Amy Goodman y Denis Moynihan
Tras el ataque que la organización Hamás llevó a cabo contra Israel el 7 de octubre, el Gobierno estadounidense se apresuró a evacuar a sus ciudadanos de Israel. Se organizaron varios vuelos chárter a Europa. Se fletó el crucero Rhapsody of the Seas, de la empresa Royal Caribbean, para que transportara a 2.500 personas desde la ciudad israelí de Haifa a Chipre. Sin embargo, los ciudadanos estadounidenses, los ciudadanos extranjeros con permiso de residencia en Estados Unidos, sus familiares y otras personas que se encuentran en la Franja de Gaza no tuvieron la misma suerte. Cientos de miles de palestinos del norte de Gaza obedecieron la orden del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de trasladarse al sur de Gaza, solo para descubrir que Israel también estaba bombardeando esa zona. Ningún lugar de la Franja de Gaza es seguro para los 2,3 millones de gazatíes que están atrapados allí.
Narmin Abushaban, una mujer palestino-estadounidense que vive en la ciudad estadounidense de Detroit, dijo a Democracy Now!: “Mi madre era una mujer mayor que vivía tranquila en su casa. Tuvo que abandonar su hogar y mudarse de casa varias veces. Cada vez que se mudaban, las fuerzas armadas israelíes amenazaban con bombardear también esa vivienda. […] Ella no podía caminar. Estaba tomando medicamentos. Debido a las reiteradas amenazas de bombardeo y advertencias de desplazamiento emitidas por las fuerzas aéreas [israelíes], tuvieron que trasladarse desde el norte hacia el sur [de la Franja]. Incluso cuando estaban en el sur, en Jan Yunis, se les amenazó en mitad de la noche para que abandonaran la casa. Tuvieron que partir nuevamente y trasladar a mi madre hasta Rafah. Allí, su salud empeoró cada vez más. No tenía la medicación adecuada debido a que las fuerzas armadas israelíes impedían que los suministros médicos llegaran a Gaza. Así que tuvo que empezar a tomar otro medicamento que no le ayudó en absoluto. Y falleció”.
En lugar de estar embarcada en un crucero de la Royal Caribbean, la madre de Narmin Abushaban está ahora enterrada en una fosa. Narmin todavía tiene veinte familiares atrapados en Gaza, a los que no ha podido contactar.
En conversación con Democracy Now!, la abogada de Narmin, Sophia Akbar, expresó: “Los familiares de mis clientes necesitan ser evacuados de Gaza de inmediato para reunirse con sus familias y escapar de una muerte casi segura a causa de la brutal guerra de Israel contra Palestina. Necesitamos que el Gobierno de Estados Unidos establezca vías migratorias para que los palestinos puedan venir a Estados Unidos y escapar de las condiciones mortales e inhumanas [que enfrentan]”.
El periodista Fadi Abu Shammalah trabaja como Asistente de Articulación con la Comunidad en Gaza para la organización sin fines de lucro con sede en Washington D.C. Just Vision. Fadi solicitó una visa de visitante de intercambio J-1 para obtener una beca en Estados Unidos. En noviembre, el periodista pudo ingresar a Egipto desde Gaza, pero su esposa y sus tres hijos no pudieron hacerlo. Lo que siguió fueron semanas de infierno: su familia tuvo que trasladarse de un campamento de refugiados a otro dentro Gaza en varias ocasiones.
Durante una entrevista que mantuvo con Democracy Now! desde El Cairo, Fadi dijo: “El 6 de diciembre, a pesar de no tener contacto con mi esposa e hijos, me enteré a través de las noticias que Israel había bombardeado el campamento de refugiados de Shaboura, exactamente el lugar adonde mi familia se había evacuado. […] Durante dos horas y media estuve esperando alguna señal que me indicara que mi familia estaba viva. Tuve que revisar el hilo de noticias de WhatsApp para ver si allí veía las fotos de mis hijos. Tuve que mirar las fotos de los niños y niñas asesinados, porque sabía que 20 mujeres y niños habían muerto a causa del bombardeo. Tuve que abrir las fotos y ampliarlas para determinar si alguna de ellas era de mis hijos”.
Sophia Akbar observa disparidades en el trato que se dispensa a los palestinos en comparación con otros solicitantes de asilo en Estados Unidos:
“En el marco del programa Unidos por Ucrania, se suspendieron los requisitos de tener vínculos con residentes permanentes o ciudadanos estadounidenses [para poder ingresar a Estados Unidos]. A más de 270.000 ucranianos se les permitió venir a Estados Unidos en virtud de ese programa. Como abogados que representamos a clientes que tienen familiares en Gaza, ni siquiera podemos gestionar la evacuación de ciudadanos estadounidenses de allí. Nuestro equipo tuvo que presentar una demanda contra el Gobierno de Biden para que los ciudadanos estadounidenses sean evacuados”.
El reverendo Seth Kaper-Dale, fundador de Interfaith-RISE, una agencia de ayuda para las personas refugiadas del estado de Nueva Jersey, escribió en una nota a Democracy Now!: “Cuando surge un conflicto en el mundo […] el Gobierno federal nos pide que recibamos a un gran número de refugiados. Kabul cayó y cientos de personas vinieron aquí a nuestra agencia. La guerra entre Ucrania y Rusia comenzó y 800 ucranianos ingresaron a nuestro programa. Hemos recibido a más de 1.500 haitianos. Tras el terremoto en Turquía, inmediatamente vimos como llegaban decenas de familias de refugiados sirios. Entonces, ¿por qué no han llegado refugiados palestinos?”, se pregunta Kaper-Dale.
Un total de 100 colegas se sumaron al senador del estado de Illinois Dick Durbin y a la congresista del estado de Washington Pramila Jayapal para instar al presidente Biden a ampliar el estatus de protección temporal a la población palestina que ya se encuentra en Estados Unidos. El propósito de esta solicitud es evitar que los ciudadanos palestinos sean devueltos a los campos de exterminio en Gaza o tengan que enfrentar actos de violencia en Cisjordania, ya sea por parte de las fuerzas armadas de Israel como por parte de colonos israelíes.
Israel ha matado a más de 20.000 palestinos en la Franja de Gaza desde el 7 de octubre, 8.000 de los cuales son niños y niñas. Este “bombardeo indiscriminado”, como lo llamó el presidente Biden, tiene que terminar ya. El presidente de Estados Unidos tiene el poder de acabar con esto, con una simple llamada telefónica de Navidad a Netanyahu.
© 2023 Amy Goodman
Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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