domingo, 9 de marzo de 2008

¡Socorro para la Revolución!

Evamar Ortiz.

¡Socorro Para la Revolución! ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué divisiones son éstas que se vienen observando desde el interior de diferentes núcleos de la revolución? Está claro que se trata de una "enfermedad endógena" que viene afectando al proceso de manera inmisericorde, sin pensar quiénes son los actores y destinatarios del mismo, que no es otro que el pueblo soberano dentro del cual estamos y que, nosotros, los que tenemos algún grado de dirección en el desarrollo constructivo del proceso, tenemos que ayudar a revisar, rectificar y reimpulsar. Somos, nosotros, los centinelas. Me sorprende ver gente de los diferentes grupos humanos que conforman el proceso y que se presume inteligentes, desatendiendo los llamados del Líder a la paz, a la unión, a la lealtad. Al fin y al cabo, se quedarán sin ir para el baile, pues estos errores verdaderamente infantiles, desdicen mucho de la inteligencia y la condición de quienes promueven las divisiones entre nosotros mismos.Falta mucha humildad. Se recrean en glorias pasadas, sin darse cuenta que la gloria está en la forma como cada día asumamos el compromiso. Que nuestras filas deben ser siempre inclusivas nunca excluyentes. Algunos se escudan en una experiencia académica sin darse cuenta que la revolución está muy lejos de la academia y de los lugares comunes de un pasado que ya no está presente. Quedaron atrapados en sus grilletes de racionalidad fría, libresca, incapaz de tender lazos de comprensión y ternura para quienes, según ellos, son menos agraciados en conocimientos o lo que ellos creen que es inteligencia. Se olvidan que hay muchos tipos de inteligencia y que ésta, como la enumeración de los derechos humanos en la Constitución, no se agota en calificaciones formales las cuales surgen de haberse aprendido muy bien los libretos que los profesores o las autoriadaes de turno exigían. Y lo que es peor, su arrogancia les impide siquiera examinar un pocolo que otros compañeros tienen que decir. ¡Qué verguenza y qué dolor! Pero todavía están a tiempo.Vean el cambio cualitativo estructural que ha dado el mundo. Nuestro país es un ejemplo vivo de estas transformaciones, mientras estos compañeros -los sigo considerando compañeros- se comportan como niños de secundaria que van a elegir a un maestro de ceremonias o a una madrina. No se queden atascados en las apariencias que mal interpretan; ensanchen ese corazón valiente que los ha traído hasta el grupo dentro del cual se encuentren y pídanle a los dioses -los que sean- que los iluminen. ¡Todos somos necesarios si hemos dicho que Sí una y otra vez, pero nunca indispensables! La bandera es la de la paz.
evemarve@yahoo.com

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