La Doctrina Monroe no es más que la ideología supremacista, expansionista y mercantilista de EEUU, doctrina que ha guiado su política exterior desde que se constituyeron en República hasta nuestros días. La declaración con la cual la hicieron pública fue realizada el 2 de diciembre de 1823 en el mensaje del presidente Jame Monroe, ante el Congreso de EEUU con la frase: América para los americanos, ya que habiéndose completado la independencia de la República de Colombia la grande, los EEUU en 1822 la reconoce y se dispuso a influir en sus políticas, en sus instituciones, en apropiarse de su comercio, y en especial frenar el avance de Bolívar y de sus concepciones republicanas, democráticas igualitarias y unionistas; es de resaltar que los gobiernos norteamericanos, siempre negaron su apoyo a nuestro proceso de independencia.
La expresión de “América para los americanos”, fue interpretada por algunos próceres de la independencia latinoamericana: Francisco de Paula Santander entre ellos, como un acto de protección a las nacientes Repúblicas, de las amenazas de la Santa Alianza, unión de potencias europeas para apoyar a España en el rescate de sus colonias; pero nada más alejado de la realidad. Veamos una cita que refiere el historiador Ydelfonso Finol:
Nuestra Confederación debe ser como el nido desde el cual toda América, así como la del Norte como la del Sur, habrá de ser poblada. Mas cuidémonos (…) de creer que interesa a este gran continente expulsar a los españoles. Por el momento aquellos países se encuentran en las mejores manos, y solo temo que estas resulten demasiado débiles para mantenerlos sujetos hasta que nuestra población haya crecido lo suficiente para írselos arrebatando pedazo a pedazo” Thomas Jefferson en 1786, primer presidente de los EEUU.
Vale aclarar que la guerra de independencia de EEUU, fue apoyada por España y Francia, en especial España con dinero, armas y tropa, recordemos que Francisco de Miranda luchó en ella como oficial del ejército español.
Aclarando posiciones, Henry Clay Secretario de Estado (1825-1829) del presidente de EEUU John Quincy Adams, citado por Juvenal Herrera Torres:
Los Estados Unidos no han contraído ningún compromiso ni han hecho ninguna promesa a los gobiernos de Méjico o Sudamérica o a alguno de ellos, garantizándoles que el gobierno de Estados Unidos no permitirá que una potencia extranjera atente contra la independencia o la forma de gobierno de esas naciones, ni se han dado instrucciones aprobando tal compromiso o garantía.
O el propio Quincy Adams en una comunicación al ministro Anduaga, acreditado por España ante Washington escribió:
Por el hecho del “reconocimiento” no se ha de entender que hemos de impedirle a España que haga cuanto esté de su parte por restablecer en las colonias el imperio de su autoridad.
EEUU se declaró neutral ante nuestra guerra de independencia, pero en la práctica siempre favoreció con hechos a España; recordemos las goletas norteamericanas Tigre y Libertad, capturadas en el 1817 en el Orinoco llevando armas y demás provisiones a los españoles y todas las veces que se negó a reconocer la independencia de Venezuela y luego de Colombia la grande, y la negativa a vender armas a los patriotas venezolanos.
La desconfianza del Libertador sobre las intenciones de EEUU, desde temprano fue clara e hizo muchas alertas al respecto:
En 1820 en carta a José Rafael Revenga citado por Herrera Torres:
Jamás conducta ha sido más infame que la de los norteamericanos con nosotros: ya ven decidida la suerte de las cosas y con protestas y ofertas, quien sabe si falsas, nos quieren lisonjear para intimar a los españoles y hacerles entrar en sus intereses…
El 23 de diciembre de 1822, refiriéndose a los peligros que rodeaban a la América, en carta a Santander escribió: “…Después hallo que está a la cabeza de su gran continente una poderosísima nación muy rica, muy belicosa y capaz de todo”.
Pero Santander, citado por Herrera Torres; estaba convertido en un aliado de EEUU y en su mensaje al Congreso de 1824, dijo de la doctrina Monroe:
Semejante política, consoladora del género humano, puede valer a Colombia un aliado poderoso en el caso de que su independencia y libertad fuesen amenazadas por las potencias aliadas.
Luego, el 2 de enero de 1825, al presentar al Congreso de Colombia el Tratado de Paz, Amistad, Navegación y Comercio que él en nombre del Gobierno firmó con EEUU, dijo:
Con los EEUU, mantenemos las más cordiales relaciones (...). Colombia va a tener el laudable orgullo de ser el primer Estado de la antigua América española que se presenta al mundo unido por medio de tratados públicos con la nación más favorecida del genio de la libertad”.
Y exhortó a los colombianos a reconocerse como “hermanos menores y “dignos discípulos” de EEUU y dar “gracias a la providencia por haber encontrado el sitio de nuestra dicha en el mismo continente americano”.
La Injerencia de EEUU contra el proyecto de Bolívar.
Los planes expansionistas de EEUU tenían un gran obstáculo que era Bolívar y su pensamiento republicano radical, su concepción de democracia popular, en particular la abolición de la esclavitud y la unidad de las nuevas Repúblicas, antes colonias españolas, en una “Liga defensiva y ofensiva” de manera que el gobierno norteamericano, hizo lo indecible para obstaculizar la concreción de dichas ideas para lo que contó con el apoyo de las oligarquías criollas en su mayoría terratenientes y de lideres patriotas con mentalidad feudal que aspiraban su parcela de poder político y económico por encima de los intereses de los pueblos liberados del yugo español, que aspiraban conseguir la libertad, la igualdad, la paz con justicia social por la cual habían luchado y derramado su sangre.
Los cónsules norteamericanos, designados para Bogotá, Lima, Chile y México junto a los cónsules ingleses, se convirtieron en agentes de conspiración contra Bolívar, promovieron contra él y su hacer todo tipo de intrigas y campañas de descredito: la calumnia, la acusación de tirano, que se quería hacer emperador y cooptando generales provocaron guerras entre las Repúblicas recién liberadas, enfrentamiento entre colombianos y peruanos, neogranadinos y venezolanos; Perú invadió al sur de Colombia (Ecuador) y a Bolivia, promovieron el alzamiento de las provincias del sur de Nueva Granada ( Pasto), tradicionalmente reaccionarias, hasta lograr la desestabilización de la región, el fracaso del Congreso Anfictiónico de Panamá y la separación de Colombia la grande.
La convocatoria al Congreso Anfictiónico de Panamá, fue realizada por el Libertador el 7 de diciembre de 1824, dos días antes de ocurrir la batalla de Ayacucho y la hace en los siguientes términos citado por Herrera Torres:
Después de quince años de sacrificio consagrado a la libertad de América por obtener el sistema de garantías que, en paz y en guerra, sea el escudo de nuestro destino, es tiempo ya de que los intereses y las relaciones que unen entre si a las repúblicas americanas, antes colonia española, tengan una base fundamental que eternice, si es posible la duración de estos gobiernos.
Santander conspira invitando a Estados Unidos, ya que la instrucción expresa dicha muchas veces y de muchas formas era de invitar a formar una liga de naciones entre las que fueron antes colonias españolas, unidas por el origen, el idioma, la religión y las costumbres.
Santander se da por enterado de la instrucción, pero no la cumple, se burla de ella y responde, citado por Herrera Torres:
me parece que es nuestro mutuo interés que la Asamblea se verifique en el Istmo de Panamá, con la concurrencia de todos o de la mayor parte de los gobiernos americanos, así los beligerantes como los neutrales.
Bolívar insiste:
no se olvide usted jamás de las tres advertencias que me he atrevido a hacerle: primero, que no nos conviene admitir en la liga al Rio de la Plata, segunda, a los Estados Unidos de América, y tercera, no Liberar a la Habana.
El Libertador estaba muy interesado en la liberación de Cuba y Puerto Rico.
Ahora veamos las andanzas de los Yankis, citados por Herrera Torres:
El gobierno de Washington el 27 de mayo de 1823 se dirige a Richard C. Anderson, acreditado como ministro de los EEUU en Bogotá de la siguiente manera:
Durante algún tiempo han fermentado en la imaginación de muchos estadistas teóricos los propósitos flotantes e indigestos de esa Gran Confederación Americana.
Un informe del cónsul norteamericano en Lima, William Tudor, al Departamento de Estado de los EEUU, el 3 de febrero de 1827, citado por el historiador Francisco Pividal, trasmite su preocupación por las ideas abolicionistas de Bolívar ya que, el éxito de las mismas en colonias como Cuba, por su cercanía a EEUU, pudieran influir en la masa de esclavos de las plantaciones del Sur de esa nación.
La esperanza de que los proyectos de Bolívar están ahora efectivamente destruidos, es una de las más consoladoras. Esto no es motivo de felicitación en lo relativo a la América del Sur, liberada de un despotismo militar y de proyectos de insaciable ambición que habrían consumido todos sus recursos, sino que también los Estados Unidos se ven aliviados de un enemigo peligroso en el futuro si hubiera triunfado estoy persuadido de que habríamos sufrido su animosidad- (…) su fe principal para redimirse ante el partido liberal del mundo la tiene depositada en el odio a la esclavitud y su deseo de abolirla. Leed su incendiaria diatriba contra ella en la introducción de su indescriptible Constitución…complétese el Haití de hoy y a Cuba (…) júzguese y dígase si el “loco” de Colombia podría habernos molestado ¡ah, Señor, ¡este es un asunto cuyos peligros no se limitan a temerle a él!
También el hostigamiento a Bolívar va más allá de sus ideas abolicionistas y la unidad de las nuevas Repúblicas, también atacan al ejército Libertador porque “los soldados y muchos oficiales tienen no poca mezcla de sangre africana” y la institucionalidad Republicana Bolivariana. La historiadora Rusa Anatoli Shulgovski nos muestra esa hostilidad en las siguientes citas:
el Secretario de Estado Henry Clay, se dirigió al Libertador en carta especial (27X-1828). En ella expresaba inquietud porque no encontraban justificación o satisfacción las esperanzas de los Estados Unidos referentes al establecimiento en Suramérica, como resultado de la guerra de independencia, de instituciones estatales “libres”, análogas a las norteamericanas, que garantizasen “todos los beneficios de la libertad civil”” todos nosotros- agregaba Clay- esperamos ansiosamente la consecución de ese objetivo.
Continua- Shugovski- “como uno de los requisitos fundamentales para alcanzarlo Clay “recomendaba” insistentemente a Bolívar “disolver el ejército Libertador.”
La autora también se refiere a Poinsett, agente norteamericano en México de la siguiente manera:
Poinsett aparece con pretensiones de fundamentar filosóficamente el derecho estadounidense al liderato espiritual y político en el hemisferio occidental. Aseguraba que poseyendo efectivas y casi perfectas instituciones estatales, los Estados Unidos tenían el derecho de persuadir a los latinoamericanos para que marcharan por el camino de sus vecinos norteños, rechazando la perniciosa influencia de la “herencia española”-en particular la religión católica-herencia que impedía el ingreso de los jóvenes estados latinoamericanos al mundo del progreso y la civilización.
Igualmente nos dice que para Poinsett una de las condiciones para que ello ocurriera era que “se convirtieran en compradores de las mercancías norteamericanas”.
EEUU, criticaba la visión de Bolívar, sobre un estado fuerte, centralizado y paternal que él planteó en el Congreso de Angostura, a la vez que, criticó el Sistema Federal estadunidense, copiado en la primera Constitución de Venezuela, la de 1811, por considerar que no aplicaba a nuestra realidad. Bolívar propuso un estado centralizado para enfrentar la guerra y hacer las reformas sociales que demandaba una sociedad colonial y el logro de los objetivos de la revolución independentista, “la suprema felicidad del pueblo”. El interés comercial de EEUU e Inglaterra chocaron con las políticas nacionalistas de Bolívar.
La crítica norteamericana a la herencia cultural española, era una forma de negar la idoneidad de la Institucionalidad Republicana Bolivariana, que daba prioridad a los intereses generales sobre los particulares integrados en un todo orgánico, muy distinta a la estadunidense que priorizaba y priorizan el interés particular por encima del general y donde la atención a las necesidades populares no consiguen espacios, mientras que Bolívar se ocupó de reclamar a los Congresos la abolición de la esclavitud y dictó decretos para la educación de los indios y los negros así como de la repartición de tierras .
La Doctrina Monroe se despliega en América
Los norteamericanos celebraron la derrota de los proyectos de unidad continental del Libertador y después de su muerte y de la separación de lo que fue la Colombia original, comenzaron su avance expansionista a saber:
1.-En el territorio de las excolonias, entre los primeros casos se tienen el despojo de la mitad del territorio de México, la anexión de Cuba, la separación de Panamá de Colombia, las invasiones a Nicaragua, mientras que Inglaterra avanzaba sobre las Malvinas en Argentina y sobre la Guayana Esequiba en Venezuela. Inglaterra y EEUU siempre han estado juntos y se apoyan en sus planes hegemónicos. A principio del siglo XX luego del derrocamiento de Cipriano Castro, durante la dictadura de Juan Vicente Gómez, se apropiaron mediante otra forma de colonización del petróleo venezolano el cual explotaron por casi cien años en una relación desventajosa para la nación; derrocando los gobiernos que se le oponían, incluyendo el de Hugo Chávez en el 2002, restituido en la presidencia por la gloriosa reacción del pueblo venezolano en unidad cívico militar.
2.- La creación de la Organización de Estados Americanos, (OEA) un organismo de unidad continental panamericana, es decir la unidad de las naciones latinoamericanas con EEUU y Canadá, concepción negada por nuestro Libertador, y que Fidel Castro denominó: Ministerio de las Colonias de Estados Unidos.
3.-Lanzaron una ofensiva cultural sobre nuestros pueblos imponiendo sus valores y sus costumbres para facilitar los avances territoriales y su influencia en los gobiernos latinoamericanos para obtener ventajas comerciales en una relación neocolonial.
Sin embargo los pueblos latinoamericanos, no han dejado de luchar por casi dos siglos, avanzado en la recuperación de territorios ocupados y en la defensa de la soberanía, la libertad, la democracia popular y la independencia de sus naciones, tales los casos de Cuba, Nicaragua, y Venezuela esta última, con la revolución Bolivariana, venciendo el asedio al que fue sometida desde el triunfo del Comandante Chávez , y que arreció a su muerte; igualmente Bolivia y Honduras vencieron los golpes de estado contra gobiernos progresistas, México y Colombia con procesos políticos muy interesantes. Con menos éxito, pero igual actualmente aún en batalla: Ecuador, Perú, Chile, Guatemala.
En el mismo orden de ideas se ha creado una institucionalidad de unidad continental Bolivariana sin EEUU ni Canadá: la CELAC, UNASUR, ALBA y PETROCARIBE. Estos organismos han surgido en la década del progresismo en América Latina a comienzos del siglo XXI, con la llegada de Chávez a la presidencia de Venezuela. El contrataque de EEUU no se hizo esperar, significando ataques de la derecha internacional a dichas instituciones, pero en la actualidad las mismas están en vías de recuperación mientras que la OEA y EEUU van en decadencia.
Hoy, igual que en tiempos de nuestra independencia, necesitamos de la unidad de los latinoamericanos para vencer a los imperios y sus lacayos, teniendo en cuenta como decía el Libertador que: “Dios premia la constancia”
María Magdalena Zambrano/ Movimiento Cultural Bolívar Insurgente, Red de Historia edo. Bolívar
Bibliografía:
Finol Ydelfonso, Simón Bolívar: ideología y método de la emancipación de nuestra América, Centro de Estudios Simón Bolívar, Colección Bolívar XXI Caracas, 2022.
Herrera Torres Juvenal, Bolívar, El Hombre de América, Tomo II, ediciones Convivencias, Medellín, 2001.
Pividal Francisco, Bolívar, Pensamiento Precursor Del Antiimperialismo, Editorial Ateneo de Caracas, 1983.
Shulgovski Anatoli, Bolivarismo y monroísmo, selección de Juvenal Herrera Torres, Bolívar Quijote de América, Editorial el perro y la rana, Caracas, 2006
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