*JUAN MARTORANO
Muchos temas en el tintero tengo,
en esta obligada ausencia producto de tareas y compromisos ineludibles y que
estas nuevas circunstancias me han puesto, pero que las asumo sin ningún tipo
de quejas. Y vaya que hay temas que desarrollar.
Indudablemente, y en cumplimiento
del artículo 323 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
el Jefe del Estado Nicolás Maduro ha procedido a la convocatoria del Consejo de
Defensa de la Nación, para conducir, como él mismo lo ha expresado, de forma
colectiva y en unión cívico-militar, la actual coyuntura de graves
amenazas por parte del gobierno
guerrerista de Colombia en contra de Venezuela.
En varias oportunidades nos hemos
referido a la figura constitucional del Consejo de Defensa de la Nación
(CODENA), por lo que si las circunstancias ameritan a que nos volvamos a
referir sobre el tema, pues lo volveremos a hacer.
Indudablemente el presidente
Maduro instruyó a las REDI de Los Andes, REDI Occidente y REDI Guayana, para
acelerar los pasos para activar con pasión, disciplina y fuerza patriota la
Alerta Naranja en un 100%. Estamos en un momento de defender la soberanía
nacional y afinar todos aquellos mecanismos que garanticen la paz y soberanía
de la Patria Matria.
Así como también tenemos alguna
información fresca sobre el tema de Guyana, donde en próximos artículos
procederemos a hacer las revelaciones correspondientes.
Pero no es de esos temas a los
que quiero referirme en la presente toma, si no en uno que es poco tratado y
mencionado, pero que para el ciudadano y ciudadana de a pie es muy importante,
debido a que lo afecta en su cotidianidad.
Me refiero al incremento
desmesurado e inmisericorde de los precios en alimentos, medicamentos, bienes y
servicios que sostienen la calidad de vida de la población. Y en ese sentido,
consumidores unidos nos han llamado a organizarnos para participar en una
verdadera guerra contra empresarios y ladrones que confiscan nuestro poder
adquisitivo y primeros desestabilizadores de nuestra tranquilidad y afectan
nuestra psiquis.
En ese sentido, nos han invitado
a una gran jornada de boicot por el período que va desde el 9 de septiembre
hasta el 22 del corriente, como lo harían otros países del mundo que no tienen
una tradición precisamente socialista.
Indudablemente en Venezuela
tenemos poca cultura del boicot, debido a la idiosincrasia propia de nuestro
pueblo. Además de ello, la guerra económica ha sido diseñada de tal manera, que
hasta las alternativas de rubros y productos para poder realizar una campaña de
estas características también han sido incrementados en sus precios.
Sin embargo, apelo aquella máxima
de Simón Rodríguez, cuando nos señaló: “O inventamos o erramos”, al igual que a
José Carlos Mariátegui cuando nos señaló: “El socialismo indoamericano no debe
ser calco ni copia, sino creación heroica”.
Indudablemente en estas actuales
circunstancias, donde existe una total inoperancia de muchas instituciones, y
en especial del Ministerio del Poder Popular de Comercio Interior y una fulana Superintendencia de Defensa de los
Derechos Socioeconómicos (SUNDEE), el pueblo debe, desde sus poderes creadores,
buscar alternativas para contrarrestar las agresiones económicas a las que es
objeto todos los días.
Y debemos tener en cuenta que
Nicolás Maduro no puede resolvernos este problema. Esta cargando con un enorme
peso histórico (el mismo que le tocó cargar a Hugo Chávez durante casi 14 años)
y nos corresponde a nosotros organizarnos y hacer realidad los derechos y
deberes consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.
El artículo 114 del texto
constitucional señala que el ilícito económico, la especulación, el
acaparamiento, la usura, la cartelización y otros delitos conexos serán penados
severamente de acuerdo con la ley. Y es ahí donde como poder popular organizado
debemos preguntarnos: ¿Qué hemos hecho nosotros para exigir a la Asamblea
Nacional Constituyente para que legisle sobre esta materia? ¿Por qué no le
paramos a esto, que es parte de los tantos legados que nos dejo Hugo Chávez?
Si todos compramos un cartón de
huevos en 65, 70, 75 y 80.000 bolívares, estamos contribuyendo para que los
especuladores nos sigan aumentando. De ahí que la campaña que nos han convocado
a través de las plataformas tecnológicas y redes sociales digitales a la
campaña del huevo, como la han llamado coloquialmente, a no comprar por lo menos
durante esta semana ese producto.
Asimismo, nos invitan a
participar a la guerra del tomate (me enteré que en Ciudad Guayana está a
42.000 bolívares el kilo), y en otros lugares está en 15, 20,25 y 30.000
bolívares. Todo esto a partir del 9 de septiembre de 2019.
No hay nada que le duela más a un
especulador que tocarle el bolsillo y que pierda su mercancía. Además de la
cárcel. Pues bien, que el pueblo los boicotee y que esos productos se les
pudran hasta lograr el descenso de los precios. Es una tarea harto difícil y
complicada, más no imposible.
Si el pollo, la carne, el queso,
la leche o el pescado siguen subiendo (y no como el PSUV precisamente, como lo
expresa una buena canción de Chucho, el mismo de la “Constituyente va”), pues
NO HAY QUE COMPRARLOS, así de simple. Hay que incorporarse a esta batalla
contra los bachaqueros usureros.
Pero de nada vale todas estas
reflexiones si no mostramos algunos datos. Y es ahí que en las líneas casi
finales de este artículo, difundir la siguiente información.
En las primeras 12 horas del
llamado al boicot del huevo, se ha logrado evidenciar la caída en el consumo de
esta proteína animal en casi un 75% con respecto al día lunes de la semana
pasada. La información que me pasan del municipio Caroní en el estado Bolívar
(Pto Ordaz y San Félix), es que especuladores, digo, comerciantes preocupados
por esta iniciativa popular, buscan alternativas para incentivar las ventas,
bajando los precios en esa zona a 80.000 bolívares (un precio exageradamente
alto con respecto a otras zonas del país, pero es un buen comienzo).
Pues entonces si es así, que siga
la presión, porque si se puede.
No olvidemos que solo el pueblo salva
el pueblo.
Y recordemos que más allá de
discusiones bizantinas, el momento exige respuestas rápidas, oportunas y
pragmáticas. La praxis que no es más que la congruencia entre el decir y el
hacer.
Y que entendamos de igual manera,
que no podemos buscar soluciones superestructurales a problemas estructurales. A
veces la cosa es más sencilla de lo que pensamos. Solo basta la combinación del
querer con los recursos con los que se disponen.
Y ojalá, Dios quiera, que este
sea el inicio de un 13 de abril en lo económico, como aquel inolvidable año
2002, cuando el pueblo venezolano, sin direccionalidad política, salió a las
calles, pasándole por encima a cuanta dificultad y amenaza, para rescatar al
Comandante Chávez, hasta que lo logró.
“El hombre y la mujer que ponen
el corazón en lo que hacen, consiguen recursos donde los incapaces se dan por
vencidos”. Federico II de Prusia.
¡Leales Siempre! ¡Traidores Nunca!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
* Abogado, Defensor de Derechos Humanos, Militante
Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiteros y Tutiteras Socialistas. Www.juanmartorano.blogspot.com , www.juanmartorano.wordpress.com , jmartoranoster@gmail.com, j_martorano@hotmail.com , juan_martoranocastillo@yahoo.com.ar , cuenta tuiter e instagram: @juanmartorano, cuenta
facebook: Juan Martorano Castillo.
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