José Sant Roz
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Robert O'Brien, asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos,
recomendó al presidente Donald Trump reunirse con el presidente Nicolás
Maduro. Varias razones lo impulsan a esta recomendación: ante todo el
cuadro lamentable de la oposición venezolana cada vez más hundida y
desacreditada nacional e internacionalmente. Luego, la grave situación
en el Medio Oriente y el preocupante estado del abastecimiento de
petróleo para el país norteamericano, el cual ya está usando parte de
sus reservas ante el ataque yemení (supuestamente con apoyo de los
iraníes) a Arabia Saudita.
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Podría creerse que un encuentro entre Trump y Maduro significaría la
muerte de la oposición, la desintegración del propio Grupo de Lima, pero
no es así. De hecho a Estados Unidos para nada le sirve la oposición
venezolana, la cual siempre puede, el poder norteamericano,
reconstruirla de la nada cuando quiera. Así sucedió con los múltiples
intentos de los cubanos batisteros contra Fidel, en el caso de la Contra
nicaragüense, con los pinochetistas, etc.… Eso es lo de menos.
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Ronald Reagan prometió poner de rodillas a los sandinistas y llegó hasta
dialogaron con Daniel Ortega, pero la oposición la reconstruyeron de la
nada con la señora Violeta Chamorro, a fuerza de millones de dólares.
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Robert O'Brien, quien ya en el pasado se ha reunido con Juan Guaidó,
considera que éste no tiene condiciones de líder ni de político para
imponerle una agenda agresiva al presidente Maduro. Que el conflicto
colombiano tiende a intensificarse con el reciente rompimiento de los
acuerdos de paz y no existe una base segura para emprender un ataque
exitoso contra Venezuela. Que Brasil presenta a lo interior un cuadro
peligroso como posible aliado para una intervención en Venezuela.
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"¿Acaso no nos reunimos con Kim Jong-un? ¿Acaso la Unión Europea en su
momento liderada por Sarkozy no se reunió con Gadafi en la propia
Trípoli? ¿Acaso nuestras administraciones en el pasado no dialogaron con
AlQaeda, con el ISIS, con Hussein, con los vietnamitas y Pol Pot?"…
Todo estos casos se tomaron en cuenta ante el Trump…
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¿Y qué pasó luego de casi todos esos diálogos?, pues sencillamente que a
los dialogantes con Estados Unidos los mataron y luego invadieron y
destruyeron sus países, y el mundo civilizado calló, como siempre...
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Los Think Tanks han advertido al Pentágono que la construcción de un
ataque a Venezuela es imprevisible por su posición estratégica en el
Caribe, con Guyana, Brasil y la propia Colombia. Que hay poder de
respuesta militar contundente desde Venezuela, que no sería tan fácil ni
rápido, como un simple paseíto, tal cual como lo ocurrido en Panamá,
Grenada, República Dominicana o Haití. Y que hay un hueso duro de roer
con eso de las milicias expandidas a lo largo y ancho del país.
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Que hay armas, misiles, aviones de combate de respuesta fulminante,
tanques, y una conciencia y una decisión de lucha que no se conocía
desde los tiempos en que América se luchó contra el imperio español.
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Sencillamente para Robert O'Brien, aunque no hay que dejar de presionar
con sanciones y amenazas, debe a la vez buscarse otro método, otro plan:
enredar, confundir, la técnica que le ha resultado tan eficaz a Estados
Unidos en tantas épocas y circunstancias, el de la zanahoria y el
garrote…
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Y a todos los revolucionarios, se les recomienda siempre recordar la frase del Che Guevara: "No se puede confiar en el imperialismo pero ni tantito así"…
Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la
Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre
política e historia.
jsantroz@gmail.com @jsantroz
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