos y los actos de gobierno. A pesar de que la ventaja sí la lleva la burguesía, porque simplemente cuenta con más televisoras, periódicos y emisoras de radio. La burguesía nacional usando las leyes obliga al presidente Chávez a callarse, a disminuir sus apariciones en los medios. Pero, el Estado venezolano no aplica las leyes a la burguesía cuando atentan contra el pueblo; ellos acaparan, especulan y trafican con los alimentos y nos le pasa nada. Sin embargo, esta no es la explicación correcta, hay algo de lo anterior, pero no es determinante. La clave del problema radica en la falta de conciencia revolucionaria en muchos miembros del alto gobierno y en otro tanto de la cúpula del PSUV. Estos personajes no están de acuerdo con el socialismo. Por lo tanto, harán lo necesario para entorpecer los cambios cualitativos que exige el tímido proceso revolucionario venezolano. La falta de conciencia revolucionaria se expresa en que estos contrarrevolucionarios desconocen que la historia de las sociedades de clases antagónicas, es la historia de la lucha de clases. Para ellos, la lucha de clases no existe. Por otro lado, revolucionario que no comprenda, que toda la historia de la humanidad es la lucha enconada entre los opresores y los oprimidos, esto es, que no interprete que los explotadores no quieren perder sus riquezas y el poder y que los explotados quieren romper las cadenas que lo atan a la esclavitud capitalista, no tendrá la herramienta indispensable para emprender las tareas de la lucha revolucionaria. Para concluir, si en un proceso denominado revolucionario no se identifica el enemigo, fracasa. marialinares36@yahoo.es